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    Mara I. Cruz Pastrana
    Abogada

    Cuando hablamos de nepotismo a todos nos queda ese dejo de favoritismo hacia los familiares, amistades e incluso personas relacionadas directamente con el trabajo de un político en la asignación de oportunidades o cargos públicos; este ha sido un problema de siempre y persistente tanto en la función pública como en la representación popular, hemos visto desfilar esposas, hijos, hermanos, amantes, secretarios y manos “derechas” o “izquierdas” de quienes ostentan cargos. El fenómeno del nepotismo ha carcomido la confianza en las instituciones democráticas y permite que se eternice la desigualdad social.
    Podemos definir al nepotismo como la práctica de colocar a familiares y amigos favoreciéndolos en la asignación de cargos, lo cual influye en detrimento de la igualdad de oportunidades y la meritocracia; con esta práctica se favorecen los nombramientos de personas en cargos clave de la administración o espacios de representación popular solo por el hecho de ser “pariente de o amistad de”, y se puede ver en todos los niveles; se fomentan contrataciones cargadas de irregularidades, podemos verlo también en la asignación o designación de contratos y subvenciones a empresas vinculadas a familiares y amistades. Con esta mala práctica que tiene años y años de existir sin importar el partido en el poder, se advierte la falta de transparencia y rendición de cuentas; esa tan cacareada corrupción y clientelismo es exhibida con grotesco cinismo, se deja al descubierto la debilidad de las instituciones y la presión social y política a los personajes políticos que acceden de manera legítima e ilegítima al poder.
    El nepotismo acarrea consecuencias como la discriminación y la desigualdad de oportunidades a quienes en su legítimo derecho aspiran a cargos que son asignados por “dedazo” a quienes no han hecho trabajo social o político en favor de nadie; se pierde la confianza en las instituciones democráticas y de gobierno, se permite el crecimiento de la corrupción y la ineficiencia, muchas veces se “heredan” los cargos como si de bienes inmuebles se tratara y se fomenta el estancamiento económico y social.
    Se ha hablado una y otra vez de evitar esta mala práctica, años y años han pasado, pero no se lleva a cabo ninguna acción para evitarlo, basta para ello revisar los listados de espacios en las legislaturas nacional o estatales y en los espacios de gobierno de los tres niveles, para darnos cuenta que no se ha erradicado y que la corrupción sigue existiendo. Es necesario fortalecer la transparencia y promover la rendición de cuentas, pero de verdad; se necesitan establecer procedimientos de selección de candidaturas y contratación de funcionarios basados en los méritos y capacidades, implementar políticas de conflicto de intereses y fomentar una verdadera participación ciudadana y vigilancia social, además de sancionar severamente los casos de nepotismo.
    El nepotismo es un problema grave que requiere atención inmediata, es urgente fortalecer las instituciones, garantizar la transparencia y la rendición de cuentas; para prevenir y sancionar esta mala práctica que todos los gobiernos prometen eliminar y nadie hace nada para evitarlo. Es necesario construir una sociedad verdaderamente justa y equitativa, evitando el clientelismo, la ineficiencia y el estancamiento; crear un sistema de evaluación y monitoreo de la gestión pública y un padrón de funcionarios para evitar que los espacios se sigan pasando de mano en mano sin el menor asomo de rubor.
    México no merece tener una familia Fujimori, una familia Kirchner o una familia Dos Santos, México es y debe seguir siendo una República no una monarquía.