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    Felipe de Jesús Fernández Basilio

    Desde a Janela

    “Ya solo restan diez meses y veinte días para que se vaya a … su rancho”

    Lo leyeron bien, por increíble que parezca la nada honorable Cámara de Diputados aprobó el presupuesto de egresos de la federación para el 2024 y a pesar de que en él se incluyó un endeudamiento histórico, ni un quinto de ese dineral se va a destinar para la reconstrucción de Acapulco y sus zonas aledañas.

    Es decir, ni el gobierno federal ni los diputados de sus bancadas han tenido a bien etiquetar un solo peso para la reconstrucción de las zonas que fueron literalmente arrasadas por el huracán de categoría 5 Otis.

    Además de eso, el gobierno federal de manera extremadamente tardía (una semana después) emitió la declaratoria de emergencia para 47 municipios guerrerenses, la cual por ley se debió de haber emitido inmediatamente después de conocerse los estragos causados por el ciclón y ¿Qué creen que sucedió?

    Pues que al siguiente día de la muy retarda emisión de dicha declaratoria, el presidente que se dice humanista, de izquierda y defensor de los pobres, la redujo solo dos municipios: el propio Acapulco y Coyuca de Benítez.

    Y esa “aclaración” fue hecha, porque según el presidente, la dependencia encargada del problema se había equivocado.

    Obviamente sabemos que eso no es cierto, las razones por las que se ha dejado sin fondos etiquetados para reconstruir el sur de Guerrero son eminentemente electorales como levantar una campaña que no despega (la de Sheinbaum) y la construcción de los elefantes blancos que no pueden terminar pero que cuestan miles de millones de pesos.

    ¿Por qué el presidente cuyo lema de gobierno es “primero los pobres” los deja a su suerte?

    Precisamente por eso, porque son pobres y según él por esa misma razón son cautivos de las limosnas que les dé; porque eso es lo que va a hacer en Guerrero, le va a dar un poco de dinero en efectivo a cada persona de manera discrecional, es decir, con fondos no etiquetados y por tanto de uso obligatorio y con ello va a tratar de decir que se hizo todo para apoyar al pueblo de Guerrero.

    Total, se trata de uno de los estados más pobres del país, ya habíamos mencionado en este espacio que su economía es similar a la de los países más pobres de Centroamérica, y así hay que mantenerlo.

    Ya que ante una desgracia como la ocurrida, si llegan los dizques “Siervos de la Nación (más bien “Siervos de López”) a repartir 10, 20 o 30 mil pesos por persona o familia para que vuelvan a hacer sus techos de lámina y paredes de cartón, se genera la percepción de que la ayuda del gobierno sí existe y es efectiva, aunque en realidad no se mejore en nada la vida de quienes fueron afectados.

    Y la verdad dudo que incluso a nivel local ese tipo de ayuda beneficie al gobierno y a su partido, ya que los daños fueron demasiado severos y la respuesta gubernamental fue prácticamente nula y por eso, la mera repartición de dinero sin ton ni son, como la acostumbra el gobierno actual, va ser insuficiente.

    La realidad es que no existe un plan para reconstruir las fuentes de trabajo (hoteles, restaurantes y centros de convenciones) ni tampoco para generar una gobernabilidad en ese estado de la república, ya que sus autoridades locales se encuentran sometidas a un cacicazgo al cual no le importa en nada la suerte de su población.

    Muestra de ello es la práctica inexistencia de los gobiernos locales, solo se sabe que nominalmente hay un gobierno del estado y unos municipios, los cuales han sido inoperantes en extremo frente a la tragedia vivida por su población.

    Y Guerrero además cuenta con diputados federales que prefirieron seguir las órdenes de un presidente indolente ante el dolor de sus gobernados a defender con uñas y dientes los intereses de sus representados.

    Y sí, al presidente no lo conmueve nada y por ello en lugar de cumplir con sus obligaciones frente a los desastres naturales, distrae a las fuerzas armadas en la operación de todo tipo de negocios en lugar de que estén alertas para enfrentar el único tipo de guerra a la que México está expuesto, la atención de emergencias como las causadas por la fuerza de la naturaleza.

    Concluyo diciendo que todo lo ocurrido antes y después del impacto de Otis nos debe de servir como lección para entender que la ruta del autoritarismo de ninguna manera es la correcta, ya que los resultados los hemos visto y lo seguiremos haciendo de seguir ese camino.

    Si, por el contrario, se quitara poder al Ejecutivo y se estableciera un sistema en cual tanto las fuerzas armadas como todas las dependencias encargadas de atender a la población en caso de desastre (y muchos otros) actuaran por sí mismas con manuales y protocolos establecidos independientemente del gobierno que esté en turno, la situación sería muy diferente.

    Por ejemplo: la alerta se hubiera emitido por elSMN de manera automática sin tener que esperar al show matutino del día siguiente, porque el señor solo habla en las mañanas, o bien, las fuerzas armadas demotu propio hubieran activado sus protocolos sin necesidad de esperar una orden que quizá nunca llegue, tal y como aconteció.

    Buen tema para reflexionar que rumbo queremos para el país.

    felfebas@gmail.com

    Twitter: @FelipeFBasilio