Manolo Victorio
Carpe Diem
Los antecesores inmediatos de la abogada Verónica Hernández Giadáns, Jorge Winckler Ortiz y Luis Ángel Bravo Cortés, no concluyeron su estadía legal de nueve años en la Fiscalía General del Estado; ambos fueron encarcelados.
Mal fario para la fiscal Verónica Hernández Giadáns, quien vive horas aciagas, al tener sólo dos cartas marcadas: exilio o encierro.
En las últimas horas, Rocío Nahle García ha exhibido el músculo de la autoridad que ejerce a priori de la entronización como gobernadora constitucional.
Trae brazo de metate.
Sin dilación bajó del barco a José Luis Lima Franco, antes de siquiera volver a protestar como titular de la Secretaría de Finanzas y Planeación, en salida decorosa pero trastabillante de mostrar su interés por ser el abanderado de Morena a la alcaldía de Poza Rica.
Miguel Santiago Reyes Hernández, quien asumirá la titularidad de la Secretaría de Finanzas y Planeación (Sefiplan) en la administración entrante en lugar de José Luis Lima Franco, quien repetiría en el cargo, anunció la gobernadora electa de Veracruz, Rocío Nahle García, reza el primer párrafo de la nota enviada por la comunicóloga Adriana Muñoz.
El pretérito imperfecto no cuajó: repetiría. Lo que es lo mismo, en adaptación del lenguaje popular que de “del plato a la boca se cae la sopa”, o el axioma costumbrista de los abogados: “no es lo mismo que lo mesmo”.
Esta álgida semana, el diputado morenista Diego Castañeda Aburto presentó una iniciativa de decreto que reforma y adiciona diversas disposiciones de la Constitución Política local, en materia de procuración de justicia, que contempla bajar de nueve a cuatro años el periodo en el cargo.
Fue el primer uppercut hacia la abogada de los veracruzanos.
Y este juego donde la forma es fondo, pudiera alegarse que en términos jurídicos Verónica Hernández Giadáns pudiera –otra vez el pretérito imperfecto- en la FGE hasta que los 41 voto en verde sean emitidos en el tablero electrónico de la LXVII Legislatura por las bancadas del Morena, PVEM y Partido del Trabajo y que al menos 107 cabildos aprueben la modificación constitucional para que el periodo del fiscal se reduzca a cuatro años, con la posibilidad de repetir, con la obligatoriedad de someterse a evaluaciones de desempeño, bajo la venia de los poderes Ejecutivo y Legislativo.
Empero, en los casos de los antecesores de Giadáns la ley aplicó, pero en su contra.
Así que a la letra de la ley le cabría la interpretación de la prudencia o el instinto de sobrevivencia.
La salida es la renuncia por motivos personales o de salud.
Eso destrabaría el mazacote legal que vendría si se sigue el camino legislativo.
Opinócratas, interpretadores de la realidad, chamanes, hermeneutas y aprendices de Mandrake saturan las redes sociales con la renuncia presentada y aceptada por Verónica Hernández Giadáns.
Hay algunos avezados opinólogos de la cosa pública que incluso ya la visualizan en la cárcel, como pagana de todas las tropelías que se cometieron en la dependencia, sobre todo en el ridículo vergonzante de las denuncias enderezadas contra los Yunes y su impronta imborrable con la ominosa figura de Eric Patrocinio Cisneros Burgos.
Algunos medios de comunicación especulan que el relevo en la Fiscalía General del Estado recaerá en el presidente de la Comisión de Procuración de Justicia, Diego Castañeda Aburto, quien fue el arquero que lanzó la flecha incendiaria de acortar a cuatro años la permanencia del titular de la FGE, primero como encargado de despacho y después ratificado como fiscal.
Los usos y costumbres del sexenio duartista y el bienio yunista traen el sello del mal fario para el inquilino de la fiscalía, maldición fáctica para quien ose jugar ese papel: cárcel e ignominia como lastres del prestigio personal.
Claro, calenturas aparte, la propia gobernadora Rocío Nahle García habría adelantado en campaña que buscaría proponer el acotamiento en la función del fiscal, quien tiene que ser evaluado en su desempeño.
Así que tampoco hay que alimentar la especulación.
El poder es para poder, dice el aforismo. Rocío Nahle puede antes de tiempo, ordenar la casa ante la anarquía que le dejará su bailarín antecesor.
Así de simple.
En esta lógica, Verónica Hernández Giadáns no encaja.
… de otro costal.
En el Puerto de Veracruz, Rosa María Hernández Espejo trae ya la venia de la gobernadora para moverse.
Salió la periodista, hoy diputada, que el Carnaval retome su origen, como la fiesta popular de Veracruz, es decir, que termine en miércoles de ceniza, con el entierro de Juan Carnaval, que marca también el inicio de la Cuaresma.
Este primer coscorrón a la alcaldesa Patricia Lobeira, quien recién anunció que el Carnaval 101 en la historia se desarrollará del 26 de junio al 2 de julio de 2025, lleva implícito el mensaje del pueblo y los prestadores de servicios que hacen realmente el carnaval.
Rosa María hizo un exhorto a la presidenta municipal Patricia Lobeira, al Comité Organizador, a que se regrese a la fecha original, “las ediciones anteriores demostraron que es un error llevar a cabo esta importante festividad en los meses anunciados, además de que no es la tradición, no es la vocación de nuestra heroica ciudad un Carnaval en esas fechas”.
Dijo que es en febrero o marzo cuando el sector turístico y económico necesita entradas, porque no hay otra actividad importante; en verano no beneficia en nada ni a nadie, porque ya está el arribo de turistas en distintas zonas. “Creemos que se deben reconsiderar las fechas del Carnaval, y no sólo lo digo como veracruzana, sino también como portavoz de los electores de la ciudad de Veracruz, como representante popular».
¡Zúcutum! cabecearía el Notiver.
Con estas declaraciones, inicia el estire y afloje por la presidencia municipal, donde Morena tiene la mesa puesta para gobernar el municipio más importante de Veracruz.
No hay hombre sin hombre, dicen los clásicos.
No hay mujer sin mujer, se adaptaría la frase por cuestión de género.
Es tiempo de mujeres.
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