Sergio González Levet
Sin tacto
Considero que la madre de todas las gansadas de la Cuarta Transformación, en una muy cerrada competencia con muchas otras, es la solución que propusieron los ¿cerebros? alrededor de AMLO para realizar la elección ciudadana de los jueces, consejeros y magistrados de la Suprema Corte de Justicia de la Nación.
Vea usted, son 1,600 en números redondos los juzgadores que deberán ser removidos para que lleguen los funcionarios que serán electos por el pueblo bueno y honrado… e ignorante del Derecho.
Para empezar, tuvieron una lucecita en el cerebro, un atisbo de mente, y se dijeron que no era conveniente cambiar a todos de inmediato y que debía ser un proceso gradual para que los juzgados siguieran operando, pero hasta ahí les llegó la mollera.
Lo que siguió fue que sus limitados intelectos solamente alcanzaron a registrar que no podían ser quitados todos de montón, y entonces dijeron que solamente había que quitar a la mitad en 2025, y los demás en 2027.
¡Ajá, ajá! ¡Sí cómo no! (¡Sí cómo ñonguis!).
De ahí se desbocó la lógica en bajada y empezaron a salir los razonamientos más pelmazos del mundo. ¿Cómo iban a dar con los candidatos? Pues fácil, todo abogado que quisiera se podría registrar. Se necesitaba solamente el título, tres años de experiencia y haber sacado 8 de promedio en la Facultad. Con esos requisitos tan laxos, es evidente que habría un número enorme de pretendientes, y se tendría que aplicar una coladera para que solamente pasaran los que cumplieran con creces lo solicitado. Pusieron dos diques: el primero será una comisión del Congreso que aplicará el cedazo, pero como vieron que seguirían siendo muchos, tomaron una decisión digna de su Patriarca para el segundo paso: ¡harían una tómbola para determinar a los finalistas entre los insaculados!
Y ahora viene lo bueno, como son 800 puestos los que estarán para elegir y habrá muchos candidatos, se les ocurrió poner en el frente de la boleta dos espacios en blanco para que los ciudadanos escribieran el nombre de sus elegidos, que sacarían de la larga lista de todos los aspirantes, que estará en el reverso de la boleta.
Personas ajenas al proceso han hecho ejercicios para determinar el tiempo que llevará a un ciudadano elegir a sus preferidos y llenar cada una de las 25 boletas que recibirán en promedio.
Va a ser una bonita distracción ponerse a leer nombres y apellidos de personas desconocidas para el público en general, elegir a dos de ellas y copiar sus nombres en el anverso de cada una de las 25 boletas.
Las pruebas han dado que una persona con estudios de derecho y conocimiento del medio jurídico tarda más o menos cuatro horas en completar lo solicitado en las boletas.
Sí, cuatro horas por persona… pero esto sigue mañana.
sglevet@gmail.com