Luis Alberto Romero
Hora cero
Desde la derrota de 2016, el Partido Revolucionario Institucional entró en una etapa de profunda crisis en Veracruz; no importan las medidas que tome la dirigencia, ni siquiera los nombres de quienes están al frente del comité estatal, el tricolor no se ha levantado.
Los resultados de los dos recientes procesos electorales locales, 2021 y 2024, consignan una realidad de decadencia, que debe llamar a la reflexión y, sobre todo a la autocrítica del priismo.
En las elecciones intermedias de 2021, por las diputaciones locales el PRI apenas superó el 10 por ciento de la votación total en la entidad: 348 mil sufragios, que le mantuvieron como la tercera fuerza política.
En ese proceso, pero por la renovación de los ayuntamientos, el partido encabezado por Alejandro Moreno sólo logró la victoria, en solitario, en 22 municipios, aunque ganó otros 21 en alianza con PAN y PRD.
Sin embargo, en las elecciones del presente año, el Revolucionario Institucional cayó todavía más: en la contienda por las diputaciones locales, esta mermada fuerza política perdió un punto porcentual, con respecto al proceso de 2021.
El PRI apenas superó el 9 por ciento de los sufragios; y si bien se mantiene como la tercera fuerza política estatal, el Movimiento Ciudadano ya le pisa los talones, al obtener el 8.3 por ciento de la votación total.
Peor aún: a pesar de haber postulado candidato a gobernador, en el marco de la alianza con PAN y PRD, por el tricolor sólo votaron 371 mil veracruzanos, la mitad de los que sufragaron por el blanquiazul.
En esa alianza, impensable hasta hace una década, el PRI parece que fue absorbido por Acción Nacional.
Hoy, el otrora partido aplanadora corre el riesgo de terminar igual que el PRD, fuerza política que como consecuencia del resultado electoral adverso, terminó perdiendo su registro en 2024.
Hay que recordar que en 10 años, el PRD pasó del 10.5 a menos del 3 por ciento de los votos.
En las elecciones locales de 2013, el Sol Azteca obtuvo más de 340 mil votos; en 2016, cuando el perredismo veracruzano firmó por primera vez en su historia su alianza con el PAN, esta fuerza política, entonces encabezada por Rogelio Franco, ganó las elecciones para gobernador, pero el nivel de su votación se desplomó. Es decir, ganaron posiciones en el gobierno, pero comenzaron por cavar su propia tumba.
En 2018, el PRD no llegó ni siquiera al 5 por ciento de la votación total estatal; en cinco años pasó de 340 mil a menos de 165 mil votos; y en 2024 terminó su agonía y perdió el registro al contabilizar poco más de 83 mil sufragios.
Lo mismo podría ocurrirle al PRI en los siguientes procesos electorales locales, si el tricolor no es capaz de reinventarse.
En el periodo de Marlon Ramírez Marín hubo quejas por la inoperancia de una gris dirigencia estatal priista; la etapa de Adolfo Ramírez Arana fue todavía peor, a juzgar por los resultados; y todo indica que de continuar la tendencia, este partido será rebasado por MC e incluso por el PVEM; y, a la larga, perdería también el registro.
@luisromero85