Pablo Jair Ortega
Columna Sin Nombre
Don Gustavo Carvajal Moreno es de esos políticos que pertenecen a una clase de políticos que hoy la chaviza no recuerda ni supo que existió; sí, la misma despistada flota que desconoce la historia por la prisa de vivir el mundo comiéndoselo a rebanadas o apoyando a Carvallo “Amarillo” o a Lagos “Lucky” a la gubernatura (ríase, por favor, no deje de hacerlo).
Pero así es esto del abarrote. Quienes conocen a Gustavo Carvajal saben de su impecable trayectoria política y es todavía de los pocos políticos que hasta los periodistas saludan con respeto.
Presidente nacional del PRI, secretario de la Reforma Agraria en el gabinete de José López Portillo, senador y diputado federal, entre otros cargos relevantes, Gustavo Carvajal es un personaje muy estimado dentro de la clase política a nivel nacional, curiosamente relegado por la local (precisamente por la nueva generación que hoy dice “controlar” el estado), aunque forma parte de esos políticos como Carlos Brito Gómez y Manuel Ramos Gurrión que mueven los hilos, asesoran, aconsejan…
Horas antes de la llegada de Enrique Peña Nieto a tierras jarochas, Carvajal Moreno reapareció en los medios y soltó una frase contundente: “La gente está cansada de deshonestidad”. Lo anterior lo manifestó al asistir a la clausura de los festejos del centenario de la Ley Agraria en el Recinto de La Reforma del puerto jarocho.
En entrevista con el reportero de Versiones.com.mx, Carlos Navarrete, Don Gustavo fue más allá al señalar que se acabaron los valores dentro de la política, “además de que hace falta mayor humildad por parte de los políticos para escuchar las peticiones que hace la población”.
– ¿Qué tipo de valores a su consideración?- le preguntó el reportero.
– Los resultados, el trabajo, el cumplir con las promesas, la palabra, oír a todo el mundo. Difícilmente una gente de abajo puede llegar a hablar con un funcionario.
– Aquí en Veracruz, ¿desde cuándo se acabaron ese tipo de valores, hace dos sexenios o es reciente?
– No, depende, depende porque van cambiando; tenemos ejemplos que realmente han sido los peores que hemos tenido y ahí andan de cónsules.
La referencia clara al orgullo de Nopaltepec: Fidel Herrera Beltrán, quien estos días anda operando para no perder su predominio y proyecto a largo plazo para gobernar de facto a Veracruz.
Horas más tarde, se realizaba el evento conmemorativo al 101 aniversario de la Promulgación de la Ley Agraria, el cual tradicionalmente se celebra en Veracruz y siempre lo encabeza el presidente de la república el día 6 de enero. En ese marco, la clase política siempre espera señales del presidente y el gobernador para tomar en cuenta respecto a la manera de conducirse en el resto del año.
El evento, aunque se quiera vestir como oficial, siempre es político y sobre todo priista; tanto así que cuando estuvieron los presidentes panistas en el poder, éstos desdeñaron, minimizaron y rechazaron el acto enviando sólo a miembros de sus respectivos gabinetes como representantes.
Pues bien, este 6 de enero (aunque había versiones de que el presidente Enrique Peña Nieto no asistiría) no fue la excepción y ya se imaginará usted a todos los políticos y periodistas preguntándose si había alguna “peña-señal” que indicara quién era el “destapado” por el mandatario nacional a la gubernatura de Veracruz por el periodo 2016-2018.
Y no, no la hubo: Peña Nieto y el gobernador Javier Duarte fueron prudentes en el acto y se concentraron en el tema del campo veracruzano.
Lo que sí hubo fue otro mensaje más sutil: el mandatario nacional homenajeó y reconoció a Gustavo Carvajal. Fue particularmente afectuoso y elogioso con el veracruzano, a quien le entregó la medalla “Venustiano Carranza”.
Sí, el mismo que horas antes había criticado fuertemente a Fidel Herrera y bajita la mano lo calificó como “el peor que hemos tenido”, estaba siendo galardonado ni más ni menos que por el presidente priista de la república. Ahí, en la cara del gobernador Javier Duarte y los niños de la Fidelidad.
Así que si bien no hubo una señal de quién será el bueno del PRI a la gubernatura, parece que sí hubo un mensaje claro de a quién quiere y respeta Peña, y a quién no.
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