Alejandro Bustos
Sinapsis
Veía con relativo asombro un extracto de la mañanera del día de ayer, en la que el presidente López Obrador, como suele ser su costumbre, descalificó las marchas que llegaron a la CDMX encabezadas por damnificados del huracán Otis, en Guerrero. Dijo que estaban organizadas por sus adversarios y llegó al grado de considerarlos simpatizantes de Xóchitl porque “quieren que le vaya mal a su gobierno”. O sea, la 4T es la verdadera víctima, no los habitantes de Guerrero.
Lo anterior, viene a colación ante la oleada de críticas que ha merecido su administración por la deficiente y hasta indiferente respuesta que el gobierno que él encabeza ha tenido hacia los damnificados que perdieron, literal, sus hogares y preciadas posesiones. Una de las que aprovechó para poner en perspectiva una comparación respecto a otros tiempos y la reacción que debe tener un Jefe de Estado con alturas de miras, fue la exsecretaria de Sedesol (ahora Bienestar) Rosario Robles.
La exjefa de gobierno relató en el espacio radiofónico de Pepe Cárdenas, que cuando el huracán ‘Manuel’ azotó igualmente Guerrero, en el año 2013, el presidente Peña Nieto instruyó de inmediato la movilización del gabinete legal y ampliado hacia el lugar de los hechos, para supervisar, en coordinación con el gobierno del estado, que la ayuda a los damnificados fuera inmediata y se reestablecieran los servicios a la población. Pero lo que se me hizo demoledor fue el titular que dejó al analizar la situación actual: “Todo el aprendizaje se echó por la borda”.
En la memoria tenemos muchos recuerdos frescos de lo que hacían otros presidentes; como testimonio gráfico, podemos verificar en las redes sociales las fotos que circulan de cuando el presidente Calderón iba a Tlacotalpan, Veracruz, personalmente a supervisar los daños dejados por el huracán ‘Karl’, acompañado del gobernador Fidel Herrera, en el ya muy lejano 2010. Hasta en más de una ocasión hicieron recorridos por las zonas afectadas, atendieron a los pobladores damnificados, y se les brindó atención médica y víveres. Y ellos no eran precisamente afines, sin embargo, al ser unos grandes estadistas entendían que debían hacer sus diferencias políticas a un lado y atender a la ciudadanía. No se trata ya de temas de ideologías o colores, sino de resolver eficientemente las crisis inesperadas con la intención de evitar la ingobernabilidad. Todo lo contrario de lo que vemos y sabemos que está ocurriendo en Guerrero.
La desorganización y la improvisación han sido el sello característico de este gobierno desde el día uno. Le apuestan a la demagogia sinsentido aludiendo a factores externos, y a los enemigos imaginarios de todas las tragedias que ha tenido que enfrentar este país durante la 4T, con tal de evadir su responsabilidad. Para una vez que un grupo organizado de damnificados se manifiesta legítimamente en contra del gobierno, fueron recibidos con descalificaciones y agravios.
Pero esta es la carta comodín con la que cuenta la izquierda históricamente: no hay rendición de cuentas. Todo lo que hacen les sale muy barato debido a que la oposición no se sabe ni manifestarse ni exigir.
Le invitaría, estimado lector, a hacer una reflexión hipotética de lo que hubiera ocurrido con otra administración al mando pero me temo que no tiene caso. Sólo hace falta que hagamos un poco de memoria y nos remontemos al año 2014. Aquella noche del 26 de septiembre, cuando explotó el caso Ayotzinapa, ni bien pasaron 12 horas, la presión mediática de los activistas de izquierda y de la sociedad en general ya estaba asfixiando al gobierno de Peña Nieto.
Lo mismo cuando el terremoto del 2017. En medio de la tragedia y en pleno conteo de cadáveres, Morena aprovechó para anunciar la creación de un fideicomiso opaco que supuestamente iba a ser utilizado para ayudar a las víctimas. Seis años han pasado desde aquel entonces, y aún no se sabe qué fue lo que pasó con ese dinero ni en qué fue empleado, pero ¿acaso le ha afectado en algo a Morena? ¿Alguien se ha manifestado para reclamarlo?
¿Acaso el desabasto de medicamentos, incluidas las quimioterapias para niños con cáncer, lo cual era un elemento indispensable de salud pública en cualquier administración que le precediera, ha minado en algo la popularidad de López Obrador?
