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    Ebola

    Ricardo Vázquez Salazar

    Esfera Política

     

    Hambre y corrupción, dos flagelos que en la actualidad pudieran considerarse como símbolos apocalípticos que siguen causando muerte; dos íconos que transmutados están acabando con la vida de un número indefinido de seres humanos, por enfermedad y por el crimen organizado.

    En el corazón del brote de Ébola en Liberia, como un episodio de terror propio de estas fechas, el periodista Richard Besser, corresponsal de ABC News en aquel país, captó una horripilante escena en que a una persona que había fallecido tirado en la calle por causa de la epidemia, trabajadores de salud le empiezan a rociar cloro por todo el cuerpo para colocarlo en una bolsa para cadáveres. En ese momento la mano de la persona se mueve ligeramente, al mismo tiempo que Besser exclama «¡No está muerto, no está muerto!», seguido por los gritos de la multitud de personas que presenciaba el suceso. Lo levantan y se lo llevan en una ambulancia sin volver a saber de él.

    El problema del Ébola es más grave de lo que se ha informado. Los residentes dijeron a Besser que ya habían pasado varios días de que habían pedido ayuda para el hombre que yacía sufriendo tirado en la calle, sin obtener respuesta de las autoridades de salud responsables. Sin embargo, el equipo de entierro llegó a una hora después de que se reportó que la persona supuestamente había fallecido. «Sólo vienen cuando se muere» dijo un líder de la comunidad al equipo de noticias.

    Besser, el primer periodista a quien le fue permitido filmar dentro de la Unidad de Aislamiento del Ébola en Liberia, su reporte reproducido inicialmente por The Huffington Post, exhibe la amenaza de lo que en realidad está ocurriendo en el Continente Africano. Que en verdad no se está combatiendo la epidemia del Ébola; por lo tanto, no se está aplicando ni lo mínimo de los protocolos que indica la Organización Mundial de la Salud, que conduzcan a detener la enfermedad.

    En los países africanos en que se encuentra centralizada la epidemia, las autoridades han sido dictadores, que explotaron sin misericordia a la ciudadanía como esclavos, aprovecharon el saqueo de minerales, metales y maderas preciosas, realidad que dejó a los países sumidos en extrema pobreza, que orillaron a la población a no tener otro recurso más que comer murciélagos, dando por resultado la aparición del Ébola,

    Un reciente estudio realizado por científicos de la Universidad de Oxford, estiman que otros 15 países africanos -además de los cuatro más afectados hasta ahora: Liberia, Sierra Leona, Guinea y Nigeria- tienen las condiciones ambientales y epidemiológicas para que la enfermedad se siga extendiendo.

    Como en África, con todas sus discordancias, también en México autoridades han contribuido a ocasionar muerte. Exgobernadores y gobernadores, exalcaldes y alcaldes se coludieron con la delincuencia organizada. Han saqueado entidades, parte de la corrupción. Han causado hambre. Factores que contribuyeron a fortalecer el crimen organizado, dando por consecuencia muerte y desaparición de seres humanos como lo podemos observar.

    La esperanza para detener el Ébola es el anuncio de que en el 2015 pudiera estar lista la vacuna para evitar continúen muriendo más personas. Por el momento sigue avanzando.

    Para nuestro país -sin excluir a Veracruz-, resulta lamentable que no haya esperanzas de que se pueda crear una vacuna contra la corrupción, como la que se está elaborando contra el Ébola; que hoy está costando demasiado trabajo erradicar y que tanto daño le ha hecho a la población, en particular por el número de muertos causados por el crimen organizado.

    rvazquez002@yahoo.com.mx

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