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    Alejandro Aguirre Guerrero

    Al respecto…

    Se llegó el final de un primer año, donde la presidenta Sheinbaum va al alza y su antecesor a la baja (por los temas que han ido manchando a los que fueron su gente de confianza). Y así, arranca el segundo de seis que suele ser, de manera histórica, aquel donde los que lograron quedarse se consolidan.

    Si la tendencia se cumple como en cada sexenio, todo indicaría que Claudia Sheinbaum elevaría todavía más su aprobación, a menos que se presenten casos auténticamente graves y extraordinarios… una variable que siempre puede aparecer.

    Pero vamos más allá y pensemos en que después de un segundo año sin elecciones se vendrá un tercero (de suma relevancia para Sheinbaum), con comicios intermedios históricos e inéditos, pues se renovarán 17 estados en el país, de los cuales Morena tiene 12: las Californias, Campeche, Colima, Guerrero, Michoacán, Nayarit, Quintana Roo, Sinaloa, Sonora, Tlaxcala y Zacatecas… y debería conservarlos, cuando menos.

    En ese mismo 2027, el PAN se jugará tres de las cuatro entidades que gobierna: Chihuahua, Querétaro y Aguascalientes; mientras que MC “dará la vida” por conservar Nuevo León (a pesar de Samuel García) y buscarán (los naranjas) demostrar que Morena no es invencible, como lo sostienen en su slogan. Los del tucán sólo arriesgarán San Luis Potosí.

    Así es como finaliza el primer año de Sheinbaum y arranca el segundo: con popularidad elevada (por encima de López Obrador), pero con un preocupado ojo puesto en el tercero, en el 2027, donde para colmo, el Verde podría avanzar su idea de separarse de Morena, tal como lo impulsan algunas voces al interior, rumbo al 2030.

    Por eso, para Sheinbaum resulta relevante, y apaciguante, la masiva concentración del domingo en el Zócalo, donde espera encontrarse el próximo año, en las postrimerías del 2027, con la misma aceptación ciudadana (cuando menos), y buena parte de la logística electoral resuelta. Veremos qué ocurre.

    X: @aaguirre_g