Armando Ortiz
“Y uno se cree que las mató el tiempo y la ausencia…”, así es, son aquellas pequeñas cosas a las que Serrat les cantara en 1971, esas “que nos dejó un tiempo de rosas en un rincón, en un papel o en un cajón”. Las cosas pequeñas de las que está hecha la vida; los recuerdos que se acomodan en cualquier resquicio de nuestra memoria; los trazos, las pinceladas que le dan color a nuestra existencia; los sonidos que armonizan nuestra presencia; los sabores que nos quedan en el paladar de la nostalgia.
Nosotros somos el resultado de esas cosas pequeñas. De los juegos infantiles, de los amigos en la secundaria, de los personajes del barrio, de la sala de cine a la vuelta de la esquina, del carnicero, el zapatero, de la cantina y la panadería, de las radionovelas, de los programas de televisión en blanco y negro, de los regaños de nuestro padre, de los cariños de nuestra madre.
Esas cosas pequeñas que pertenecen a todo pueblo que se digne llamarse viejo, pero no vetusto, añejo tal vez, antiguo y con alcurnia. Porque un pueblo viejo es aquel que nos permite hurgar en sus amaneceres un mundo nuevo.
Eso lo supo siempre Sergio González Levet, quien naciera y creciera en uno de los pueblos viejos más pintorescos de Veracruz, la hermosa Misantla; la tierra del venado y de los buenos periodistas. Pero el pueblo viejo del que nos habla el autor en su libro no sólo es Misantla, lo es también Coatepec, Papantla, Coacoatzintla, Naolinco, Acayucan, Jáltipan o cualquier lugar de nuestro país que todavía guarda memoria de sus tradiciones.
Un pueblo viejo, dice el autor, es aquel donde sus habitantes, dichosos pobladores, todavía pueden “pensar y soñar y recordar que se es de pueblo, aunque se conozca mundo y se haya vivido en otros rumbos, y ver que después de todo sigue uno siendo tan pueblerino como entonces y como siempre”.
Sergio González Levet en su libro Pueblo Viejo, editado por la Universidad Popular Autónoma de Veracruz, en su colección de narrativa, nos entrega un documento vivo, porque si la palabra es viva, la memoria lo es más. En este volumen de relatos el autor recorre cada uno de los rincones de un pueblo en el que persisten sus lugares de reunión y sus personajes atractivos, llenos de una gracia añeja que los vuelve de caricatura. Pueblo Viejo es también una novela fragmentada, a la manera de La Feria de Juan José Arreola.
Su lectura es fácil, pues la prosa de Sergio ayuda. Fluye el relato corto en frases amenas; ese trozo de historia que continúa termina siempre con un final de anécdota a la manera de los exemplos del Conde Lucanor. El texto va acompañado de viñetas que, como marcas paratextuales, o como cartas de una lotería de quermes, ilustran el momento narrativo en el que nos hallamos. Los lavaderos anteceden en el relato el momento del chisme, deporte nacional de Pueblo Viejo; la pila bautismal indica el dilema de los nombres, que en un pueblo no siempre es cosa de risa; la cámara cinematográfica es la ilusión que causaba el cine al aire libre; el estetoscopio apunta al relato del doctor, más querido aún porque se trata del padre el autor; la puerta de cantina no requiere explicación. Así, cada anécdota fragmentada, se puede acomodar como en un rompecabezas. Sin embargo el libro se puede también leer como una novela completa, a distintas voces y en distintos tiempos.
Pueblo Viejo de Sergio González Levet es el libro que todos quisiéramos escribir; es un cofre que el autor mantuvo mucho tiempo cerrado y que ahora nos entrega una llave de palabras para que hurguemos en sus recuerdos, en su memoria.
Porque los recuerdos, ya lo dijo Serrat, son como un ladrón que acecha detrás de la puerta. Los recuerdos, amigo Sergio, “te tienen tan a su merced como a hojas muertas que el viento arrastra allá o aquí, que te sonríen tristes y, nos hacen que lloremos cuando nadie nos ve”.
Postdata 1: SE PRESENTA PUEBLO VIEJO DE SERGIO GONZÁLEZ LEVET
La Universidad Popular Autónoma de Veracruz en coordinación con el Club de Periodistas de México, A.C. Delegación Veracruz presentará este viernes 26 de septiembre el libro Pueblo Viejo, de Sergio González Levet. Los presentadores serán Guadalupe Flores Grajales y Efrén Ortiz Domínguez; el moderador será Armando Ortiz. La cita es a las 13:30 horas en el auditorio “Fernando Finck Baturoni” del Colegio de Notarios Públicos de Veracruz, ubicado en la calle de Bravo no. 15 en Xalapa, Veracruz. Entrada libre.
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