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    Movimiento por la calidad académica

    Gráfica: www.fotoxalapa.com.mx

    Es un hecho conocido por muchos, que en fechas recientes, la Facultad de Pedagogía región Xalapa de la UV, ha sido objeto de un sinnúmero de polémicas debido a la inconformidad que un minoritario grupo de profesores ha expresado luego de la designación de la directora de dicha entidad académica. Este minoritario grupo de profesores, que se ha hecho llamar “movimiento por la calidad académica”, ha expresado su inconformidad de una forma tan hostil, imprudente y contradictoria que su comportamiento merece un cuidadoso análisis pues su estrategia del “grito-escándalo” puede llegar a confundir, incluso, al más sano sentido común.

    Para quienes no tengan antecedente alguno sobre la magnitud de acciones que son capaces de llevar a cabo este tipo de profesores, basta mencionar, por lo menos, cuatro de las más significativas:

    1)Asimetría en la aplicación de la ley y el juicio moral :
    Una característica curiosa a destacar del grupo de inconformes es su propensión a sacar el mayor provecho de cuanta situación se cruce a su paso. Por ejemplo, ellos hablan de “ilegalidad” en el proceso de la designación de la directora aun cuando varios de sus miembros han accedido a sus plazas de tiempo completo y a todos sus beneficios laborales, justamente, a través de mecanismos “legales” altamente cuestionables.

    Quizás los ejemplos más vergonzosos de estas asimetrías legales y morales sean los profesores que accedieron a sus plazas de tiempo completo con total desapego a la ley, pues no hubo convocatoria pública ni concursaron por ella; el caso de un profesor que por sus redes políticas partidistas, vía tráfico de influencias y sirviéndose de su encargo, se adueñó de una plaza de profesor de tiempo completo, pasando por encima de los derechos de antigüedad y de los criterios de perfil profesional, ya que al no poseer una cédula profesional de Licenciatura, nunca podrá obtener la de ningún posgrado; otro caso es el de una persona que vía tráfico de influencias, accedió a una plaza de tiempo completo sin pasar por los filtros de legalidad establecidos en la normatividad y legislación universitaria; quien obtuvo beneficios sólo por haberle hecho la tesis a un familiar cercano de un ex Rector. Sin duda, el caso más indignante y escandaloso de asimetrías morales que envuelve a estos profesores, es el de uno de sus líderes, quien hace unos días fue sancionado por la Universidad Veracruzana al ser encontrado culpable de acoso sexual.

    2)Hostigamiento laboral:
    Durante el proceso de entrega de administración a la nueva directora, los profesores inconformes —violando todas las normas sobre la utilización del espacio público— tapizaron, pasillos, entradas, escaleras, sanitarios, cubículos y estancias de la facultad con frases como “Chamba por voto”, “No a una dirección ilegítima”, “Clientelismo rampante”, “Fuera Rocío de la dirección: arbitraria, déspota, incompetente”, “Para dirigir a pedagogía se necesita un poquito de… y un poquito más” entre muchas otras más, que por prudencia, preferimos omitir, que han provocado un ambiente de confrontación, violencia y hostilidad.

    Por si esto no fuera, ya definicionalmente, agresivo e irritante al más sano sentido común, el grupo de inconformes colocaron una gigantesca manta en la entrada de la facultad en donde, flagrantemente, denigraba la trayectoria profesional y académica de la nueva directora del plantel.

    3)Transgresión a la vida académica del estudiantado:
    Una de las acciones más recurrentes y perniciosas que este grupo minoritario de profesores lleva a cabo para posicionarse políticamente frente a la comunidad universitaria es desinformar tendenciosamente a los estudiantes en los espacios áulicos. Los profesores en cuestión abusan de la confianza que el estudiantado les deposita a través de la autoridad docente y utilizan las clases para realizar propaganda en beneficio de sus mezquinos intereses, en lugar de en beneficio de calidad académica que tanto reclaman.

    Esta clase de estrategias divide plenamente a los estudiantes al menos en tres sectores:

    Algunos a los que logran coptar e instigar para que lleven a cabo tareas de acuerdo a sus intereses, como la toma de instalaciones y diversos reclamos que encauzan la fuerza estudiantil a una exigencia que se desvía intencionalmente de la legalidad, la razón y la verdad, en perjuicio de las actividades institucionales que son del beneficio de toda la comunidad de Pedagogía.

    Otros más que, al no comulgar con sus ideas, y manifestar expresamente el disenso y el cuestionamiento a sus acciones, padecen represalias académicas y personales que van desde la negativa a recibir trabajos escolares, demeritar las participaciones en clase y hasta el hostigamiento académico que, oscuramente, los afectará en los resultados de su evaluación semestral.

