Crónicas urgentes
Cierto aguisado político veracruzano, que ha contendido en las urnas en más de una ocasión y por distintos partidos, me explica con absoluta paciencia y lenguaje mundano por qué en una elección competida es tan importante la participación ciudadana, sobre todo “las puestas a tercios”, donde cualquiera de los tres primeros partidos en la preferencia electoral tiene oportunidad de ganar.
Observa su café, como si se tratara del oráculo y buscara en el negro líquido verdades absolutas. Sin levantar la vista, me dice: “con una votación raquítica y en una diferencia cerrada, el margen de maniobra para el fraude es grande; gana el que cuenta los votos. Y el OPLE ya sabemos quién lo controla. La única forma de ganar, es evitar llegar a los tribunales, donde siempre se resuelve a favor del partido oficial, y para eso la diferencia tiene que ser contundente, prácticamente de 6 a 1”.
“Pero eso es muchísimo”, le respondo con cara de incertidumbre. Entonces insiste: “Sólo así puede ganar la oposición: sin discutirlo, sin negociarlo. Arrasando. Y para eso se necesita una ciudadanía convencida de que su voto es útil. Nos han ganado tanto terreno la desconfianza, la apatía y la decepción. Cada ciudadano que no participa en una contienda electoral, trabaja a favor del sistema que tanto odia y del que tanto reniega”.
¿Qué se puede hacer? “Ir despertando conciencias. Si les dan el plasma, la lámina, la despensa, la tarjeta, el dinero, que lo agarren, pero que voten libremente. Que sepan que cada vez que entregan su credencial a cambio de algo de esto, están ayudando a que su situación no cambie. Eso que están recibiendo sólo dura unos días, y su miseria se perpetúa”.
Pero la gente ya no cree en nadie. Todos los partidos políticos les han prometido y no les han cumplido. El descrédito de la clase política es total. Entonces los votantes se concentran en la inmediatez. Creen que sólo cambiarán los partidos, pero todos los políticos actúan de la misma manera deshonesta. ¿Cómo devolver la esperanza a la gente ante tanta impunidad? “Cumpliendo los castigos ejemplares. No creo que vaya a haber vómito negro pero, si realmente se castigara a algunos culpables del terrible desfalco financiero de Veracruz, eso influiría inmediatamente en el ánimo de la gente y fomentaría la participación”.
Lástima que esa sea otra promesa de campaña, pienso. En la cronología electoral primero tendría que ganar la oposición, arrasando, para que tales castigos llegaran, y no a la inversa. La única forma de ganar se ve lejana. La alternancia sólo puede llegar en una copiosa votación y una amplia diferencia de votos entre el primero y el segundo lugar. ¿Cómo se logra eso en un estado donde la oposición muestra una larga lista de expriistas de oscuro pasado?
Para que el voto cuente, habremos de inventar nuevas formas. Todas las conocidas se ven improbables o arcaicas. Sobran las preguntas; habrá que ir buscando respuestas. Urgen las respuestas.
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