Jorge Arturo Rodríguez
Tierra de Babel
“Todo parece indicar que el mal está desatado, que los cuatro jinetes del Apocalipsis ya recorren el mundo”, me comentó un amigo, profundamente preocupado, y añadió: “Y si no te la crees, nada más mira a tu alrededor, sólo falta que a ti te pase”. A su esposa, con su hijo en brazos, dos días antes la habían asaltado, al mediodía, por Los Sauces, en la mera ciudad capital de Xalapa. Y no sólo eso, la amenazaron, cuchillo en mano, si gritaba o después hablaba a la policía. Nadie se dio cuenta del hecho, y “sí así fue, se hicieron pendejos, como siempre, indiferentes, pues de que te chinguen a ti, mejor al prójimo”, se lamentó mi amigo, resignado. Me quedé callado. ¿Qué comentarle? Alguien dijo que sólo valoramos la salud cuando estamos enfermos, del mismo modo que la felicidad se mide con el termómetro del dolor. ¿Cómo carajos sanar en un mundo, un México en fase terminal? ¿O acaso soy fatalista?
Hay que indignarnos, sí, encabronarnos. La ceguera es cabrona, me acuerdo de José Saramago. Dice Elenita Poniatowska: “…hay que pensar que lo que vivimos, sobre todo por lo que ha pasado en Ayotzinapa. Esa cantidad de muchachos muertos y enterrados en fosas casi de inmediato es una verdadera salvajada (que eso) nos indigne lo suficiente para salir a marchar. El miedo es parte de nosotros, siempre hay miedo (…). Entonces el miedo existe, y no se trata, se oye un poco chocante, eso de vencer el miedo, sino decir qué nos parece y qué no nos parece, porque si no lo hacemos nos va a seguir yendo de la patada, como nos está yendo”. (La Jornada/8-10-14).
Quizás tenga razón mi amigo. Tal parece que lo único que se consolida en nuestro país es el mal. Si no, nomás volteen a ver a su alrededor. O si tienen tele, síganse viendo…
Los días y los temas
71 egresados de la Maestría en Dirección de Gobierno y Políticas Públicas del Instituto Universitario de Investigación Ortega y Gasset. Por ahí vi al Secretario de Desarrollo Social de Veracruz, Jorge Carvallo Delfín, sonriente y amable, como siempre. A la guapa y talentosa Anilú Ingram Vallines, presidenta de la Mesa Directiva de la LXIII Legislatura local.
Saludé gustosamente a Dalia Pérez Castañeda, directora de Promoción Turística en la Sectur; a mi amiguita Martha Marañón, enlace de la subsecretaría de gobierno, al ladito de Domingo Alberto Martínez Reséndiz, y a otras grandes personalidades del ámbito político.
Antes de la ceremonia de reconocimientos a los egresados, Ainara Rementería Coello, me comentó, a pregunta expresa: “Para cualquier persona, en cualquier ámbito, siempre es importante seguir aprendiendo”, lo aprendido en la maestría, “lo pondremos en práctica”. Ahí nomás.
Brenda Abigail Reyes Aguirre expresó: “Los tiempos requieren que los servidores públicos se profesionalicen. Es necesario continuar con nuestros estudios, para brindar una muy buena atención a la ciudadanía”. De sus suspiros políticos dijo: “Voy a seguir preparándome, con mucho cariño trabajo para Veracruz, y si hay más adelante una oportunidad, desde luego que la tomaré”. Ahí ‘ta.
De cinismo y anexas
El empresario Antonio Chedraui Mafud dijo: “Un servidor público tiene la obligación de trabajar para los ciudadanos que le dieron su voto, pero en la práctica los políticos invierten la mayor parte de su tiempo en resolver los conflictos con su partido, con la oposición y con la prensa, lo cual reduce sus productividad”. (Imagen del Golfo/16-07-14). ¿A quién le quedará el saco?
Por lo pronto ahí se ven.
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