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    Adolfo Mota

    Armando Ortiz

    El Hijo Pródigo

     

    Me contaba mi amigo Jorge Saldaña que en una ocasión preguntó a un miembro del staff del programa La dichosa palabra, si los presentadores, hombres de que daban la impresión de una gran sapiencia, usaban guión para su programa. La respuesta del joven, que por supuesto sabía quién era Jorge Saldaña, fue que sí.
    En ese programa, en que participan desigualmente Nicolás Alvarado, Laura García Arroyo, Eduardo Casar y Pablo Boullosa, los presentadores dan la apariencia de ser hombres de un gran conocimiento, pues contestan el significado de las palabras que, según dicen, les hace un auditorio ignoto. Pero resulta que todas las respuestas ya las llevan preparadas; ¡así quién no!
    Saldaña se sintió orgulloso al escuchar esa respuesta, pues su programa, Sopa de letras, que se transmitía en vivo, no tenía guion y las respuestas que daban a las preguntas del auditorio que se comunicaba por teléfono eran espontáneas, lo que sumaba mérito a la inteligencia y sabiduría de los miembros del panel.
    Pues como si se tratara del programa La dichosa palabra, el secretario de Educación de Veracruz, Adolfo Mota Hernández, contestó a cada uno de los cuestionamientos que los diputados le hicieran en su comparecencia de la glosa del Cuarto Informe de Gobierno.
    Como si fuera un gran prestidigitador, el secretario llevaba adivinadas las preguntas que los diputados le iban a hacer. Es más, para cada cuestionamiento llevaba sus diapositivas, sus tablas de estadística, sus cifras, sus videos y hasta sus anécdotas.
    Más que un desfile de cuestionamientos, como debiera ser una comparecencia en la que se glosa un informe de gobierno, la presentación del secretario de Educación parecía el desfile del amor. Por ahí el diputado Juan Eduardo Robles Castellanos no sólo le planteó una pregunta muy a modo sobre las becas PRONABES (por cierto, mentira que las otorgue el gobierno del Estado), sino que al final le lanzó una mirada orgásmica al secretario, una mirada de satisfacción, de tarea cumplida. Lo mismo hizo el diputado Eduardo Sánchez Macías, quien con su preguntita a modo se prestó vilmente a la mascarada de glosa.
    ¿Y qué decir de la oposición? Pues el diputado Cuauhtémoc Pola Estrada se convirtió en una comparsa más, haciendo preguntas inocuas, evitando los verdaderos cuestionamientos. Mientras que el diputado Fidel Robles Guadarrama hizo un alarde de cifras que se encontró en las redes y sin explicarlas de algún modo sólo las mencionó sin lograr articular un cuestionamiento real.
    El salón Sebastián Lerdo de Tejada estaba repleto de acarreados, todos de las SEV, afuera había más, gente sentada en los pasillos, obstruyendo el paso; la cafetería estaba llena y como “guanchas” todos corrían sobre los bocadillos que les llevaban y que les arrojaban a los presentes como maíz a los pollos.
    Adolfo Mota hizo bien su tarea, es decir, entregar muy a tiempo las tarjetas con las preguntas a los diputados que se prestaron para esa farsa de glosa, para ese vergonzoso espectáculo que incluyó a algunos jóvenes que le soltaron una porra a Adolfo Mota, quien sonriente, aun sabiendo que era una porra ficticia, la agradeció en el alma. Apenas soltaron su porra los muchachos, como parte de la “guancha”, salieron por su respectiva torta, volován, empanada, café o refresco.
    Pudiendo hacer verdaderas preguntas, como: ¿qué hace un hombre con orden de aprehensión, como Álvaro Capetillo, en la delegación de la SEV en Veracruz? ¿Quién ordena que millones de pesos se depositen a la cuenta de Equipo Liderazgo Mexicano, una asociación civil? ¿Por qué razón se retira el 30% de la renta de cafeterías al programa “Ver bien para aprender mejor”? ¿Qué hay del 30% de renta de cafeterías para el seguro por accidentes de los alumnos? ¿Qué hay de los alumnos que en estos tiempos de frío reciben clases en espacios improvisados?
    Pensé que los diputados iban a hacer verdaderos cuestionamientos, pero se limitaron a acariciar el lomo de un secretario que, como gato de angora, ronroneaba complacido sus cifras, sus estadísticas, sus “verdades”, sus mentiras.

    Armando Ortiz aortiz52@hotmail.com

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