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    Fidel Kuri

    Pablo Jair Ortega

    Columna Sin Nombre

    Aparentemente es un pleito de un borracho impertinente en un partido de futbol. Algo común de ver si usted es asiduo a asistir a los estadios para ver el balompié, que puede ir desde el profesional hasta el llanero.

    El asunto aquí es que el alcohólico es el diputado federal priista por Orizaba, Fidel Kuri Grajales, quien a su vez es propietario del club Tiburones Rojos de Veracruz.

    Ya es conocida de por sí la grave enfermedad del legislador orizabeño, pues hasta estaba en duda su candidatura precisamente por su dipsomanía y conocido carácter impertinente a causa del alcohol. Aún así, se la dieron; causó conflictos internos, pero lo mantuvieron. Al final, ganó las elecciones usando al popular equipo de futbol como trampolín para sus aspiraciones políticas.

    Kuri, al igual que otros legisladores veracruzanos, ha brillado por su ausencia en la Cámara de Diputados; es decir, podrá asistir físicamente al Palacio Legislativo, pero es sólo otro más del montón y le ha quedado grandísima la curul, a la que nomás llega a calentar a diferencia de su palco en el “Pirata Fuentes”, donde se le ve más activo.

    Este viernes, en un partido verdaderamente mediocre para los Tiburones Rojos de Veracruz, fueron derrotados los escualos 3-1 por la escuadra del León. Ante tal frustración (y ya en tiempo de compensación) Kuri se envalentonó ya alcoholizado y fue a agredir al ex árbitro mundialista y director del área técnica en la Comisión de Silbantes de la Federación Mexicana de Futbol, Edgardo Codesal Mendez. Lo anterior fue captado por las cámaras de TvAzteca y difundido a nivel nacional.

    Se olvidó -por el alcohol- de su investidura como diputado federal del PRI y que sus acciones afectan directamente al partido que abandera, al gobernador Javier Duarte y hasta al presidente Enrique Peña Nieto… Y no es la primera vez.

    Lo de menos es que haya actuado como el simple dueño de un equipo de futbol frustrado por los terribles resultados. Mínimo debería ofrecer una disculpa pública por sus acciones (que seguramente no hará, por su soberbia), y que sepa que ya es tiempo de consecuencias por sus escándalos y acciones.

    Fidel Kuri Grajales debe renunciar mejor a su curul y dedicarse de lleno a equipo de futbol, si tanto le preocupa su empresa que usa recursos públicos del Gobierno de Veracruz, por cierto.

    ¿O acaso será que el también secretario de Organización del Comité Directivo Estatal del PRI está frustrado porque su presidente estatal no fue designado como candidato del tricolor a la minigubernatura?

    Quien sabe cómo haya amanecido Kuri este sábado. A lo mejor ya se le “bajó el cohete” gracias a un “pericazo” o tal vez con una birria; quizás todavía esté bajo influjos etílicos durmiendo la mañana de este sábado (lo envidio, para qué más que la verdad, padre).

    Lo que se duda es que un personaje ya completamente enfermo de poder y alcoholismo, tenga conciencia de sus actos, lo que lo convierte en alguien sumamente peligroso no sólo para la sociedad veracruzana que representa, sino para él mismo y sus más cercanos.

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