Sheyla Fuertes Lara
Mujeres que Saben Latín
Este martes 25 de noviembre la Organización de las Naciones Unidas conmemora el Día Internacional para la Eliminación de la Violencia contra las Mujeres y las Niñas, que se eligió para conmemorar a las hermanas Mirabal, tres activistas políticas que fueron brutalmente asesinadas en 1960 por orden del gobernante de República Dominicana Rafael Trujillo.
También se realizarán 16 días de activismo contra la violencia de género, que finalizarán el 10 de diciembre, Día de los Derechos Humanos; en un esfuerzo para que todas y todos tengamos la oportunidad para movilizarnos y hacer conciencia en este tema.
De acuerdo a las cifras de este organismo, 1 de cada 3 mujeres ha soportado violencia física o sexual, principalmente por un compañero sentimental; cerca de 120 millones de niñas han sufrido el coito forzado u otro tipo de relaciones sexuales forzadas en algún momento de sus vidas; y 133 millones de mujeres y niñas se han visto sometidas a la mutilación genital femenina.
En nuestro país la violencia también se incrementó, de 2012 a 2013 se reportan 3 mil 892 mujeres asesinadas y solo 613 feminicidios investigados.
En la sociedad patriarcal en la que vivimos, aun prevalece la idea de que las mujeres somos propiedad de los hombres y que se puede hacer y disponer de nosotras como se plazca. Ejemplo de ello son los mensajes en los medios de comunicación donde se sigue propiciando que la mujer sea vista como un objeto al que pueden denigrar y agredir. Es necesario impulsar un cambio de mentalidad para que no se presente la violencia en cualquier tipo y modalidad; física, psicológica, económica, comunitaria, patrimonial y obstétrica.
La violencia a las mujeres y niñas no ha disminuido; se presenta en el hogar, en la calle y actualmente en las redes sociales. También la padecen las adultas mayores; que son abandonadas por sus familiares. Que dejaron atrás su edad reproductiva y pareciera que dejan de ser útiles para la familia y la sociedad; porque creen que la juventud y la maternidad les da un valor especial que cuando llegan a la tercera edad ya no tienen.
En los últimos meses he visto dos casos de mujeres, que ya no ya tendrían que estar trabajando en su vida adulta, pero lo hacen para sobrevivir, pues viven en condiciones de despojo.
El primero es el de Doña Mari, quien sufrió violencia económica y psicológica, de parte de su hijo, que le quitaba el dinero de su pensión. Pese a esto, logró encontrar personas que la apoyaron para salir adelante y ahora tendrá un mejor destino.
Doña Josefina, de alrededor de 75 años, se mantiene de la venta de material reciclable. Sufre violencia de parte de su pareja y de la comunidad. Por las situaciones de abandono y carencias no sabe qué hacer y cómo decidirse a dejar esa vida que sólo le deja sinsabores.
No todas las personas son sensibles a la hora de ayudar a un adulto mayor. En mi caso, no podría entender mi vida sin apoyar a mis padres o alguien que lo requiera. Creo que debemos retribuirles un poco de todo lo que nos dieron.
Y es que los gobiernos federal, estatal y municipal, se han olvidado de crear políticas públicas para ellas. Y no me refiero a la asistencia social, a la despensa; sino a ubicar espacios donde puedan atenderles, a tener albergues donde pasen sus últimos años de vida en condiciones humanas de calidad. Aquí en Xalapa, los asilos para las personas de la tercera edad son insuficientes.
Son pocos los espacios que albergan a mujeres y hombres adultos, por ello es importante que las autoridades trabajen en ello, que existan políticas públicas que en verdad los ayuden, porque es un derecho que se han ganado.
Es necesario una mejor educación para empoderar a las mujeres y acabar con las desigualdades sociales que propician la violencia de género. Todas y todos podemos contribuir para que personas de la tercera edad al final de sus vidas tengan mejores condiciones, es parte de los derechos humanos.
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