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    Sergio González Levet

    Sin tacto

    Los vecinos de Residencial del Lago, un fraccionamiento que se ubica atrás de la Plaza Américas de Xalapa, despertaron espantados la madrugada del miércoles 24 de julio por el ruido de sirenas de “una cantidad excesiva de patrullas estatales y municipales, moto patrullas y un número indeterminado de elementos a pie” que, según una carta abierta que están haciendo pública, “ingresaron de manera ilegal y violenta, participando en la persecución de un vehículo a baja velocidad” y cuentan que “después de muchos intentos de detención fallidos, culminó con el uso indebido de armas de fuego por parte de elementos pertenecientes a esa corporación”, lo que puso “en un riesgo innecesario a los residentes y a terceros dentro y fuera de las instalaciones”.

         Acusan los residentes que los policías actuaron “violando la propiedad privada y avasallando al personal del Fraccionamiento” y dejan sentado que “los perseguidos no portaban armas de fuego y no presentaban amenaza alguna para los elementos.”

         Toda esa movilización policiaca extrema que se dio en la capital de Veracruz fue mucho más aparatosa que el operativo mediante el cual fue detenido el capo de las drogas más poderoso de México y del planeta, Ismael el Mayo Zambada, junto con el hijo mayor del Chapo, Joaquín Guzmán López.

         ¿A qué peligrosos individuos perseguía la policía de Cuitláhuac García en Xalapa esa madrugada?

         Pues a dos jóvenes xalapeños, estudiantes del campus en Puebla de la Universidad Iberoamericana.

         ¿Qué delito mayor habían cometido para poner a la fuerza letal de las policías de Xalapa tras ellos?

         Pues no se detuvieron en un retén. Movidos por el miedo que esos operativos policiales generan entre la población, porque muchos automovilistas terminan esquilmados después de que les atribuyen delitos que no cometieron, como sucede cotidianamente.

         Los estudiantes simplemente se espantaron y siguieron su recorrido hacia su casa, lo que provocó la desmedida reacción de esa misma policía que no alcanza a reducir el número de delitos que se cometen en Veracruz, aunque el Gobernador se la pase mintiendo lo contrario.

         Un problema que tienen esos policías es que no están debidamente capacitados y no saben emplear armas de fuego con precisión. Ésa es una razón por la que fue muerto Brando de Jesús Arellano Cruz en Lerdo de Tejada el pasado 19 de enero. Los dos jóvenes xalapeños fueron heridos por las balas de esos policías, que dispararon sin saber por qué ni cómo.

         Son como un ciego con una pistola.

         Faltan 123 días para que Cuitláhuac entregue la gubernatura que no supo honrar (si no es que nos hace el favor de renunciar antes) y la falta de gobernabilidad está creando un vacío de poder en el que las autoridades policiales actúan sin ninguna contención.

         Tal vez yo cometo el mismo error de la queridísima y simpatiquísima y votadísima (?) diputada Ana Miriam Ferráez cuando aconsejo a los ciudadanos de Veracruz que estos cuatro meses mejor no salgamos de nuestras casas por la noche.

         Es que el diablo anda suelto.

    sglevet@gmail.com