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    Inocencio Yáñez Vicencio

    Hubiera sido imposible que al final del siglo VI a.C., Clístines hubiese llavado a cabo la transformación que introdujo la igualdad ante la ley ( isonomia) y la igualdad en el uso de la palabra ( isegoria) , sin las reformas sociales del Arconte Solón.  Por eso discrepo con Hanna Harendt, en su  empeño por vaciar a la política de contenido social no obstante admirar su gramática política. En Grecia nace la política como mecanismo para resolver las controversias de la convivencia diaria pero también las contradicciones sociales. Es una forma de gobierno directo, de autogobierno, no pasa la lucha por mediaciones. Ahi coinciden poder por real y poder formal, sin dejar de tener en cuenta que esa democracia se asienta sobre grandes masas de esclavos. El poder aparece nítidamente como una relación, es resultado del debate, la discusión, la deliberación, el consenso y el acuerdo. Su sede es simplemente la correlación de fuerzas.

    Cuando en el 510-507 a. C., se da fin a la monarquía romana y es sustituida por dos cónsules, que formalmente dan lugar a un equilibrio que se denomina res pública, pero que resulta muy frágil, por lo que al Senado se  le pone enfrente un tribunado plebeyo, para que el patriciado sea limitado por la clase antagónica. Esta es una lección que durante diglos quitó el sueño a los teóricos,  obligándolos a escapar por una puerta que falsa, al olvidarse del problema de fondo y atender únicamente su fachada.

    Efectivamente, los romanos retoman la politica como una relación de mando y obediencia, reduciéndola a un asunto de gobernantes y gobernados, sacando de su agenda los grandes asuntos de interés general o cuando mucho dejarlos en manos del Ejecutivo y de la administración. 

    La disolución del Imperio Romano en el 476, dio origen a reinos germánicos que como imperio nunca tuvo un centro de poder no obstante la unción papal  y  fue organizado cada reino sobre relaciones privadas. 

    Fueron las fuerzas que al interior del feudalismo realizaron la acumulación iriginaria las que terminaron por hacelo estallar y fundar un un poder central absolutista, para liberar la servidumbre que era reclamada por la producción en serie y el mercado laboral, para poder abaratar la mano de obra que produciría el excedente de riqueza que daría lugar a los grandes capitales.

    Tanto en las Colonias que hoy son Estados Unidos , en 1776, como en Francia, en 1789, se escenifican revoluciones para Implantar el Estado burgués, que garantizara la intocabilidad de la propiedad privada sobre los medios de producion y para ello no era suficiente un aparato para reprimir, encarcelar y matar al que osara desafiar ese sistema de explotación sino que también necesitaban la bendicion de las iglesias que lo catalogaran como sacro y al mismo tiempo un sin numero de intelectuales orgánicos e instrumentos ideológicos y propagandísticos que lo presentaran como un derecho natural y un destino fatal. Para los resignados habría premios y reconocimientos honoríficos, pero para los disidentes habría persecución, estigmas, maldiciones, aislamientos, insultos, vejaciones, degradaciones, exterminio… 

    Para que el Estado surgido de los escombros del régimen feudal, que fundó la burguesía, fuera hecho pasar como un Estado de todos y no de una clase, habría que gastar mucha tinta, saliva y argucias.

    Tanto en los Estatutos Juricos de Virginia como de París, se puso fuera de la decisión soberana, la propiedad capitalistas y sus corolarios. Les dijeron a los constituyentes: discutan todo, menos los sagrados derechos de la burguesía, claro, envueltos de derechos individuales y ciudadanas para ocultar su caracter de clase y de clase dominante.

    Las decisiones se dejaban en adelante en un cuerpo representativo, que sería electo, eso si , democráticamente. En principio, las elecciones para elegir a los representantes de los órganos de gobierno que hablarán y decidirán en nombre de la nación, fue censitaria, es decir, había que acreditar una fortuna o una cantidad de ingresos u un pago de impuestos, para tener derecho a votar y ser votado. Las clases poderosas querían tener en exclusiva el derecho de nombrar y ser nombrados gobernantes. Las luchas de las masas trabajadoras han conquistando derechos de participar en el gobierno limitado por la Constitución. En cuanto la burguesía percibió que su miedo a someterse a un gobierno plural o de origen plural, no era tan amenazante a sus intereses, flexibilizó la correa.

    Sin duda alguna, tiene razón Gramsci, cuando corrige al marxismo ortodoxo que considera al Estado como el comité que utiliza para dominar a otra, al definirlo como fuerza pero también hegemonía ( ideología dominante ), con todos los aparatos ideológicos de que hablaba Luis Althusser, porque al peor régimen     miliar no le basta la fuerza para someter a sus contrarios, necesita forzosamente de adoctrinamiento.  

    Al trasladar, como aconseja la democracia representativa, que nada tiene que ver con la democracia griega), la decisión de elegir a los representantes al cuerpo electoral universal, consigue que las decisiones tomadas por un gobierno separado del puebo, que ya no es el pueblo, se acepten como del pueblo. Cosa que por eso la representación le repugnaba a Rousseau. De esta forma le da un carácter neutro a un Estado, que en realidad si es el comité de que se vale una clase para someter a otra. El derecho que produce una clase es presentado como derecho de la sociedad toda.

    Esa definición de Montesquieu, de no hay Constitución ahí donde no hay división de poderes ni reconocimiento a derechos individuales, responde al más puro interés burgués.  Es bueno tomarle la palabra a los liberales, porque, dice bien Marx, hay que potenciar el desarrollo de las fuerzas priductivas para pasar a otras más evolucionadas. Finalmente toda constitución, en palabras de Ferdinand Lassalle, no es más que factores de poder, es decir, relaciones de fuerza, correlaciones de fuerza.  

