Destacado

    pemex

     

    Luis Alberto Romero

    Hora Cero

     

    Hace poco más de un año, en Juan Rodríguez Clara, muy cerca de los límites territoriales entre Veracruz y Oaxaca, ocurrió un lamentable accidente al incendiarse un ducto de Petróleos Mexicanos, parte de la línea que va de Minatitlán a la ciudad de México. De acuerdo con versiones extraoficiales, los hechos causaron la muerte de tres personas.

    Un año después, en Coatzintla, municipio enclavado en la zona norte de Veracruz, muy cerca de Poza Rica, se registró un derrame de hidrocarburo que causó fuertes daños al entorno ambiental; la fuga contaminó los mantos y el petróleo afectó a los cuerpos de agua en toda la zona, con el río Cazones, incluido. Se trata de un daño de dimensiones incalculables que de acuerdo con los vecinos del lugar y con organizaciones ambientalistas no ha sido atendido y mucho menos resuelto.

    El problema es que no se trata de uno, sino de dos derrames en una misma zona: el día 22 de octubre ocurrió la primera fuga en la comunidad El Tronconal, de Coatzintla; el segundo se registró cuatro días después, el 26 del mismo mes, en Miguel Hidalgo, asentamiento ubicado en el mismo municipio, justo en el pozo petrolero “Poza Rica 226.”

    En ambos casos, el daño fue desestimado por Petróleos Mexicanos, que tiene como política no reconocer los pasivos ambientales; la dependencia informó que 650 mil litros fueron recolectados en el arroyo Cocineros y rechazó la mortandad de especies. Sin embargo, los datos contrastan con la información de instancias estatales, que hablaban de una recuperación de 300 mil litros de petróleo.

    De cualquier manera, sean 300 mil o 650 mil litros recolectados, se trata de una cantidad menor porque de acuerdo con estimaciones extraoficiales, el derrame fue de más de 2 millones 300 mil litros de crudo.

    A eso se debe la desesperación de quienes habitan en la zona norte de Veracruz, donde la situación se complica porque no hay quien responda por los daños ocasionados. Por otro lado, las fotografías de peces y mamíferos muertos en los cuerpos de agua de Coatzintla y Poza Rica derrumban la declaración oficial que descarta los daños ambientales.

    Por desgracia, la información que se genera entorno a los derrames de hidrocarburo es frecuente: este 3 de noviembre, una toma clandestina en Ixtaczoquitlán provocó una fuga que afectó mil 500 metros lineales de cultivos de caña y contaminó un arroyo temporal. El día 26 del mes pasado ocurrieron dos derrames provocados por el mismo motivo en territorio veracruzano, uno en Tihuatlán y otro en Omealca. Igual ocurrió en 21 de octubre en la comunidad Los Sardos, municipio de Isla, donde una toma clandestina provocó una fuga en el poliducto Minatitlán-México.

    Prácticamente no hay semana en que no ocurra un derrame de crudo en el territorio estatal, donde cruzan 2 mil 500 kilómetros de ductos activos, lo que sumado a la extensión territorial de Veracruz, vuelve complejo el trabajo para evitar accidentes, como el ocurrido este lunes 3 de noviembre, cuando un incendio en el Activo de Producción Aceite Terciario del Golfo, tuvo como saldo 3 trabajadores lesionados. @luisromero85

    Hacer Comentario