Todas esas preguntas sólo se pueden responder si aceptamos un hecho irrefutable: la izquierda tiene un pase libre. Le confieso que observo el fenómeno pero no alcanzo a comprenderlo del todo. Desconozco si sea esa aura de presunta lucha por la justicia social, aunado a un discurso demagogo y victimista, es capaz de calar en la gente al grado de que cuando estos políticos se equivocan –que ocurre con bastante frecuencia- no les afecta su popularidad. También, en parte, por la ayuda que tienen de los medios de comunicación. Si se presenta ante ellos una narrativa que contradiga el relato oficial y que esté de moda, optan por enterrarlo.
Síntoma global
Pero no sólo pasa en México, sino en el resto del mundo. Mientras se publica esta columna, en Madrid algunos grupos han salido a las calles para manifestarse en contra del impresentable Pedro Sánchez, que ha decidido indultar y conceder toda una lista de deseos al prófugo de la justicia, Carles Puigdemont, con tal de obtener su crucial respaldo para poder aspirar a una segunda investidura. Y es que Sánchez necesita el apoyo de diputados independentistas catalanes para formar una mayoría de gobierno.
Algunos españoles están muy furiosos, pero más allá de unos disturbios, no pasa absolutamente nada, y el tipo, con toda seguridad, va a volver a ser el Presidente del Gobierno, aun yendo en contra del interés de la mayoría de españoles que no están de acuerdo con favorecer al independentismo, el cual es un tema exclusivo de la zona de Catalunya y que no tiene ninguna relevancia para el resto de la población. Estoy 100% seguro que si esto hubiera ocurrido durante la administración de Mariano Rajoy, en este mismo momento La Moncloa estaría tomada.
En Argentina ocurre algo similar. Han sido gobernados desde tiempos inmemoriales por el peronismo más rancio -actualmente convertido en kirchnerismo-, por lo que no es difícil de entender por qué están al borde de la ruina económica y social.
Durante un muy breve periodo, hubo un cambio de poder cuando Mauricio Macri llegó a la presidencia; no obstante, cometió algunos errores que le costaron la inmediata pérdida de popularidad, por lo que indirectamente permitió el regreso del kirchnerismo de la mano de Alberto Fernández, el pupilo de la expresidenta y actual vicepresidenta, Cristina Fernández de Kirchner.
La nación sudamericana, actualmente, está a las puertas de enfrentar una terrible hiperinflación que los tiene al borde de ser un país subdesarrollado; efecto ocasionado, en gran parte, por la gestión del actual ministro de economía, Sergio Massa, y que es a su vez el candidato presidencial oficialista. Aun con todo ese bagaje a sus espaldas, hubo mucha gente que votó por él y, en contra de todos los pronósticos, la elección del pasado 22 de octubre fue tan cerrada que forzó a una segunda vuelta que se llevará a cabo el próximo 19 de noviembre. La explicación de este fenómeno radica en que el oficialismo le metió una exagerada campaña de miedo al electorado en contra del opositor, Javier Milei, haciéndole creer a la gente que iban a perder sus derechos si él ganaba.
Y esta es justamente su estrategia de propaganda para engañar a la gente que se siente extremadamente liberal y que, a pesar de la situación en la que está el país, decidieron darle un nuevo voto de confianza a la anticuada izquierda que los gobierna. Hay un meme muy famoso aquí en México que aplica para estas situaciones y que refleja a la perfección ese fenómeno: “podemos estar muriéndonos de hambre pero al menos no gobierna la -malvada- derecha”.
Igual la fórmula no es tan complicada para la oposición, si prestara atención: sólo basta con hacerse la víctima, privilegiar a grupos minoritarios haciéndoles creer que son la mayoría y regalar dinero.
Ojalá no lo hagan, no necesitamos más gobiernos populistas. Se puede persuadir a la ciudadanía con inteligencia, firmeza y argumentos sólidos pero hace falta voluntad para ir en contra del discurso políticamente correcto. ¿La tendrán los políticos actuales del FAM? Yo no pondría mis esperanzas muy elevadas, para ser honestos.
Referencias:
“Calderón inicia reparto de ayuda a damnificados”.
https://noticiasdesdeveracruz.com/noticia/estatal/6632/calderon-inicia-reparto-de-ayuda-a-damnificados.html
“Cuál es la fecha límite para la investidura de Pedro Sánchez”
https://www.ondacero.es/noticias/espana/cual-fecha-limite-investidura-pedro-sanchez_202311066548c638b2761500019c0c50.html
“El miedo a la hiperinflación vuelve a sacudir a Argentina en medio de la campaña electoral”
https://www.eleconomista.es/economia/noticias/12486898/10/23/el-miedo-a-la-hiperinflacion-vuelve-a-sacudir-argentina-en-medio-de-la-campana-electoral.html
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