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    Ignacio Álvarez
    Pluma Negra

    Una vez más, las tribus Morenas se confrontan por la fórmula para candidatos al Senado de la República. La ley obliga a la postulación de un hombre y una mujer con sus respectivos suplentes, y entre los acuerdos cupulares y las aspiraciones locales, ahora con la cuchara de Rocío Nahle que ya como virtual candidata al gobierno de Veracruz y que busca meter mano al proceso de selección, las cosas se complican.


    En la postulación de la mujer. Aparece en la lista Mónica Robles Barajas, con el gran poder de la vieja amistad de la familia Robles con el presidente Andrés Manuel López Obrador y que hasta ahora, les ha cumplido con los acuerdos, una embajada, una delegación federal y una diputación local que ocupó la propia Mónica en la pasada Legislatura. Mónica Robles finca ahí su confianza de la nominación.
    Claudia Tello, diputada federal que en casi tres años, no ha brillado ni por error en la Cámara de Diputados, desde hace unos meses se han dedicado a recorrer el estado con una perorata que nadie entiende, aunque presume una cercanía total con la aspirante al gobierno de Veracruz no se le nota resuelta, su comportamiento es incómodo para ella misma.
    Por supuestas instrucciones de Rocío Nahle, Claudia Tello fue respaldada por morenistas de peso en la zona centro de Veracruz y todo indica que es la gallina política de Nahle para la candidatura.
    Y también aparece, la prima del gobernador, Dorheny García Cayetano, quien ocupó la Secretaría del Trabajo, ahí pasó sin pena ni gloria por el cargo, ahora ocupa un cargo partidista en el que tampoco es tomada en cuenta por las huestes de Morena a pesar de la línea directa del gobernador Cuiltláhuac García que incluso ya salió a denunciar al esposo de Mónica Robles, Iván Hilman con presunta compra de votos para el PRI en los tiempos de Javier Duarte.
    Por el lado de los hombres, hay dos finalistas; luego de que el diputado federal Sergio Gutiérrez Luna al fin entendió que no levanta entre los veracruzanos y que el ex secretario de Gobierno, Eric Cisneros también desapareció del mapa político de Veracruz sin más explicaciones; estos dos personajes hace apenas dos meses presumían que Veracruz los adoraba, pero su triste realidad los puso en su lugar.
    Morena tendrá que decidir entre un perfil competitivo, pero incómodo y crítico, para el grupo en el poder local como lo es Manuel Huerta Ladrón de Guevara, una incomodidad porque les ganó la encuesta para la gubernatura con todo y el aparato de Gobierno, y el otro perfil, también incómodo para Morena es Javier Herrera Borunda quien llegaría con calzador por un acuerdo de coalición entre la cúpula de Morena y el Partido Verde.

    En el caso de la postulación del varón, el grupo de morenistas en Veracruz de encuentra en una encrucijada, pues colocar a Manuel Huerta como candidato al Senado por Veracruz, significa poner a un fiscalizador incómodo y que le haría sombra a la candidata y al propio gobierno en caso de que ganara Nahle.
    Colocarlo plurinominal por la tercera Circunscripción, es hacerlo a un lado en la campaña, pero una vez en el Senado, Huerta volvería a la carga para buscar la sucesión en seis años y a criticar a Nahle como ahora crítica al mal gobierno de Cuiltláhuac García.
    Aceptar el acuerdo cupular para permitir la llegada de Javier Herrera Borunda, es permitir el regreso de muchos priístas a la política veracruzana y colocar al hijo de Fidel Herrera en la antesala de la candidatura al Gobierno estatal en seis años, situación que muchos morenistas no estarían dispuestos a aceptar.
    En fin, Rocío Nahle se encuentra atrapada en el proceso interno para la fórmula al Senado, en busca de la mejor fórmula que le ayude a diluir su origen ajeno a Veracruz y entrar a la pelea por el gobierno de Veracruz.