    Un tercer sector que frente a las represalias, trata de mantenerse al margen, viviendo continuamente en la incertidumbre y en la angustia de que el profesor llegue a convertirse en su enemigo. Con todo ello, estos profesores que integran el autodenominado “movimiento por la calidad académica” han dilapidado el ambiente democrático y conducen psicológicamente a los estudiantes a una zona de temor e inseguridad, ya que, como se ha visto, pasan por encima de la dignidad de los estudiantes universitarios y de todos aquellos que no comulguen con sus ideas.

    En consecuencia, este grupo de profesores ha originado una opinión generalizada y prejuiciada que propicia la desconfianza en las decisiones, los procesos y las figuras que provengan de la mayoría de los canales oficiales.

    Frente a situaciones de tal magnitud y de tan evidente precariedad jurídica, moral e intelectual saltan a la vista las siguientes preguntas:

    ¿No es acaso contradictorio que un movimiento autodenominado “por la calidad académica” emprenda acciones tan desprovistas de ideales genuinamente académicos?

    ¿No resulta paradójico que un grupo que presume de calidad “académica” no tenga más recursos para expresar sus posiciones políticas que difamaciones, acosos y escándalos?

    ¿No acaso alguien que entienda verdaderamente el concepto de “académico” preferiría en todos los casos expresar sus posiciones políticas a través de las ideas de Nozick, Rawls, o Platón en lugar de expresiones tan limitadas y tan poco creativas como “chamba por voto” o “Para dirigir a pedagogía se necesita un poquito de… y un poquito más”?

    ¿Es razonable que un académico que busque distinguir su calidad personal e intelectual lo haga por medio del protagonismo, la confrontación violenta, la distorsión mediática, el morbo y la denigración?

    Sócrates decía que la Verdad, la Bondad y la Utilidad son principios y prácticas que debemos cultivar en todo momento no sólo en beneficio de nosotros mismos,  sino también por las personas que están a nuestro alrededor. En este contexto, habrá que cuestionar a los profesores inconformes si efectivamente todas sus acciones están encaminadas a la construcción de una sociedad más justa y democrática o sólo están, a fuerza de escándalo y retórica, encaminadas a beneficiar el poder de unos cuantos. En este mismo contexto, Paulo Freire pensaba que el verdadero diálogo y la verdadera pedagogía, —la humanista y la liberadora— siempre tendría como criterio de formación un primer momento en donde los oprimidos irían desvelando el mundo de la opresión y se irían comprometiendo desde la praxis con su transformación; y un segundo en donde una vez transformada la realidad opresora, el hombre oprimido por fin se transformaría en un hombre permanentemente libre.

    Bajo estos postulados, ha menester desenmascarar a un movimiento que está muy lejos de comprometerse con los ideales que le dan sentido a la Pedagogía y de asimilar que las rutas para lograr cambios verdaderamente significativos en la sociedad, poco tienen que ver con “gritar”, “amenazar”, “difamar”, “tomar instalaciones” o, autoconstituirse en jueces y amos de la vida académica de la Facultad de Pedagogía, consiguiendo el éxito de sus demandas con actos golpistas y mercenarios.

    Finalmente, habrá que decir que la Universidad Veracruzana, institución de educación superior con carácter público, humanista, socialmente comprometida, con propósitos que conjugan tradición e innovación, orientada hacia el perfeccionamiento de los saberes y del bienestar generalizado, sabida que la expresión de las posiciones políticas y compromisos éticos son determinantes en la construcción de una sociedad justa y democrática, tiene el deber de procurar y aplicar criterios para decidir, discernir y distinguir entre lo elegible y lo rechazable como lo establece la norma y la razón de ser de toda autoridad.

    Este desenmascaramiento del verdadero rostro del Movimiento por la Calidad Académica es un llamado urgente a la acción inmediata y enfática de las autoridades universitarias facultadas en la aplicación eficaz de la normatividad, ante el crecimiento de la patente situación de alto riesgo y polarización que está causando daños irresolubles en la Facultad de Pedagogía.

    Responsable de la publicación.
    Ana Luz Delfín Linaldi

    2 Respuestas

    1. Anónimo

      Cualquier texto necesita de una cosa: que el lector o la lectora se entregue a él de forma crítica, crecientemente curiosa.
      P. Freire

