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    Erika Ayala 2
    Salvador Muñoz

    Los Políticos 

    A simple vista pensé que era un tendedero. ¿De Erika Ayala, la mandamás de la CNOP? Bueno, la organización es “Estamos Avanzando” y coincide con sus siglas. Pero no era un tendedero, en el estricto sentido de la palabra, porque la ropa no fue puesta para secar, sino para calentar.
    La leyenda que acompaña a la ropa colgada en unos percheros improvisados clavados en la pared de esa calle xalapeña, dice así: “¿Tienes frío?, toma uno; ¿Quieres ayudar? pon uno”.
    La mayoría de los comentarios recogieron buena voluntad, y por allí hubo alguno que esperaba que esta acción, la de poner suéteres, chamarras, abrigo, a quien lo necesite, no tuviera tintes electorales.
    La excusa perfecta para ello es decir que “la burra no era arisca”, pero la pared no tenía más que la leyenda que les escribí. Ni un color, ni siglas, ni siquiera estaba en las puertas de la oficina de la fundación “Estamos Avanzando”.
    El tendedero de Erika Ayala está puesto. Creo que eso ayuda más que quienes pueden verle tendencias electorales o lo que yo escriba de ello. Hacer ayuda… opinar, no.
    II
    Una manifestación sui generis que inició en Coatepec, hizo escala en el DIF estatal y concluyó en la Plaza Lerdo. Tres personas con capacidades diferentes reclaman inclusión laboral.
    Hasta ahora que lo pienso, decir que trabajé con “personas con capacidades diferentes” me resulta de lo más raro.
    No recuerdo el nombre del muchacho. Han pasado más de 25 años. Era sordomudo. Trabajar con él era eso nada más… trabajar. Fue un proceso de adaptación como puede ser con cualquier otra persona. Lo más curioso que me ocurrió con este muchacho fue, que al paso de los años, tras haber dejado “La Estancia de los Tecajetes”, me encontré con él en céntrica calle de Xalapa. Tras “platicar” y “contarnos” nuestra historia, me pidió mi número de celular y se lo di. Lo abracé y cada quien tomó su camino. A los pocos metros reaccioné: “¿Cómo madres me va a hablar este cabrón?” y entonces exhibí mi incapacidad mental. ¡Por supuesto! Pudo haberme mandado un mensaje… y digo “Pudo” porque realmente nunca he recibido un mensaje de ese compañero de trabajo que de seguro se ha de llamar Alzheimer, ¿qué otro nombre puede tener el olvido?
    III
    ¿Se acuerdan cuando vino Luis Miguel a Xalapa? Se había comprometido que de las entradas, un millón de pesos sería donado por parte de Daniel Ferráez, para armar un taller de investigación protésica. Y así se hizo. Allí, a partir de ya, además de generar empleo, se arman prótesis, órtesis y hay terapias. Esto, en comunión con el ayuntamiento local.
    Hablando de “Capacidades Diferentes”, recuerdo que una vez se me reventó el tendón de Aquiles. Creo que dos meses o un poco más, anduve con mi pata derecha inmovilizada. Tuve que “trajinar” con muletas. Recuerdo que el entonces titular de Prevención y Readaptación Social, Óscar Cruz Alexander, cuando se enteró de mi percance, me mandó unas muletas de madera, de las que hacían en algún Cereso. Después, el director de “Política”, Yayo Gutiérrez Castellanos, me prestó otras metálicas que tenían apoyo en el antebrazo. No recuerdo el porqué las usó él, pero me dijo que si insistía en trabajar (porque ya me había aburrido de estar “en incapacidad”, decidí regresar a la oficina), me sería más cómodo trasladarme con esas muletas. Y así fue.
    Lo cierto es que sufrí en carne propia lo que gente en silla de ruedas, en muletas, débiles visuales o ciegos, y otros más, sufren ante las condiciones de camiones, taxis y calles jamás pensados para casos fuera de lo que llamaríamos común. ¿Tienen idea de cómo estorba una caseta telefónica para alguien con bastón, silla de ruedas o muletas?
    De mis tiempos en muletas a la fecha, las cosas y las calles han cambiado mucho. Si bien en nuestra ciudad (al menos Xalapa) ya se piensa más en la inclusión, a veces es nuestra forma de pensar donde la inclusión sencillamente no tiene cabida.

    smcainito@gmail.com

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