Bernardo Gutiérrez Parra
Desde el Café
Lo que comenzó como un inofensivo rumor se está convirtiendo en una preocupante sospecha. Y la sospecha es que la señora Rocío Nahle, precandidata de Morena a la gubernatura de Veracruz nomás no levanta. El auto de la popularidad en el que viajaba con (presuntamente) dos dígitos de ventaja sobre Pepe Yunes, cayó en un hoyo y se estancó… Y ni pa atrás ni pa adelante.
El trascendido no ha gustado en el equipo de la zacatecana que lo ha querido minimizar con el hecho de que en las últimas semanas nueve alcaldes de la oposición se han sumado su proyecto, lo que es verdad.
Lo que han olvidado agregar, es que ocho de esos nueve munícipes pueden ir al bote porque sus Cuentas Públicas están del asco. Y como saben que la única manera de “purificarse” es pasándose a Morena y haciendo público su apoyo a Nahle, pues… De ahí que no sea tan sorprendente su abrupto cambio de camiseta.
¿Qué tanto le sumarán a la precandidata? Por lo pronto están reprobados por sus gobernados que pueden castigarlos con su voto. Y en lugar de sumar, en una de esas le pueden restar a la señora.
Pero hay más preocupaciones en el equipo de la oriunda de Zacatecas y una de ellas son las encuestas a modo, concebidas con la intención de generar la percepción de que Rocío va a años luz de Pepe e inhibir, espantar y desalentar a los votantes. Pero han abusado tanto de ellas que ya ni inhiben, espantan y mucho menos desalientan.
Los mítines se han convertido en otro dolor de cabeza por dos razones: por las pifias de la candidata y por el hartazgo de los militantes de a pie.
La semana que pasó a decenas de estos se les “olvidó” gritarle ¡Gobernadora! ¡Gobernadora! y le gritaron ¡Presidenta! ¡Presidenta!
¿Distracción o mala leche?
Reitero que los gritos no fueron proferidos por reventadores de la oposición, sino por seguidores de Morena furiosos de que los traigan a mal traer de pueblo en pueblo, mal comidos, mal dormidos y muy mal pagados.
En la acera de enfrente Pepe Yunes sigue sumando adeptos; no de alcaldes con futuro incierto, sino de ciudadanas y ciudadanos.
Mientras Rocío presume que construyó en Tabasco y en tiempo récord una refinería; que fue legisladora gracias al voto de “miles de veracruzanos” de los que nunca se acordó cuando estuvo en el Congreso, y que todo lo ha hecho “por amor a Veracruz”, José Francisco Yunes Zorrilla recorre por enésima ocasión la entidad que conoce palmo a palmo con propuestas para mejorar en seguridad, salud, empleo, educación, etc.
Mientras Rocío le apuesta a la popularidad de López Obrador para obtener la gubernatura de un estado donde no nació y que desconoce, Pepe le apuesta al peso de la sociedad civil para sacar a Veracruz del abismo y devolverle su grandeza.
Mientras Pepe dialoga con los veracruzanos y los escucha, Rocío los repele con vallas y guardias de corps.
Mientras para preocupación de sus seguidores, Rocío está generando la sospecha de que se estancó, Pepe sube de manera inevitable. Y esto no es simple sospecha, lector. Es realidad plena.
Zopilotes
El sábado anterior en el salón Ghal de Xalapa, me tocó ser testigo del sorprendente resurgimiento del PRI, con lo que se confirmó mi tesis de que el viejo nonagenario no tiene para cuándo morirse.
Lo primero que me sorprendió fue ver a un PRI multitudinario, alegre, disciplinado y unido. Otra sorpresa fue la puntualidad; la reunión donde se tomaría protesta a los comités municipales estaba programada para las 11 a eme y comenzó a esa hora.
Dos horas y 10 minutos después terminó el evento y bajaron por las escaleras Alito Moreno, Adolfo Ramírez y Loreña Piñón. Tras ellos algunos de los más de 2 mil tricolores que abarrotaron el salón, pero Pepe Yunes no bajó.
Y no bajaría hasta una hora con 15 minutos después, ya que estuvo atendiendo a militantes de su partido, simpatizantes, amas de casa, jóvenes y periodistas con los que tuvo una rueda de prensa y dos entrevistas exclusivas.
A pesar de que esta costumbre la tiene Pepe desde que fue alcalde de Perote, hay quienes dicen que no atiende a los medios y se desentiende de la ciudadanía, lo cual es una falacia monumental. Quienes lo conocen y lo han tratado con regularidad saben que el peroteño jamás ha sido grosero con los ciudadanos ni descortés con los medios.
Pero bueno… así es esto.
En Veracruz se viven tiempos electorales y parafraseando a un clásico tabasqueño, es temporada de zopilotes.
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