      Al principio de este texto se habla de un “minoritario grupo de profesores” que “ha expresado su inconformidad de una forma tan hostil, imprudente y contradictoria que su comportamiento merece un cuidadoso análisis pues su estrategia del “grito-escándalo” puede llegar a confundir, incluso, al más sano sentido común”, sin embargo, basta concluir la lectura para notar es la autora de este texto la que se expresa de forma hostil, imprudente y contradictoria, y es este texto el que merece un cuidadoso análisis.
      Para comenzar, resulta difícil dar credibilidad a una redacción tan tendenciosa, que prefiere ocultar los nombres de los acusados y además busca desmentir las acusaciones que lanzaron hacia la directora, pero no presenta un solo argumento a su favor.
      Para, en efecto, «desenmascarar» a este movimiento, harían falta más que rumores, datos concretos: nombres, números, comparaciones y una descripción de los procesos de selección del cuerpo académico que se mencionan. Ante tales omisiones, salta a la vista que la responsable de la publicación sea una académica.
      En el texto se proporciona un “antecedente” de la “magnitud de las acciones que son capaces de realizar este tipo de profesores”, luego se anuncia que “basta mencionar, por lo menos, cuatro de las más significativas,” sólo se mencionan tres.
      Respecto a la número uno, asimetría en la aplicación de la ley y el juicio moral. Se denuncia que los profesores no cuentan con la solvencia moral para denunciar las irregularidades en el proceso de selección de la directora, ya que ellos mismos forman parte del cuerpo académico gracias a procesos altamente cuestionables. Aún si esto es verdad, ¿automáticamente los descarta como sujetos con derecho a denunciar un proceso cuestionable? ¿Deberían simplemente seguir apilando corrupción sobre corrupción? ¿Es requisito contar con una moral incuestionable para realizar una denuncia?
      Valdría la pena describir el proceso de selección que los maestros cuestionan, no sólo para que el lector cuente, por lo menos, con el contexto más elemental, también para que quien lee, pueda formar su criterio acerca de qué tan cuestionable es el proceso del que se habla.
      Más adelante se mencionan los casos de “un profesor”, “una persona”, “uno de sus líderes”, que en efecto, son lamentables. Desafortunadamente, el texto abandona el plano de la denuncia para abordar del chisme o rumor, ya que renuncia a presentar los nombres de las personas en cuestión. ¿A qué fin sirven estas denuncias a medias? ¿Por qué conformarse con enlistar tan vergonzoso antecedente sin proporcionar las herramientas para una eventual acusación más formal ante el público en general?
      Respecto al siguiente punto, hostigamiento laboral. Se afirma que los profesores “violando todas las normas sobre la utilización del espacio público— tapizaron, pasillos, entradas, escaleras, sanitarios, cubículos y estancias de la facultad” con pancartas. Aquí hace falta mencionar, ¿qué normas violaron los profesores? ¿Qué represalias se han tomado en casos donde el personal de algún sindicato hace exactamente lo mismo?
      En el párrafo que continúa, en esta misma acusación, se lee lo siguiente:

      “Por si esto no fuera, ya definicionalmente, agresivo e irritante al más sano sentido común, el grupo de inconformes colocaron una gigantesca manta en la entrada de la facultad en donde, flagrantemente, denigraba la trayectoria profesional y académica de la nueva directora del plantel.”

      Como lector, encuentro más irritante al sentido común que la académica inconforme que redacta la denuncia no esté de acuerdo en que se coloque una manta en un espacio público donde se denigra la trayectoria profesional y académica de la directora, pero no tenga problema alguno con hacer exactamente lo mismo con el profesorado inconforme en un medio de comunicación (o lo que el lector considere que es este portal).

      Respecto al tercer punto, transgresión a la vida académica del estudiantado. Aquí se hacen denuncias aún más graves y se presenta un panorama donde los estudiantes padecen represalias personales y académicas por no participar en la protesta. Sin embargo, no se presenta un solo caso donde algún estudiante haya acudido al órgano encargado de resolver estas situaciones y aplicar el reglamento, el consejo estudiantil. No hay una denuncia, un nombre (aunque esto es comprensible). De esto, naturalmente, no se puede responsabilizar a la autora, aunque esperemos ver en el corto o mediano plazo alguna denuncia para saber si esto es verdad.

      Más adelante se lee:
      «¿Es razonable que un académico que busque distinguir su calidad personal e intelectual lo haga por medio del protagonismo, la confrontación violenta, la distorsión mediática, el morbo y la denigración?»
      Quizá valdría la pena esta pregunta sea lanzada a quien escribió este texto.

      Para ya terminar esto, creo que no es difícil encontrar citas de Freire que resulten igual o más adecuadas para este caso:

      -Los regímenes democráticos se nutren en verdad del cambio constante. Son flexibles, inquietos y, por eso mismo, el hombre de esos regímenes debe tener mayor flexibilidad de conciencia.

      -La ideología tiene que ver directamente con el encubrimiento de la verdad de los hechos, con el uso del lenguaje para ofuscar u opacar la realidad al mismo tiempo que nos vuelve miopes.

      -Conceptos como los de unión, organización y lucha, son calificados sin demora como peligrosos. Y realmente lo son, para los opresores, ya que su «puesta en práctica» es un factor indispensable para el desarrollo de una acción liberadora.

    2. Erendida

      Que a pasado con esa facultad a la que asistí y de la cual me siento orgullosa, pese a la manera en la que la terminé, le tengo mucho aprecio a muchos de los maestros,que tuve ahí y en verdad agradezco, porque para mi eso son, espero pronto termine todo esto que lejos de mejorar confunden ánimo «LA VERDAD SIEMPRE SALE A LA LUZ!!!»

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