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    Felipe de Jesús Fernández Basilio

    Desde A Janela

    Hoy quiero comenzar haciendo unas preguntas:

    Si alguno de Ustedes, muy apreciados lectores, ha sido víctima de un fraude, de un despojo, de violencia familiar, de un robo, de falta de pago de pensión alimenticia o de cualquier situación ilícita en la que el Estado tenga que intervenir para reprimir la conductailícita o imponer la reparación del perjuicio, ¿Cuál es el beneficio real de elegir a un juzgador para resolver el asunto? 

    Les puedo asegurar que de nada les servirá debido aque la resolución de los asuntos de ninguna manera será más rápida como consecuencia de la elección popular de los jueces.

    Respaldo la afirmación anterior haciendo uso de una lógica muy elemental y poniendo como ejemplo un conflicto muy común y relativamente sencillo de resolver, puesto que no se requiere investigar criminalmente y solo con juzgadores especializados basta para atender el problema.

    Sin temor a equivocarme, les puedo afirmar que uno de los conflictos más habituales en la sociedad es el que deriva de la obligación de dar alimentos a los hijos y en una menor medida a los padres y entre cónyuges.

    Esa situación se llega a observar en una muy buena proporción de las familias, ya sean estas formales o informales, me atrevo a decir que hablamos de un treinta por ciento o más, toda vez que muchos casos ni siquiera se ponen en conocimiento de la autoridad competente, el juez familiar en la mayoría de los casos.

    Ahora bien, una población mediana como lo es Jalapa, la capital de Veracruz con una población estimada de 450,000 habitantes más su conurbación y zonas adyacentes que forman parte de su distrito judicial es atendida solo por cuatro juzgados familiares.

    Sí, leyeron bien: cuatro juzgados para atender todos los conflictos familiares, no solo los alimentarios, que se producen en una población de más de medio millón de habitantes, recordemos que se incluye la conurbación y municipios adyacentes; este es solo un ejemplo, ya que pueden tomar cualquier localidad del país y la situación es la misma, un puñado de juzgados familiares para cientos de miles de habitantes.

    O sea, hablamos de cientos o hasta miles de conflictos familiares que se generan diariamente y solo hay cuatro juzgados para atenderlos, ¿Cuál creen que es el resultado?

    Saturación y rezago, lo cual se traduce en procesos eternos y soluciones alcanzadas muchas veces cuando ya es mayor el infante; lo cual suena a comedia, pero es una verdadera tragedia.

    Entonces, ¿De qué sirve elegir en las urnas a la misma cantidad de jueces que hoy atienden esos asuntos?, ¿Va a ser más rápida la solución del incumplimiento de las obligaciones familiares?

    Más bien, y en el mejor de los casos, todo va a cambiar para seguir igual: justicia lenta, cansada y cara.

    ¿Saben que miles de madres de familia desisten de seguir adelante con el juicio, porque pasan años sin que se les pague lo que les deben y aparte tienen que costear sus gastos legales?

    Y gran parte del problema es porque los juzgados existentes no se dan abasto.

    Así es, el gran problema de la impartición de justicia no es el método por el que se designe al juez, el gran problema lo es la falta de juzgadores especializados en materia.

    Retomando nuestro ejemplo, una población como la de Jalapa, Veracruz, su zona conurbada y los municipios adyacentes que conforman su distrito judicial requiere tener al menos 50 jueces familiares y un centro de conciliación con al menos 150 mesas de negociación.

    El problema es que crear más juzgados implica disponer de un presupuesto mucho mayor al que se aplica en la actualidad y eso iría en detrimento de las dádivas clientelares que el gobierno reparte sin otro objetivo más que mantener su clientela electoral.

    Mas sin ir tan lejos, si los millones que piensan gastar en el caprichito de elegir a miles de jueces federales y locales se aplicara en crear más juzgados, seguramente tendríamos un sistema de justicia más rápido y más eficaz.

    Desde luego que eso no se piensa hacer, lo que les importa es tener el control político y social para medrar de las mieles del poder y su corrupción y mientras lo disfrutan, las familias comunes y corrientes seguirán padeciendo procesos eternos sin solución a la vista.

    Una verdadera reforma al poder judicial con amplio contenido social, tal y como lo pregonan, no consiste en votar por la misma cantidad de juzgadores que existen; una verdadera reforma al poder judicial con amplio contenido social implica buscar la manera de agilizar los procesos judiciales y la única forma de hacerlo es crear más juzgados; lo demás es vil propaganda engañosa.

    felfebas@gmail.com

    Twitter: @FelipeFBasilio