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    El Silva

    Pablo Jair Ortega

    Columna Sin Nombre
    Ahora con las mentadas redes sociales, nos llegó una notificación sobre una imagen que su servidor tomó hace 3 años y que causó polémica por su contenido.

    Es una fotografía donde aparece “El Silva”, uno de los presuntos autores del asesinato de la periodista Regina Martínez Pérez, corresponsal de Proceso, con una playera roja que porta la imagen de Javier Duarte de Ochoa cuando era candidato a la gubernatura.

    Le platico la historia: ese 14 de noviembre de 2012, por la mañana acudimos al Juzgado que se encuentra en el penal de Pacho Viejo, en Coatepec, acompañando a un amigo que llevaba un tema judicial. Por casualidad, llevaba una cámara, aunque debo confesar que su servidor dista mucho de ser fotógrafo.

    Al mismo tiempo, en esa oficina donde se ven escritorios amontonados y cerros de papeles, en la mesa contigua llevaban a cabo una declaración sobre el caso Regina Martínez, del cual nos sorprendió ver el tamaño descomunal del expediente que consigna la investigación del homicidio de la periodista, ocurrido el 28 de abril de 2012, en circunstancias poco claras, con versiones ridículas como la de que Regina dejó entrar a sus asesinos y que hasta convivía con ellos.

    (Hasta el día de hoy nadie les cree; no hay motivo para pensar que Regina, una persona tan meticulosa, discreta con su vida privada, previsora y desconfiada, haya dejado pasar a un par de maleantes a su casa. Lo de Regina no está aclarado y su asesinato sigue impune).

    Otra sorpresa fue que a la rejilla de prácticas fue llevado “El Silva”, el único detenido en el caso y quien se supone está acusado de ser uno de los cómplices del asesinato de Regina.

    Pero lo curioso no era la presencia del “Silva”, sino que nadie de las autoridades penitenciarias previó que el condenado portaba una playera roja con una imagen del gobernador Javier Duarte; una de esas tantas camisetas que regalaron en la campaña del hoy mandatario por Veracruz.

    Al percibir la escena, al “Silva” alcancé a tomarle al menos tres gráficas, sin que éste se inmutara. Allí estuvo recargado en la rejilla por varios minutos, sin decir nada, relajado y hasta confundido porque no sabía porqué lo habían sacado de su reja y llevado hasta la mesa.

    Obviamente la fotografía fue subida de inmediato a redes sociales y a difundirse a través del portal EnlaceVeracruz212.

    No obstante, al paso de las horas, empezó a haber una fuerte presión desde Palacio de Gobierno, con varias llamadas telefónicas insistentes, para pedir que dicha fotografía desapareciera; que se bajara tanto de redes sociales como de la página antes mencionada.

    Lo curioso es que el asunto ya había trascendido fronteras de Veracruz y alcanzado eso que llaman ciberespacio. La fotografía (sin mi crédito, chingao) llegó a varios medios de escala nacional e internacional, incluido Proceso, quien hizo nota de la anécdota.

    Esa vez recuerdo no haber estado enojado, si no lo que le sigue: emputadísimo, para acabar pronto… Por dos días dejé de hablarle al patrón Don César, porque el acto de censura me había quitado la posibilidad de presumir una foto periodística en el momento exacto, de una situación quizás irrepetible.

    Pero como siempre, terminábamos hablando y hasta carcajeándonos por el asunto.

    Ahora el Feis me recuerda esa foto que afortunadamente no se bajó de esa red social y nos remarca que está pendiente el caso de Regina Martínez, la justicia por su brutal asesinato y la imagen de “El Silva” luciendo bonita playera del gobernador para la posteridad.

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