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    Miguel Ángel Pedraza Zárate

    Entre los factores de riesgo modificables de la diabetes mellitus se encuentra la obesidad (que ya hemos hablado de ella anteriormente), la inactividad física y/o sedentarismo y una inadecuada alimentación, éstas requieren intervenciones estructurales inmediatas para reducir la incidencia de diabetes mellitus y sus complicaciones y son consideradas como medidas de prevención.

    Obesidad: La pérdida de peso corporal es de vital importancia, relevancia y transcendencia, en promedio inicialmente se debe de reducir un 7-10 % del peso corporal, claro esto con un tratamiento nutricional y seguimiento, esto, puede reducir el riesgo de desarrollar diabetes mellitus y si ya se tiene, ayuda entre otros controles metabólicos, a tener niveles adecuado de glucosa, para mantener un peso corporal en un rango saludable, el objetivo debe de ser a mediano y largo plazo, en los hábitos de alimentación  los beneficios de perder peso corporal son poseer n estado cardiaco estable, tener energía, una autoestima mayor. El concepto diabesidad lo comentaremos en una nota futura.

    Ejercicio físico: Las personas que tienen diabetes mellitus, el ejercicio físico constituye uno de los pilares del tratamiento integral, y sus efectos benéficos. Las personas más sedentarias, por lo general, desarrollan un elevado índice de masa corporal, un perímetro de cintura y una presión arterial sistólica elevada. La poca actividad física contribuye a un peor perfil lipídico, valores más elevados de proteína C reactiva y del índice de insulino-resistencia. También se debe de practicar ejercicio de entrenamiento de la fuerza, en la cual se utiliza la fuerza para alcanzar la contracción muscular, y de esta forma, aumentar la resistencia anaeróbica, la fuerza muscular y el volumen de los músculos. Realizar de 30-40 minutos actividad aeróbica moderada la mayoría de los días de la semana. Intentar realizar al menos 150 minutos de actividad aeróbica moderada a la semana, esto dependiendo de las condiciones metabólicas de cada paciente y recomendación de un acondicionador físico especializado. El volumen y la intensidad del ejercicio aeróbico recomendado, varía con base a los objetivos que se quiere lograr. Estos son: mejorar el control glicémico, mantener un peso corporal adecuado y disminuir el riesgo cardiovascular. La prescripción de ejercicio en pacientes con DM debe ser individualizada y el tipo de ejercicio realizado dependerá de la coexistencia de complicaciones agudas o crónicas.

    Alimentación: Comer alimentos saludables. Elige alimentos ricos en fibra dietética (frutas, verduras, cereales integrales, leguminosas, etc.), con bajo contenido de grasas saturadas (empanizados, fritos, grasas trans, etc.), con alto contenido en sal. Los azúcares simples como los dulces, gelatinas, chocolates, pasteles, jugos embotellados o enlatados, refrescos, se deben de restringir. Consumir la cantidad adecuada de alimentos ayuda a manejar los niveles de glucemia y el peso corporal, la ingestión calórica (tratamiento nutricional, plan de alimentación) depende de cada persona, paciente, y ésta será tratada por un nutriólogo. El plan de alimentación dependerá de la edad, género, estado nutricional, actividad física, estados fisiológicos y patológicos. En relación con la alimentación, los hidratos de carbono son fundamentales en el control de la glicemia.

    La realidad de esta enfermedad y sus complicaciones obliga a los profesionales de la salud, a educar a cada paciente y hacerlos reflexionar sobre la utilidad e importancia de tener un control glucémico adecuado ya que de esta manera se retarda la aparición de complicaciones, además de provocar un impacto socioeconómico y humano sobre el Sistema Nacional de Salud, lo que justifica el desarrollo de políticas de salud basadas en intervenciones médicas. 

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