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    Inocencio Yáñez Vicencio


    Siempre me produce mucha alegría saber o leer que se ponga en la mesa de discusión la problemática de Tuxpan. Gracias en verdad a todos los que se interesan por sus problemas.
    Apenas ayer comentaba que no se puede hablar de polos de desarrollo ahí donde se ha entregado la plaza al crimen organizado. Hablemos claro. A los grandes y medianos capitales, antes que otra cosa, les interesa la estabilidad y la seguridad. Hace apenas un par de días alguien subió un vídeo que daba cuenta de Singapur y lo ponía de ejemplo para México. Cosa aberrante para los demócratas pero pertinente para las cúpulas patronales. Así es . Finalmente los inversores no les preocupan las reglas para nombrar a los gobernantes o sistemas de control y rendición de cuentas, a ellos lo que los mueve son las ganancias, invariablemente irán o estarán donde las obtengan. No pueden renunciar a la seguridad, porque ella les permite desplazar a su capital fijo y a su capital variable.
    Sin seguridad a las personas y a sus bienes es demagogico anunciar que se va a ser de Tuxpan un polo de desarrollo. Tal vez los no tuxpeños ignoren que está ciudad siempre ha sido un polo de desarrollo. En algún grado lo ha sido. Los de Chicontepec, antes de tener su carretera, se iban en masa a este lugar. Los de Ixhuatlán, igual y así los que habitaban toda la región. Poza Rica, siendo la capital petrolera, muchos años fue dirigida y gobernada por oriundos del puerto.
    Hace ya décadas, mi amigo Miguel Basañez E., realizó el mejor estudio que existe hasta ahora sobre la viabilidad del puerto profundo. La última ocasión que platiqué con este académico, orgullo de Tuxpan, se reuniría con el gobernador Herrera Beltrán, lo convenció, pero como depende del ámbito federal, quedó congelado el proyecto.
    El dilema es realizar el puerto profundo o realizar la infraestructura río adentro. Hace aproximadamente nos dieron la noticia que las instalaciones portuarias se harían hacia el interior del río, lo que desde luego no fue del agrado de la ciudadanía. La verdad es que fue otra de los desplantes morenistas. Anunciar una obra, se simula o no se hace.
    No conozco Tuxpan, porque me hayan enviado a ser un trabajo ahí o esté emparentado con alguien. Hablo de esta tierra Huasteca, porque nací ahí. Caminé por su mercado viejo, terreno que ahora ocupa su Palacio Municipal. Conoci La Magnolia, que transportaba a la gente que habitaba San Isidro, San Miguel, Rayo Oscura… Las pangas de los Vargas. La inundación de 1955. Las tiendas de doña Pepa Cano, del célebre Chopi, que fueron derribadas para construir el Puente. Construirse o reconstruirse, por intervención de Don Jesús Reyes Heroles, la parte céntrica de su Boulevard. Cuando únicamente teníamos tres embotelladoras de refrescos y dos distribuidoras de cervezas. En una de ellas trabajaba de obrero Ángel Álvaro Peña. Crecí escuchando hablar del anhelo de hacer del estero de Tenechaco, un corredor turístico. Anhelar el ferrocarril, que en ese tiempo había un tramo que llegaba a la Guadalupe. Tenía un vuelo de Mexicana de Aviación.
    El » nuevo » mercado era atractivo porque tiene rejillas para que drene el agua, se les caían monedas a las señoras y nosotros las sacamos. Nuestro primer empleo fue ayudarle a las señoras con sus bolsas . Después asear calzado, alternando vendiendo periódico de la agencia de Zárate y de Ramiro.
    Me tocó ver trabajar al presidente municipal Jorge Gutiérrez Morales, apodado el francés, hasta ahora el mejor alcalde que ha tenido Tuxpan. Era tiempo de caciques. Don José Gómez en la CTM y después Silverio Alvarado, hombres sencillos, que nunca tomaron un centavo del gobierno. Salían con lo mismo que entraron.
    Esta tierra vio nacer a Miguel López Azuara, Manuel Arvizu, al Flaco Deschamps, periodistas de renombre nacional. A Salvador Hernández, que se desarrolló aquí y será por eso que quiso mucho a Tuxpan. A Bernardo Gutiérrez, que afortunadamente vive. A Javier Roldán, que nos nutren con sus crónicas.
    Hemos tenido a un Jesús Reyes Heroles, Pericles Anotado Urrutia, Demetrio Ruíz Malerva, que ya se nos fueron. Desde aquí deseo pronta recuperación a Cristoforo Hernández Cerecedo, que fue alcalde muy honesto pero que nunca le perdonaron que abriera las puertas de su partido a gente sin carrera política .
    En el movimiento de 1968, un egresado de la secundaria Tec 33 de Tuxpan, aportó al dirigente más limpio: a Félix Lucio Fernández Gamundi.
    Decía Don Jesús Reyes Heroles, que la oriundez no se lleva en la suela de los zapatos. Se lleva en el corazón y en las convicciones. En 1973, los integrantes del MNJR, que presidía Fidel Herrera Beltrán, veíamos con frecuencia al presidente Echeverría, por lo que visité al alcalde Alberto Arango de la Huerta, para ofrecerle interceder para encarar algunos problemas de infraestructura. Atento, pero no le dió importancia. Me envió con Pol Cruz Katas, en ese entonces presidente del Comité de Desarrollo. En la audiencia que tuvimos con el presidente, ordenó de inmediato que Hugo Cervantes del Río, bajara al puerto con otros secretarios. La primera sesión la realizamos en el salón de Bancomer. De inmediato se prorrogó la presencia de TECOMAR, para que siguiera trayendo de Alemania piezas de la Volkswagen, que operaba con contenedores y por eso no la querían en otros puertos. De esas reuniones salieron los acuerdos para los muros de contención y los tres muelles en su primera etapa, que se construyeron de inmediato.
    Lo que los tuxpeños , que lo somos porque es la tierra de nuestros padres y es la tierra en que nos forjamos,, hoy demandamos es que nos devuelvan la paz que nos robaron los gobernantes morenistas y los delincuentes que protegen, que toda obra sea para beneficio de Tuxpan, que ya no se contamine nuestro rio y que dejen de publicitarse obras con el único fin de alborotar especuladores de la tierra.
    Hasta ahora, lo único que vemos en usted Rocío Nahle, es que todo su esfuerzo lo dedica a escoger la foto de su mejor sonrisa, va siendo hora de que lo dediqué a cumplir su palabra, viera que bonito es cumplir con la palabra . Los tuxpeños queremos hechos, no palabras.