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    Viaducto
    Harmida Rubio

    Mujeres que Saben Latín

    La ciudad pertenece a las personas que la habitan; así como todos los espacios públicos que hay en ella, por ello es ideal que la mayoría de los proyectos urbanísticos, se realicen pensando en el beneficio que tendrán para la ciudadanía.

    Sin embargo no siempre sucede así. En el Distrito Federal se planteó el proyecto del Corredor Cultural Chapultepec en una de las arterias más transitadas de esta ciudad, proyecto que trata de emular al del parque elevado High Line de Nueva York, en donde se rescató un lugar abandonado para diseñar un espacio urbano que propiciara la convivencia de la población.

    Si bien en Nueva York esta estrategia fue bien recibida, la construcción en nuestro país, del corredor cultural levantó mucha polémica, pues aquí se pensó más en las empresas que en la ciudadanía.

    Esto sucede muchas veces cuando se intenta copiar de manera exacta un proyecto urbanístico de una ciudad a otra, sin tomar en cuenta las diferencias de contexto socioeconómico y de movilidad entre ciudades. De nacimiento, el Corredor Cultural Chapultepec y el Parque Elevado High Line, son propuestas totalmente distintas y sirven como ejemplo actual, de que no se puede copiar una idea tal cual y pasarla a otro contexto.

    Otro ejemplo de copiar propuestas que funcionan en unos contextos y en otros no, fue algo que recién sucedió en la capital xalapeña el pasado fin de semana, cuando una empresa privada utilizó el viaducto del Parque Juárez, para realizar una pasarela de moda con resultados poco favorables para la ciudadanía y la vialidad; pero con el permiso de las autoridades correspondientes.

    Para evitar caer en el error de copiar por copiar, sólo hay que pensar bien qué es lo que nuestra sociedad necesita, cómo podemos generar convivencia entre la población _si eso es lo que queremos_ sin afectar a otras personas; y en el caso concreto de un desfile de modas, se debe tener claro dónde es más factible para nuestra ciudad hacer este tipo de eventos y para qué.

    Como arquitecta no estoy en contra de que se haya utilizado un área urbana para hacer un acto público, pero considero que el viaducto no fue el lugar idóneo ni estratégico para realizar un desfile de modas ¿por qué?, porque es un lugar de tránsito continuo en la ciudad; el flujo vehicular que va de este a oeste pasa por ahí, cientos de automovilistas atraviesan la ciudad y Xalapa es una ciudad que no tiene muchas vías alternas de circulación. Por eso no, no fue la mejor elección de lugar.

    Además si la idea era recuperar ese espacio como un espacio colectivo para la convivencia de la ciudadanía, entonces porqué se pensó en una actividad elitista a la que sólo entraron unas cuántas personas como sucedió en el desfile de modas, pues no se trató de un acto público en el que la ciudadanía en general participó.

    En el DF alrededor del Corredor Cultural Chapultepec, se realizó un ejercicio afortunado. Se trató de una consulta pública en la que la ciudadanía votó a favor de construirlo y a favor de recuperar ese espacio pero no de esa manera. Es decir, no hubo un NO rotundo, sino más bien un Así no. Desde que se presentó el proyecto, la ciudadanía, la academia, intelectuales, vecinas y vecinos de las zonas se involucraron, se informaron acerca del estudio que conformó el proyecto, de lo que se hizo y no se hizo, y cuestionaron a los promotores del mismo para saber si era pertinente o no.

    Este ejercicio de vincular a la ciudadanía con el desarrollo de su ciudad consultando su opinión, no se había hecho antes y por eso es afortunado. En él ganó la postura del Así No, con el que las personas se manifestaron contra la tendencia actual que marca los proyectos urbanísticos de priorizar los proyectos de las empresas privadas.

    Sin embargo hay otra tendencia; la del despertar ciudadano que opina y se informa y eso sí debe ser copiado y no solo en Xalapa, sino en todas las ciudades.

    Los dos proyectos, el Corredor Cultural Chapultepec y el desfile de modas en el viaducto se plantearon en dos espacios públicos, que pagamos las y los ciudadanos con nuestros impuestos, por lo tanto, nuestra opinión, cuenta.

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