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    Liga Comunidades Agrarias

    Luis Alberto Romero

    Hora Cero

     

    Carece de argumentos quien recurre a la agresión física como método para resolver problemas y superar diferencias; la confrontación violenta es indeseable y revela no sólo un bajo nivel de civilidad, sino miedo al intercambio de ideas y una total incompetencia.

    Lo ocurrido por la mañana de este miércoles en las instalaciones de la Liga de Comunidades Agrarias de Veracruz, a unos pasos del cuartel de policía ubicado en el centro de Xalapa, llama la atención porque los grupos que se disputan el control de la principal organización campesina priísta se mostraron dispuestos a todo por defender no los ideales, sino los intereses de los líderes que los azuzan.

    Con garrotes, tubos, herramientas y gas lacrimógeno, los partidarios de Julio Espinoza Morales, que se encuentra en poder del inmueble, y de Héctor Terrazas, presuntamente apoyado por el diputado Edgar Díaz Fuentes, protagonizaron un enfrentamiento en las oficinas de la Liga. Al final de la jornada, el violento desalojo de quienes mantenían en su poder el inmueble.

    Bertha Hernández Rodríguez, ex lideresa de la otrora poderosa organización campesina, dejó el cargo en julio del año pasado, tras cumplirse su periodo estatutario; varios grupos se unieron entonces para tomar la sede cenecista en un conflicto que a más de medio año todavía no tiene fin.

    A partir de ahí comenzó una verdadera confrontación interna por el control de una agrupación disminuida, reducida a su mínima expresión.

    Lo curioso del caso es que en el enfrentamiento de este miércoles, la policía estatal asumió una actitud contemplativa ante el conflicto.

    En una lucha como la que se registra en la Liga de Comunidades Agrarias, hay protagonistas, actores de reparto, escenario y espectadores; lamentablemente, este último es el papel que ha decidido jugar el dirigente nacional, Manuel Cota Jiménez; lastimoso, el caso del sector campesino del PRI. @luisromero85

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