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    Miguel Ángel Pedraza Zárate

    En los últimos años, la Obesidad y la Diabetes mellitus se han convertido en un problema de salud pública y en México son las primeras causas de morbimortalidad, reporte de la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición (ENSANUT) en población de 20 años y más, existe una prevalencia de 75,2% de personas con sobrepeso y obesidad; respecto a la Diabetes mellitus la prevalencia se estima en 10,3%.

    La estrecha relación existente entre obesidad y la diabetes mellitus ha propiciado la aparición del término “diabesidad”. Por sí sola la obesidad es una enfermedad y es común un paciente con diabetes mellitus y obesidad.

    De inicial instancia la primera enfermedad de aparición es la obesidad y esta conlleva a la diabetes mellitus, afecta la calidad y expectativa de vida de las personas, de manera que es preciso reducir el peso corporal o evitar su incremento, pues se ha demostrado que el tratamiento no farmacológico es el más integral y efectivo para conservar la salud.

    El término de diabesidad es acuñado por Paul Zimmet y otros, en el 2001 para destacar la incuestionable vinculación entre las 2 epidemias del siglo XXI, cuya convergencia eleva el riesgo cardiovascular; la obesidad, principalmente visceral, es causa de resistencia a la insulina y condiciona un estado de hiperglucemia; paso que antecede a la diabetes mellitus, cuyo riesgo de padecerla, aumenta en proporción directa con la magnitud del sobrepeso corporal y se relaciona significativamente con el incremento central de los depósitos de grasa en el cuerpo.

    El binomio diabetes mellitus y adiposidad abdominal agrava el daño vascular y pone en peligro la supervivencia. Estas dos entidades clínicas, comparten un mismo denominador: el daño endotelial. La visión original del endotelio, como una simple barrera pasiva o aislante, ha evolucionado notablemente hasta ser considerado un órgano multifuncional, situado estratégicamente para monitorizar estímulos de origen tanto sistémico como local y para modificar su propio estado funcional. Este proceso adaptativo, que transcurre de un modo imperceptible, contribuye a mantener la homeostasis; sin embargo, pueden producirse cambios no adaptativos, provocados por estímulos fisiopatológicos, que alteran las interacciones normales del endotelio con elementos celulares y macromoleculares de la sangre circulante y la pared vascular.

    Entre los factores que trastornan la función endotelial, sobresalen el hábito de fumar, la hipertensión arterial y la dislipoproteinemia; aterógeno que aparece en los pacientes con diabetes mellitus. Padecer Diabesidad no solo involucra al Sobrepeso, Obesidad y Diabetes Tipo 2, si no otras alteraciones (por ejemplo, del sueño) y enfermedades cardiovasculares, renales, hepáticas, hormonales, etc. Dichas alteraciones y enfermedades tienen como consecuencia la disminución en la calidad de vida, pérdida de años productivos, aumento de complicaciones e incluso a la muerte y otras alteraciones de tipo social y familiar.

    El tratamiento más integral y efectivo de pacientes con diabesidad es el no farmacológico, consistente en cambios conductuales y de estilo de vida, dieta saludable y ejercicios físicos, sabiendo que la prevención constituye la clave para detener esta epidemia, se impone reducir el peso corporal o, cuando menos, evitar su incremento. Por lo que es necesario que el fenómeno sea abordado de manera conjunta e integral bajo el enfoque de un equipo interdisciplinario. 

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