Miguel Ángel Gómez Polanco
Vía Crítica
Por allá de 1966, hubo un medio de comunicación que, digamos, “inauguró” el amarillismo con enfoque político y más tarde, se convirtió en un referente informativo del giro, sustentado en el movimiento comunista de izquierda de aquellos tiempos. Se llamaba “¿Por qué?” y fue fundada por–en algún momento- cercano amigo de Gustavo Díaz Ordaz (a quien realmente espiaba): el legendario y polémico activista, periodista y guerrillero -en ese orden-, Mario Renato Rodríguez Menéndez.
La revista de Mario -con 500 mil ejemplares semanales- expuso la matanza de Tlatelolco en 1968; los cuerpos, la sangre, la corrupción del país y, además, incitaba a la juventud para lanzarse no solo a protestar, sino en armas; como pudieran, como les “dejaran”.
Eran otros tiempos. Hoy, el activismo ya es virtual. Las redes sociales dominan la “inconformidad de escritorio”, cambiando un grito por un “click”, y lo más cercano a “¿Por qué?”, pudiera ser, quizás, la revista Proceso.
Pero, justo en ese punto está la razón de este panfleto.
¿En verdad es efectiva una movilización con fundamentos anticuados e iracundos entre quienes la organizan? ¿No es esta creencia la que ha motivado que en lugar de manifestaciones que impulsen a la sociedad a expresarse, sea ella misma la que se señale? El vandalismo ¿acaso no es el resultado de retomar viejas prácticas de manifestación, consabidas para la tragedia?
No hay que ser “agachados”, eso es claro. Pero me parece que la actualidad, brinda nuevos y mejores métodos para manifestar ideas, comenzando por el alcance de las tecnologías de la información. ¿No es este un buen momento para dar ese salto y presionar, sí, pero privilegiando el dialogo, por ejemplo?
Dejar de creer que la democracia es «jalar todos parejo, para taparse la espalda unos con otros», sería un buen principio, mientras que el segundo paso ideal se basaría en democratizar nuestro criterio y respetar las múltiples expresiones que hay allá afuera; ahí mismo, donde una hastiada juventud cierra sus ojos, tapa sus oídos y cubre su cara para solamente hacer caso al hartazgo y la desesperación; cultos, incultos, privilegiados o desfavorecidos.
Por eso es que acciones como la del secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong, sobresalen. Sí: es su chamba, pero también se considera un hecho inédito (sobre todo para el historial priista que todos conocemos) que se haya parado frente a más de 25 mil alumnos inconformes a negociar.
No queremos más politiquerías electoreras como #YoSoy132, es un hecho. Que no evolucione el aprovechamiento del hambre y la necesidad, a la prostitución de la voluntad de una juventud cansada, chocada. Basta de ocuparla para fines políticos, y el diálogo con la Federación, es fundamental para conseguirlo.
No, no se olvida el 2 de octubre ¡invoquémoslo! Pero para avanzar socialmente en las formas, más no en los fondos. Estos últimos son intocables. Tampoco se confunda una labor como la que en su momento ejerció Mario Menéndez, con el parásito que hoy en día habita casi todas las mentes de las y los mexicanos: si es del Gobierno, es malo. No es así.
2 de octubre ¡manifiéstate! Y por favor: ayúdanos a no cometer los mismos errores que quitaron la vida a tantos en el 68, pero eso sí: consérvanos la capacidad de conseguir lo que necesitamos, sólo que sin tanta trifulca. ¿Les parece imposible?
Quizás me leo idealista… pero Los Flores Magón también lo fueron y propusieron, si no lo mejor, sí lo más efectivo para sus tiempos y ya saben ustedes qué pasó. Ya no queremos más Atencos, Tlatlayas, Igualas, en tiempos donde se supone que ya podemos optar por métodos de mediación más pacíficos. Tampoco queremos una «Primavera Mexicana» que bañe de sangre; no somos Medio Oriente. Que no se nos olvide que también queremos paz.
SUI GENERIS
¿Regular manifestaciones? Por favor. Tampoco hay que exagerar.
¿En verdad se cree que haciéndolo se influiría en la operación de organizaciones como los 400 Pueblos, Antorcha Campesina, Progresa Veracruz o el Partido Cardenista? Todos ellos -profesionales de la movilización- son rémoras del Gobierno en turno que a base de negociación definen su participación en las calles. Así que no, por lo menos a los del Ángel, Aguirre, orfilios o lunáticos, en nada les afectará que les “regulen” sus manifestaciones.
Incluso, pareciera que las movilizaciones de los últimos días, sobre todo, son impulsadas por los mismos que apoyan el documento propuesto por el diputado Adolfo Jesús Ramírez Arana, como en un afán de justificarla.
¿O acaso es una iniciativa a modo para que haya quien fije su postura en contra de ésta, por aquello de lo ocurrido en Puebla con Rafael Moreno Valle?
Las suposiciones pueden ser vastas, pero la realidad solo una: la Constitución estatal nunca estará por encima de nuestra Carta Magna, en cuyo Artículo 9 se establece claramente: “No se considerara ilegal y no podrá ser disuelta una asamblea o reunión que tenga por objeto hacer una petición o presentar una protesta por algún acto a una autoridad”. Por lo tanto, “regular” es imposible ante un acto de libertad –considerado, además, un derecho fundamental – como la manifestación de las ideas, inconformidades o peticiones hacia cualquiera de los tres órdenes de Gobierno o de la sociedad misma, pero en paz, sin perjudicar a terceros.
Afortunadamente Javier Duarte de Ochoa sabe esto; él mismo recordó que el derecho o libertad de manifestación es un ejercicio protegido por un marco jurídico y, dicho por él mismo, “es un marco que Veracruz tiene la responsabilidad y el compromiso de respetar a cabalidad”, reiterando estar en contra de restringir el derecho a las manifestaciones. Bien por el cordobés, pues no; definitivamente “regular” no es el término, creo. “Negociar” y aprender a hacerlo; sin abusos de ninguna de las partes, es, me parece, lo más indicado. ¿No cree? Si no, pregúntenle a Osorio Chong.
NOTITA AL PUNTA PIE: Karime Macías Tubilla consiguió su Doctorado por la Universidad Complutense de Madrid, con el proyecto “El estado mexicano y su combate a la vulnerabilidad social del tipo familiar: un análisis de eficiencia del Sistema Nacional para el Desarrollo Integral de la Familia». Solo son dos Primeras Damas las que han alcanzado este grado académico; ella y Blanca Estela Rivera Río Flores, de Aguascalientes. Enhorabuena, pues este logro es digno de reconocerse, máxime el cargo y la posición que ostenta en Veracruz. ¡Ándenle, canijos!
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