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    Sergio González Levet

    Sin tacto

    En una noticia que agradó y tranquilizó de cierta manera algunas inquietudes ciudadanas, la ingeniera Rocío Nahle García informó a través de sus redes que invitó al licenciado Ricardo Ahued Bardahuil a que sea el Secretario de Gobierno en su administración estatal.

         La amabilidad y la seriedad del alcalde de la capital son dos elementos que cubren un faltante que se revelaba en la conformación del equipo de trabajo que llevará la encomienda de sacar adelante el plan estatal de desarrollo que presente la futura Gobernadora.

         Pero también la imagen del empresario hecho en Xalapa abona a la concertación, al diálogo con todos los sectores, los grupos y las ideologías, y a la indispensable relación primero, pero de respeto también, entre el Gobierno y los ciudadanos.

         Después de tantas amenazas poco veladas, de exclusiones cantadas, de venganzas inminentes, y luego del discurso de odio que estaba permeando en los supuestos integrantes del grupo que tendrá y gozará el poder por los próximos seis años, la noticia dada por la Gobernadora Electa tranquilizó los mercados locales, si se puede decir así. Vaya, si fuera el caso, este nombramiento hubiera bajado el precio del dólar en Veracruz.

         Ricardo Ahued es una persona que goza de excelentes cartas curriculares para desempeñar el que será un difícil cargo ante los sentimientos exacerbados que confrontan a los que fueron señalados como ganadores de la elección con los representantes de los partidos políticos y con muchos grupos organizados de la sociedad.

         Varios morenistas han estado caminando con la espada desenvainada desde el domingo 2 de junio en que se dio a conocer el resultado de las elecciones estatales, en las que se llevaron prácticamente el carro completo.

         No descubro el hilo negro al recordar la frase de Winston Churchill que encabeza el prólogo a sus Memorias de la Segunda Guerra Mundial: «En la guerra, resolución; en la derrota, desafío; en la victoria, magnanimidad; en la paz, buena voluntad.”

         Sí, grandeza de alma -magna ánima en latín- y buena voluntad como los instrumentos de vinculación y de intermediación entre todos los actores del hecho público: sociedad, gobierno, instituciones.

         Terminada la contienda, toca a quienes resultaron vencedores abrir los conductos de comunicación con todos los sectores productivos, con la inteligencia, con los medios, con los trabajadores, con los campesinos, con los ganaderos. Y toca en especial a quien esté al frete de la Secretaría de Gobierno cumplir esa función.

         De ahí las albricias ante el nombramiento de don Ricardo Ahued.

         Veracruz está en tiempos difíciles y desesperados. Se necesita el concurso de todos para salir del bache profundo en que están las finanzas, la seguridad, la economía y la producción.

         Es el momento de actuar como estadista, de convocar al pueblo bueno y honrado -que somos todos- a trabajar para rescatarnos.

         Felicidades, don Ricardo, ¡y qué compromiso!

    sglevet@gmail.com