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    Patronas

    Ricardo Vázquez Salazar

    Esfera Política

    La desgarradora imagen del niño de tres años, Alan Kurdi, muerto en una playa turca, es solo una muestra de lo que a diario ocurre con los migrantes, en diferentes escenarios pero con la mismo conmoción, la tragedia que viven quienes huyen de su país en busca de un mejor porvenir.

    La dramática gráfica del niño Alan, tomada por la fotoreportera turca, Nulifer Demir, dijo a DHA, la agencia donde trabaja: «Tenía que tomar esa foto y no lo dudé… lo único que podía hacer era que el mundo escuchara su grito»; es tal vez de las más vistas alrededor del mundo en los últimos tiempos, es la clara evidencia del éxodo que se presenta en muchos países en todo el orbe, no es privativo de naciones que precisamente que se encuentren en guerra.

    La conmovedora escena del niño en la playa, provocó que la atención se centrara más en la crisis de refugiados sirios, pero el fenómeno de migración también se presenta en muchas otras regiones: Sierra Leona, Senegal, Pakistan, Irak, muchos más, y por supuesto los más de 33 millones de personas de origen mexicano que hoy residen en Estados Unidos.

    La fatalidad que viven los indocumentados de Guatemala, El Salvador, Nicaragua y Honduras es de crueldad; los migrantes centroamericanos al llegar o transitar por México sufren de violaciones a las garantías individuales; son víctimas de abusos y excesos de todo tipo, no únicamente por pandillas o la delincuencia organizada, de los que miles han sido asesinados o desaparecidos durante su travesía por México.

    Los testimonios y registros de denuncias de centroamericanos de abusos de elementos de corporaciones policiacas, federales, estatales y municipales han sido demasiados; incluso de autoridades del Instituto Nacional de Migración. Menores de edad mueren de una manera distinta a la del niño sirio Alan; en nuestro país se convierten en víctimas de trata, ya que enganchadores los obligan a ejercer la prostitución bajo la amenaza de “echarles a la migra”.

    Bien que un grupo de activistas y uno que otro actor político están solicitando al presidente Enrique Peña Nieto y a la secretaria de Relaciones Exteriores, Claudia Ruiz Masieu, que nuestro país otorgue asilo a 10 mil ciudadanos sirios, para que al recibirlos posicionen a México como un líder humanitario a nivel mundial. Ah pues sí.

    No estaría nada mal que los llamados activistas y políticos pusieran también los ojos en los indocumentados centroamericanos, que a diario transitan por México varios cientos de miles, quienes sufren todo tipo de violaciones o abusos, muchas veces hasta causarles la muerte, en Veracruz y en otras entidades.

    Las Patronas siguen siendo el modelo de humanismo y generosidad de la sociedad civil organizada en nuestro país, en lo que respecta a brindar ayuda a los indocumentados centroamericanos. Al grupo de mujeres veracruzanas de Amatlan de los Reyes, no les preocupó en lo mínimo que no les hayan otorgado el premio Príncipe de Asturias. Las Patronas no asumen un papel protagónico, no andan en busca de la fama; probablemente ya tengan ganada la eternidad por la labor que realizan; siguen trabajando sin esperar reconocimientos. Otra vez, incomprensible para muchos.

    rvazquez002@yahoo.com.mx

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