Destacado

    Mara I. Cruz Pastrana

    México es uno de los países con mayor número de transfeminicidios en el mundo. De acuerdo con datos de la Organización Trans Rebeca Organización por los Derechos Humanos de las personas Trans, en 2022, se registraron más de 100 transfeminicidios en nuestro país; en 2023 la organización Letra S documentó 43 y al menos 50 mujeres trans han sido víctimas en México en lo que va de 2024, una cifra alta en relación a años anteriores. Esta violencia es un problema de Estado que requiere atención inmediata y acción efectiva a través de instrumentos cómo la Ley Paola Buenrostro que puede ser una herramienta de protección para las mujeres trans.


    No basta con nombrar una, dos, tres, nueve, quince asesinadas. Aunque es importante, se corre el riesgo de hacer de la muerte un espectáculo. Es importante reflexionar sobre este tema, importa nombrar estas muertes desde otros lugares y otros fenómenos sociales y contextos.
    Son necesarias las interseccionalidades porque aparecen temas como las edades de las víctimas en etapas productivas, la desaparición, los contextos de movilidad, la presencia del crimen organizado y el aumento de uso de armas de fuego que sobresale de otras formas de arma letal en los transfeminicidios, pero su uso no descarta la saña, las formas de tortura y la violencia sexual que se ejerce contra las mujeres trans al momento de ser asesinadas.
    La mayoría de las víctimas ejercían el trabajo sexual y vivían en situaciones de vulnerabilidad, pero es relevante también destacar que hay otras víctimas que eran políticas y buscaban un cargo público como Samantha Fonseca y Miriam Ríos, asesinadas en el contexto electoral de este año 2024.
    Las mujeres trans se enfrentan día a día con altos niveles de discriminación, se les niegan derechos fundamentales como la salud, la educación, el empleo e incluso el acceso a sus derechos político electorales. La violencia contra las mujeres trans es un problema estructural y sistemático, la discriminación y el odio con los que se ven acosadas están profundamente arraigados en la sociedad mexicana, lo que se refleja en la violación constante a sus derechos humanos como personas, sin importar el género con el que hayan nacido.
    Los transfeminicidios son un tipo de violencia que se dirige específicamente contra mujeres trans y toma muchísimas formas, que inicia con la agresión verbal, agresión física y que llega a desembocar en asesinato. Los transfeminicidios en México son un problema de Estado porque en la mayoría de los casos la falta de una investigación con debida diligencia conlleva a una alarmante situación de impunidad; no se tiene un registro oficial de los transfeminicidios. Recientemente se aprobó la tipificación del transfeminicidio y el Estado insiste en que ese es el camino a seguir en la lucha contra este terrible delito.

    Hace menos de una década que ha surgido en nuestro país una herramienta de protección: la Ley Paola Buenrostro, que garantiza el acceso a la justicia para las víctimas, establece medidas para prevenir la violencia extrema y establece protección integral para las mujeres trans. Kenya Cuevas, mujer trans, se ha convertido en una gran impulsora de esta ley.
    Aunque la Ley Paola Buenrostro muestra un avance importante, aún existen desafíos y retos en este campo como es la implementación de la ley en las diferentes entidades y municipios de nuestro país, y la falta de recursos financieros y humanos que limitan su efectividad.
    Es necesario seguir trabajando para garantizar la implementación de la ley Paola Buenrostro y con esto erradicar la violencia contra las mujeres trans.