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    Emilio Azcárraga Vidaurreta

    Gustavo Avila Maldonado

    Ruizcortinadas

    «La Radio es mi esposa: para ella, nada. La tele es mi amante: para ella todo, hasta lo que no me pida”.
    Durante estos días de desasosiego del tiempo, cada vez más comunes en nuestra bien nombrada Xalapa (Xallapan, en náhuatl, manantial en la arena), cuando no sabemos si salir con paraguas o sombrilla, si con suéter o playera, si quedar para tomar un café en el Parroquia o una “fría” en el Bar México –Uno de los bares emblemáticos de Xalapa a donde me gusta ir de vez en cuando y que tengo pendiente de regresar con Sol y con Alejandro– ante la indecisión y la incógnita por el clima, finalmente, queda la opción de quedarse en casa y, si en ese momento no apetece alguna lectura, ver algún buen programa, un noticiero o una película en la televisión.
    En la actualidad, la televisión tiene muy variadas sugerencias para pasar el rato, mucho más si se tiene algún servicio contratado ¡y ni hablar de Internet!, de otro modo hay que escarbarle un poquito a la señal abierta y popular, pues en ésta la programación es un poco limitada para la audiencia; lo que me hace recordar un discurso muy sonado en la década de 1990, pronunciado por el entonces dueño del imperio Televisa (el hombre más rico de América Latina, según Forbes, por esos años), «El Tigre» Emilio Azcárraga Milmo, quien en un momento de sinceridad dijo que “México es un país de una clase modesta muy jodida. Para la televisión es una obligación llevar diversión a esa gente y sacarla de su triste realidad y de su futuro difícil”.
    Cierto o no, estas palabras generaron una gran controversia, como era de esperarse. La realidad es que «El tigre» era pintito y extraordinario a su modo, tal como lo fuera su padre y precursor, don Emilio Azcárraga Vidaurreta, a quien apodaban «El León», un notable empresario que tendría la percepción y la capacidad suficientes para darle la forma, el color y la magnificencia a la televisión mexicana como la conocemos actualmente. Fue el primero en conectar en la XEW a los artistas del cine con la radio y, luego, a esas mismas voces con la imagen de la televisión. Sin duda, un hombre visionario.

    María del Carmen Olivares Arriaga, historiadora y autora del libro ‘Emilio Azcárraga Vidaurreta. Un empresario ejemplar’, dijo al presentar esta obra que la vida de nuestro país se dividía en dos partes “Una, antes de don Emilio;  la otra, después de él, debido a que tuvo visión para difundir y crear la identidad del pueblo de México”.
    La entrada de Azcárraga Vidaurreta a la industria del entretenimiento en 1922 (luego de haber incursionado como empresario en 1918, fundando Azcárraga y Copeland con la intención de vender accesorios y automóviles Ford), fue con la empresa musical The Mexican Music Company, SA. Años más tarde, en 1930, crearía en Monterrey la estación radiofónica XET, que tres meses después inauguraría en la ciudad de México como la XEW. A partir de entonces empezó a crecer la radiodifusión y se fue tejiendo poco a poco lo que sería la historia de la televisión mexicana (que se establecería permanentemente en septiembre de 1950) luego de que se asociara con don Rómulo O’Farrill Jr. creador de la primera estación de televisión en México (el Canal 4 XHTV) y con Guillermo González Camarena (el inventor de la TV a color) que operaba el Canal 5 XHGC, para crear el antecedente de Televisa, es decir, Telesistema Mexicano, con lo que monopolizarían la televisión comercial durante casi dos décadas.
    Este empresario nacido en Tampico, Tamaulipas, el 2 de marzo de 1895, supo encabezar sus proyectos de manera que perpetuaran hasta nuestros días, a través de tres generaciones, tres Emilios Azcárraga (Vidaurreta, Milmo y Jean), tres nada tristes tigres de la industria audiovisual mexicana para quienes la televisión fue, y siempre ha sido, un gran negocio. Distinguido personaje que supo aprovechar el momento y descifrar los gustos de la sociedad, además de impulsar a los grandes artistas y hacerlos sonar desde México en La voz de América Latina, la XEW de los Pedros Infante y Vargas, y Agustín Lara. Sabía lo que el público quería y hasta sin tapujos llegó a decir que «Cuando las actrices cumplen 40 años hay que cambiarlas por dos de 20», así era don Emilio.
    Hoy, Televisa es la productora de televisión más grande del mundo de habla hispana, con presencia en América Latina, Estados Unidos, Canadá, Europa, Asia y parte de África, con acciones en telecomunicaciones móviles, publicación revistas, producción de largometrajes, operación de sorteos y distribución de múltiples marcas de televisión de paga. Por esto, sin duda alguna, se emitirá algún homenaje para recordar al primero de la manada, quien se fuera un 23 de septiembre de 1972, Emilio Azcárraga Vidaurreta, y de quien, como decía Raúl Velasco (Siempre en Domingo) «…y aún hay más», pero mucho más que contar.

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