    Asi tenemos que el poder real no tiene un asiento porque no es otra cosa que una relación social dijera Bop Jessop, en su más reciente libro: El Estado ( que me obsequiera un gran amigo), que a decir de él se nutre de Nicos Poulantzas, para quien poder politico no es algo diferente a correlación de fuerzas. 

    El poder formal es aquél que la clase o fracciones  de clase dominantes,  por via cruenta o incruenta establece institucionalmente, para a través de se andamiaje jurídico- político hacer efectivo su dominación. 

    En estas condiciones , los que conquistan el título para ejercer las funciones, la potestad no les viene de las urnas sino de la voluntad plasmada en una Constitución  y deberán ejercer esas funciones dentro de los limites fijados por la norma suprema, considerándose ilegal cualquier ruptura de ese orden. Por eso sólo se permiten personas y grupos en esta disputa por el poder formal, que juren guardar y hacer guardar la Ley.

    En la disputa por la Presidencia y por las demás funciones constitucionales, las fuerzas se impregnan de las contradiciones y antagonismos sociales y clasistas.  Unos casi lamen las botas de la clase dominante y otros casi se van a las barricadas de las clases explotadas. Hay matices. En tiempos normales imperan los partidos moderados. En tiempos de crisis aparecen los extremos. El fascismo, no obstante que fue en la segunda guerra mundial vencido militarnente, siempre es una arma latente de los grandes capitales, que estará dispuesta a emplear para reprimir a todos los grupos que amenazan  sus mecanismos de explotación y saqueo. 

    Los grupos que durante mucho tiempo acumulan marginación y frustraciones en su batallar por hacerse de una franja de » poder «, lindan con el aventurerismo.

    La disyuntiva siempre será  votar por quién ofrece reforzar las cadenas de explotación y manipulación o votar por quien ofrece fexiblizarlas para una convivencia más racional y avanzar en la emancipación de las clases oprimidas.

    Ninguna propuesta va a acabar con el régimen que vigila que una clase explote a los desposeídos, pero las clases marginadas deberían votar por quién se solidarice con su lucha libertaria.

    Para que nuestros pueblos alcancen la ibertad como no dominación, necesitan fundar un nuevo orden, pero eso depende de condiciones internas y externas, sin las cuales podemos terminar como los palentinos masacrados por el imperialismo judío.  

    Lamentablemente las contiendas electorales en México se han personalizado y » moralizado», es decir, las acusaciones de quién es más ladrón, han expulsado del debate nacional los asuntos que tienen que ver con las estructuras de dominio real y formal, lo cual debería tener tranquilos a los barones del dinero  si no fuera porque ven como enemigo a cualquiera que no les rinde pleitesía. Pero no. Su temor a que siga uno o una igual que AMLO, que no respete las reglas de la arquitectura institucional  y sólo busque robar y perpetuar en sus manos las palancas del poder formal, llevó al capitán de los grandes capitales Claudio X. González, a caer en el juego de López Obrador, de impulzar una ficha que, desde Palacio Nacional, fue inflada, como hoy lo señala Enrique Cárdenas.

    El problema de Xochitl, no  es su equipo ni los partidos que la respsldan. Eso le servirá para explicar, en un momento dado su estrepitoso fracaso, no, es ella. Su problema es de origen. Xochitl no era conocida más que por mentar madres, pero, curiosamente los furibundos enemigos del populismo con fachada de izquierda, pensaron en una populista para reemplazar al populismo de Morena, pero como era de ellos, pues este populismo sería angelical. Se los advertí. Si no respeta ahora ninguna regla, menos lo hará sentada en la silla presidencial.  Es tan pequeña su masa gris, que se suma a la euforia del argentino Javier Milei, sumándose con ello a la causa ultrderechosta y militarista, con lo cual confirma su militancia del lado de lo peor de la ultraderecha, que estaría bien si únicamente fuera candidata del PAN, pero no, es candidata de un frente amplio. Debía de saber que no sólo los programas se corren en estos casos al centro, también los candidatos moderan sus postulados. No se trata de que para cada franja tenga un discurso sino un discurso englobalizador. Una persona formada en el prejuicio y el dogmatismo no se sabe condescender y comunión. 

    Nadie le ha servido al presidente López Obrador  tanto como quienes le impusieron una candidata a modo a la oposición, para una persona tan nefasta como es Claudia Sheinbaum, se vea superior.

    El temor de la clase patronal y su ambición por tomar las riendas del país, por medio de una gente comprometida con que el mercado suplante la decisión soberana , privó al pueblo de deshacerse de la banda morenista, que está destruyendo las instituciones. 

    Tengo la convicción de que se puede, por medio del poder formal, avanzar en la conquista de derechos a favor de la clase trabajadora. 

    En Veracruz, podemos recuperar la dignidad  del ejercicio de la política, impulsando  a Pepe Yunes, porque es testimonio de inclusión, limpieza, honestidad, preparación y lealtad a su pueblo.

    Con nustro voto podemos elegir un Veracruz mejor, un Veractuz que vuelva abrir las puertas de su Palacio al pueblo, que la justicia persiga a los criminales en lugar de encarcelar a inocentes por faltas a la autoridad, podemos llevar los apoyos a los que realmente los necesitan, pedemos tener más universidades y más becas, más hospitales y medicinas…

    Con Pepe Yunes, podemos hacer del poder formal  la via más segura para democratizar el poder real.