Sergio González Levet
Sin tacto
Duros años ha soportado el periodismo veracruzano con este sexenio en el que desde el poder legal y el ilegal ha sido ignorado, vilipendiado, calumniado, insultado… asesinado.
Dura prueba para un gremio hecho de titanes en lo social y en lo laboral; de mártires del sueldo bajo; de incomprendidos como el cohetero; de voces acalladas por la censura; de críticos condenados al silencio o al averno -que son casi lo mismo para cualquier reportero que se respete-.
Culmina una administración estatal que fue omisa ante el delicado papel que cumple la prensa. Su primer movimiento hacia los medios fue poner al frente de la comunicación social a un pobre inepto que se dedicó a perder el tiempo siguiendo a su jefe en todos los eventos, en todos los actos, en todas las giras (“Siempre a su dueño fiel, pero importuno”, diría Miguel Hernández). Iván Luna pasó sin gloria y con pena ajena en la historia del periodismo, y ahora se dispone a meterse de nuevo en el ostracismo del que nunca debió haber salido.
Vienen nuevas autoridades y probablemente nuevos tiempos para la prensa jarocha y para sus esforzados protagonistas. La nueva Gobernadora, la ingeniera Rocío Nahle García, llega como una interrogación para muchos reporteros veracruzanos, que no la conocen, que no han interactuado con ella, que no conocen su pensamiento sobre la comunicación social, sobre lo que considera que hacen y deben hacer los medios., sobre cómo le caen en lo personal los periodistas que realmente ejercen su oficio ante una sociedad ávida de información, necesitada de transparencia en las acciones del Gobierno del Estado.
Hay tres puntos nodales que marcaron un rumbo que no fue bueno para el Gobernador y su equipo, tampoco para los periodistas y menos para los ciudadanos.
1. Cuitláhuac García nunca atendió a la importancia crucial de la comunicación. Se dedicó a mentir estólidamente ante los señalamientos de errores y corrupciones que campeaban en su gabinete y en su familia. Olvidó emprender una política de Estado en el área de la comunicación social.
2. Nunca entendió tampoco que la interlocución con los empresarios de los medios y con los reporteros le podía dar una comprensión mayor sobre las necesidades y los sueños de la gente que mal gobernó. Le retiró el saludo y el habla a la prensa, y con eso quedó aislado de la voz del pueblo.
3. Pensó que la relación con los medios se constreñía a un asunto de dinero y de convenios de difusión. Nunca pudo ejercer una relación política porque no le daba su pobre cerebro para eso.
La falta de comprensión, de interlocución y de entendimiento fue un elemento importante más de su pésima actuación como Gobernador.
Los periodistas veracruzanos vuelven a la carga. Emprenden un nuevo sexenio y llegan a él dolidos, heridos, diezmados… pero vivos.
Nuestra gran venganza ha sido sobrevivir, y lo seguiremos haciendo.
sglevet@gmail.com