Destacado

    candidatotransparente.mx

    Gabriel Arellano López

    Escenario

    Los mecanismos legales para hacer realidad la rendición de cuentas y la transparencia va alcanzando poco a poco a instituciones y funcionarios de, principalmente, el Poder Ejecutivo. El ámbito del Judicial perdura aún en notable oscurantismo, pero, en gran paradoja, muy escasa aplicación encuentran en quienes hacen las leyes: diputados y senadores.

    Nadie tiene certeza sobre lo que gana un legislador, sea de la esfera local o federal. Y cuando se brinda información al respecto, las cifras danzan alegremente como péndulo, sin encontrarse una versión fidedigna.

    Hace algunos meses, el diputado local Renato Tronco declaró que sumando diversas percepciones, existen compañeros suyos que en el Congreso reciben mensualmente hasta 500 mil pesos. Luego recibió respuesta del tesorero Serafín Hernández Sagaón, quien afirmó que los legisladores no van más allá de los 150 mil pesos. Hace poco, el mismo Tronco dijo que él gana poco más de 200 mil.

    Ayer trascendió información respecto a los señores senadores, que revela que están en la misma sintonía de opacidad. Se dice que entre diversas fuentes se suman hasta nueve cifras diferentes sobre sus dietas. Nadie sabe cuánto ganan realmente.

    Se anota que en el Manual de Percepciones de los Senadores y Servidores Públicos de Mando, publicado en el Diario Oficial de la Federación (DOF) el pasado 26 de febrero, se informa que la dieta mensual es de 236,067 pesos.

    Pero, por ejemplo, en la declaración patrimonial que ocho senadores han reportado hasta el momento en el portal candidatotransparente.mx se da cuenta de seis niveles distintos sobre sus dietas, en donde la menor es de 33,166.66 pesos mensuales y la mayor llega a 171,444 pesos.

    La senadora petista Layda Sansores reportó que al año gana una dieta de 398,000 pesos, es decir, 33,166.66 pesos al mes. En cambio, los panistas Luisa María Calderón y Francisco Domínguez Servién estipulan que reciben al año 2.06 millones pesos, lo que implica 171,444 pesos mensuales.

    La Tesorería del Senado dice que cada legislador gana 171,443.7 pesos al mes, pero el sitio oficial del mismo Senado difiere y da a conocer que la dieta de cada uno de sus integrantes es de 117,000 pesos. ¿Entonces?

    HECTOR YUNES, DISCUTIBLE

    El senador Héctor Yunes Landa hizo pronunciamiento discutibles, que para muchos podrían ser hasta mentirosos y para otros convenencieros. ¿Por qué? Véase:

    Dijo el choleño que la ampliación de la planta Laguna Verde abarataría la energía eléctrica, lo que suena a una vieja promesa incumplida, sobre todo si se contextualiza en los muchos ofrecimientos oficiales en torno a la construcción de la propia planta y que los habitantes de la región son los mejores testigos de que se han quedado en el aire por décadas, pasando por las rutas de evacuación que deberían ser asunto de primerísima importancia.

    Yunes Landa criticó, en otro tema, al INE por la aplicación de multas al Partido Verde, aliado del PRI sobre quien han menudeado los señalamientos por no respetar la ley electoral, de modo tal que lleva ya una docena de sanciones por un monto total de 519, 919, 402 millones de pesos, lo que representa 190, 623, 803 mdp más que su financiamiento autorizado para los comicios del próximo 7 de junio. Lo peor es la ligereza de sus dirigentes que insisten e insisten en las mismas prácticas, mofándose de la ley y de la autoridad electoral. ¿Es esto lo que respalda Héctor?

    LORENZO CORDOVA: “NO MAMES”

    «Exactamente. No mames desde las dramáticas reuniones con los padres de Ayotzinapa hasta esto no mames, no voy a mentir y te voy a decir como hablaba ese cabrón: Yo jefe Gran nación chichimeca, vengo Guanajuato, yo decir aquí o diputados para nosotros o yo no permitir tus elecciones».

    Así se expresa Lorenzo Córdova, flamante presidente consejero del Instituto Nacional Electoral, respecto a algún interlocutor que tuvo la infortunada necesidad de hablar con este ilustre intelectual (así debe sentirse Córdova).

    Ahora, ni con toda la “disculpa franca y sin rodeos a quienes se hayan sentido ofendidos” este señor que es el árbitro electoral del país, borra su actitud de desprecio y su acto discriminatorio. En vez de disculparse, debe renunciar porque una persona con esa mentalidad no tendría que ocupar la presidencia del INE. No renunciar equivaldrá a esconderse tras un manto de desfachatez e impunidad.

    NUMERALIA

    1.- Tal vez Juan Antonio Nemi Dib debería dirigir sus reclamos a quienes de verdad se han ocupado de él y de denostarlo ante la opinión pública. La verdad es que culpar a Fernando Benítez Obeso es como reprocharle al títere. Y eso bien lo sabe el cordobés. ¿Por qué no le pide cuentas al titiritero? ¿O a los que mecen la cuna? Debe conocerlos porque ha hablado de ellos.

    2.- ¿Alguien sabe si en el Congreso de Veracruz existe alguien de nombre Gustavo y apellidos poderosos Gudiño Corro? Pues sí, allí está y cobra como legislador (¿cuánto?), aunque muy poco, por no decir nada, se sabe de lo que le ha aportado a los veracruzanos como diputado. Ni siquiera porque estamos en tiempos electorales y preside la comisión temática correspondiente.

    3.- De los tiempos en que era titular el hoy candidato a diputado por Córdoba, Marco Antonio Aguilar Yunes, en la Secretaría del Trabajo extraviaron la toma de nota de varios sindicatos. Cosa insólita pero posible en esa dependencia estatal. El secretario general del Sindicato de Camioneros y Transportistas de Materiales para la Construcción de la CNOP, Máximo Beristaín Benítez, señala que esto les afecta gravemente porque empresas como la que hace la ampliación del puerto de Veracruz no los quiere contratar. ¿Y Guadalupe Porras y Gabriel Deantes no podrán empujar una solución?

    CORREOS.- Escríbanos a gabrielarellano_hechos@yahoo.com.mx

    Hacer Comentario