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    Pepe Yunes Javier Duarte
    Salvador Muñoz

    Los Políticos

    Nuestra política es casi-casi surrealista. Mientras el PRI define candidato para la Gubernatura de dos años en este 2016, una cosa es segura para el 2018: ¡ya tiene gallo!
    La figura de Pepe Yunes Zorrilla es la única que se mantiene presente y sin competir, aunque habrá un momento en que tenga que definir su postura dinámica a la hora de que su partido designe candidato que, lo ha citado en varias ocasiones, le queda claro que es y debe ser Héctor Yunes Landa… y después él.
    En términos jerárquicos, considero que hay cuatro personajes veracruzanos que tienen que ser tomados en cuenta por quienes (igual, supongo), habrán de tomar la decisión de designar candidato en Veracruz: Manlio Fabio Beltrones, Miguel Ángel Osorio Chong y Enrique Peña Nieto.
    A los veracruzanos que refiero son Javier Duarte de Ochoa, Pepe Yunes Zorrilla, Héctor Yunes Landa y Alberto Silva Ramos. Al primero, porque no deja de ser el Gobernador; a los senadores, por ser quienes llevan mano en esta elección; y al tercero, por ser el encargado de sacar adelante la elección del 2016 como dirigente del PRI en el estado.
    Ahora, es seguro que debe haber dos personajes que les preocupe sobremanera, la sucesión en este 2016: Javier Duarte de Ochoa y Pepe Yunes Zorrilla.
    ¿Por qué?
    En el caso del primero, porque para Duarte es más importante que además de ganar el PRI, su sucesor sea uno de su grupo, que en este caso tendría que ser Alberto Silva Ramos. Para muchos, implicaría el continuismo y la opción de que otros precandidatos del duartismo, como Erick Lagos o Jorge Carvallo Delfín, quien está presionando vía el PVEM, enfilen sus baterías para la sucesión del 2018 y encauzar el rumbo para Javier Herrera Borunda (2024).
    En el caso del segundo, el triunfo de Héctor Yunes Landa implicaría para él, en una de ésas, trabajar para fortalecer la imagen del partido y con ello apuntalar aún más la figura de Pepe Yunes… ello implicaría al choleño tener que opacarse a sí mismo… bueno, sólo en un caso tendría que sobresalir: si enfilara sus baterías en lo que el imaginario colectivo desea: ¡que atrape a un pez gordo! Ello daría un mensaje claro de que el PRI en Veracruz ya no se tapa con la misma cobija.
    Peeerooo…
    Hay dos factores que tienden a que este sueño no se haga realidad, si hubiera un triunfo priista, sea el candidato que sea.
    El primero, el acuerdo de unidad que signaron cuatro precandidatos a la Gubernatura donde reza una parte de él, lo siguiente: “Estamos seguros que el Comité Ejecutivo Nacional que usted encabeza, considerará todos los elementos a su alcance para tomar la mejor decisión, para resolver e informarnos quién es la, o el aspirante que habrá de encabezar la unidad CON INCLUSIÓN (las altas son mías), al momento de registrarlo como nuestra candidata o candidato a gobernador”.
    “Con inclusión”… ¿qué puede significar esto? que en la conformación del equipo rumbo a la gubernatura vaya gente de los precandidatos (en el mejor de los casos), o que se incluya entre los candidatos a diputados a muchos de los duartistas que desde hace rato están en constante pre-campaña. Recuerden que en la comida de la CNC del domingo, allí estuvo el maletero Vicente “el Chile relleno” Benítez.
    El otro factor es que el más interesado en que gane el PRI (y no el PAN-PRD) es el mismo Gobernador, porque, como lo he escrito antes, un triunfo contundente del tricolor en Veracruz implicaría de cierto modo, su inmunidad política… al menos hasta el 2018.
    Para ello, el mismo sistema en el poder tendría que hacer todo lo necesario para lograr un triunfo del PRI, en coordinación con diputados federales, locales, alcaldes y por supuesto, tiene que poner su granito de arena el gobierno federal.
    Luego entonces, si el PRI gana, el nuevo Gobernador no podría tocar a quien lo ayudó a llegar al triunfo.
    Caso contrario sería que la alianza PAN-PRD ganara y entonces, a quien se le exigiría que actuara contra los responsables de la situación financiera en Veracruz, sería a Miguel Ángel Yunes Linares. Aunque… insisto: si bien puede ser una contienda cerrada, estoy seguro que ni Javier Duarte (por sus razones político-económicas) ni Pepe Yunes (por sus miras al 2018) querrán que el PRI pierda esta elección… claro, cada uno con su gallo para la contienda.

    smcainito@gmail.com

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