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    Julio Vallejo
    La delgada línea entre mi opinión y la tuya

    El juego del Super Bowl LVIII transmitido el domingo pasado es mucho más que la acción en el campo. Los Kansas City Chiefs retienen el trofeo. Lombardi obtiene tres campeonatos en tan solo cinco años y, sin duda alguna, se convierte en la nueva dinastía del deporte estadunidense. Los Chiefs -campeones también el año pasado- tuvieron nuevamente un partido cardiaco ante los 49ers, tras ganar 25 a 22.

    Bienvenido a Las Vegas, la ciudad que nunca duerme, la ciudad del pecado, donde los billetes verdes entran y salen como latido de emociones o como vómito en las tragamonedas.

    Por un segundo, pegado a la pantalla mientras veías el partido, te preguntaste ¿cuánta derrama económica dejó este juego de contacto? donde decenas de marcas se dieron a notar dejando salir de sus carteras cantidades estratosféricas por tan solo cautivarte o mostrar su creatividad para llegar a ti. 

    Además de la parte deportiva, este juego del touchdown deja un impacto económico de 1.1 mil millones de dólares en la región de Las Vegas, gracias a los más de 300 mil visitantes que se dieron cita durante un fin de semana para estar presentes en tan importante evento deportivo.

    Para un ganador una ganadora. Sólo por mencionar un dato curioso: una espectadora que se dio cita en el estadio para ver a su novio Travis Kelce (jugador de los Kansas) llevaba un vestuario de 60 mil dólares. La cantante 14 veces ganadora del Grammy, Taylor Swift, iba cómoda y sencilla.

    Los juegos del hambre se quedan cortos ante los patrocinadores del partido quienes se gastaron por tan solo 30 segundos de exposición mediática la suma de 7 millones de dólares. Una de las marcas que consumió 90 segundos tuyos fue Michelob ULTRA, sin contar la inversión de 14 millones de dólares extras para asegurar la presencia del futbolista argentino Lionel Messi.

    El dinero ha tenido a lo largo de la historia muchos y diferentes significados. De ser simplemente un medio de intercambio a una medida de comercio, ha pasado a ser un valor central en nuestra escala de valores. Se asocia a consumo y consumo individualista.

    La sociedad no se da cuenta que hay un momento de cambio y transformación vertiginosa donde se debe proponer un cambio de mentalidad en la cultura del capital. Dejar atrás la hipocresía, el olvido o el desinterés de los problemas que afectan a los países como el hambre, la escasez de agua, por mencionar algunos, se podrían solucionar con todo ese dinero ocupado en tan solo un partido.

    Observar un juego con ganancias millonarias que bien podrían aplicarse a rubros de bienestar social en lugar de quedar en un símbolo de poder y grandeza, sería el touchdown más épico, muy por encima del realizado por Jerome Simpson, con todo y salto mortal.