Mujeres Que Saben Latín…
Una medida afirmativa implica darle ventaja a quien nunca ha tenido ninguna ventaja o se ha encontrado siempre con un montón de obstáculos extra para alcanzar una meta. Palabras más o menos, es así. Las medidas o acciones afirmativas se han convertido en parte de la política pública, pero en un país más acostumbrado a la caridad y a los actos mediáticos como iniciativa del hacer institucional, el concepto no se llega a entender; aún menos si se trata de acciones afirmativas dirigidas hacia las mujeres.
¿Por qué sólo las mujeres y no los hombres? ¿No que quieres igualdad, porqué entonces estás tú misma generando discriminación? Son los argumentos de quienes intentan polemizar sobre un tema que de reflexionarse a fondo, sólo se trata de sentido común: si las mujeres por su condición de género han visto mermadas sus oportunidades y en el camino además han encontrado muchos más obstáculos, es un tema de justicia buscar la manera de que puedan llegar a buen puerto en igualdad de circunstancias que sus pares varones.
Para lograrlo, hace falta echar mano de acciones que les den cierta ventaja. Algunas personas le llaman “discriminación positiva”, en lo particular no comulgo con el término, considero que ninguna discriminación es positiva y que por el contrario, este concepto sólo enreda más las cosas.
Las medidas afirmativas deben conformar parte de la política pública, pero para poder implementarlas es necesario contar con perspectiva de género, es decir, con esos lentes que sólo conseguimos tras el estudio, análisis y reflexión comprometida y profunda de los aspectos que determinan la desigualdad en la vida cotidiana de hombres y mujeres.
Esto es crucial. Sin perspectiva de género no podemos crear acciones afirmativas para las mujeres, de lo contrario sólo vamos a encontrar programas y acciones que banalicen las problemáticas o simples ocurrencias que, en el peor de los casos, terminan ridiculizando e incluso re victimizando a las mujeres.
Por eso, y ya avistando el periodo electoral, sería muy recomendable que aquellas personas que estén interesadas en competir en la arena política, vayan tomando en cuenta que las problemáticas que aquejan a las mujeres son un tema prioritario en cualquier agenda política que se precie de moderna; pues en ella debe reflejarse un genuino interés por el cumplimiento y la salvaguarda de los derechos humanos de más de la mitad de la población mundial.
Nuevamente, con esto no me refiero a hacer a un lado a la población masculina, digo, por si a las alturas de esta columna aún no se comprende a plenitud el tema de las acciones afirmativas. Se trata de que finalmente se tomen en cuenta, y no como una moda o corrección política, las necesidades estratégicas de las mujeres, quienes día a día trabajan, apoyan, producen y accionan de maneras específicas pero efectivas, a la par que los varones.
Los problemas que enfrentamos las mujeres, no son un asunto que sólo tengamos que resolver las mujeres. Al ser más de la mitad de la población mundial, nuestros problemas son problemas del mundo; y las instituciones y los gobiernos deben considerar la solución a los mismos en sus agendas políticas, ¿cómo? A través de la creación de medidas afirmativas que se traduzcan en programas y acciones de la política pública, las que sólo serán posibles si –y aquí es donde se verá el genuino compromiso– se diseñan con perspectiva de género y se les asigna un presupuesto específico para su ejecución.
Porque política pública sin recursos económicos para echarla a andar, eso sí es mera ocurrencia.
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