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    Salvador Muñoz

    Los Políticos

    Tengo un presentimiento conforme se acerca el momento en que el PRI tenga a su candidato a la Gubernatura.
    Conste, puse “tenga”, no “decida” o “elija”. Porque es seguro que Los Pinos, junto con el CEN del PRI, habrán de decidir cuál es su mejor carta. Y sí, aunque a muchos no les guste, igual, en una de ésas, hasta el mismo Javier Duarte de Ochoa, tenga derecho a voz… aunque no voto, porque es claro que el único voto válido será el que al final, decida el Presidente.
    Pero, cuál es el presentimiento que tengo: creo que va a ganar el PRI. Por supuesto, si usted está en contra del partido en el poder, ya me mandó a chingar mi madre cuando ni siquiera eso es lo peor para quienes rechazan al PRI.
    ¿Puede haber algo peor? Digo, “peor” para quien no comulga con el PRI (¡ojo! aunque en una de ésas, ¡hasta para los que comulgan con el PRI!). Sí, que puede ir con cualquier candidato.
    Cuando uno refiere “cualquier candidato”, no se trata de ser despectivo, sino simplemente exponer que no es ninguno de los que, al menos en los últimos cinco años, han estado presentes, tanto en la militancia como en los diversos segmentos de nuestra fauna social, que puede ir desde empresarios, cañeros, caficultores, ganaderos y medios de difusión y de información.
    La buena noticia, para la militancia en este caso, sería que el candidato fuera aquél que no tuviera el pronombre indeterminado “cualquier”.
    Aunque ello no resuelve por completo el triunfo del PRI este 2016.
    Creo que a ningún priista le pasa desapercibido que esta contienda no será fácil… y mucho menos a los que están en el poder. Les va costar ganar (Tomen “costar” en todos los sentidos). Si es con uno que se saquen de la manga, les “costará” mucho, pero mucho, ganar; porque ya no se trata de convencer sólo al electorado, sino de “costear” esos atributos que presumen los priistas a la hora de ir a una elección. Ahora que si va uno de los que vienen empujando desde hace cinco años, igual les “costará”; quizás no tanto como “mucho, pero mucho”, pero de que les va a “costar”, les va a “costar”.
    Y sí, puede haber enfado en la designación del candidato, pero al final, los mismos priistas veracruzanos, desde el nivel más bajo hasta el más alto, saben que no les conviene una derrota. Dos años en la banca con riesgo a que se sumen otros seis ¡no es de Dios! A nivel federal ya se “sufrieron” 12 años y no quieren repetirlos. Por eso son entendibles sus “atributos”… la famosa “Institucionalidad”, “unidad” y “disciplina” de los más, sobre los aires de “democracia”, “legalidad” y “alternancia” de los menos.
    ¡Vamos! por supuesto que “la chamba”, “la chuleta”, “el hueso”, no es una de las razones para aspirar a un triunfo “a como sea”; también algunos se juegan su carrera política y en una de ésas, hasta su libertad que, igual, el mismo triunfo de su partido sea su pasaporte a la inmunidad (igual pude poner “impunidad”, pero para el caso, es lo mismo).
    A ello se agrega el 2018, la sucesión presidencial, y la necesidad, ya no de conservar a Veracruz como reserva electoral, sino sólo mantenerlo como bastión priísta. Perder Veracruz es un lujo que no se puede dar el PRI.
    ¿Y qué van a hacer? ¡Todo, absolutamente todo, para ganar! ¡Ése es el PRIsentimiento que tengo!

    smcainito@gmail.com

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