Crónicas urgentes
Sin importar el desenlace de la contienda electoral que se perfila reñida entre Héctor Yunes Landa y Miguel Ángel Yunes Linares, los dos candidatos con más posibilidades de convertirse en el próximo gobernador de Veracruz, el segundo de ellos algo ganará.
Si Héctor Yunes Landa no resulta ganador en las próximas elecciones del 5 de junio, sería el perdedor. Su apuesta es del todo por el todo. En cambio Miguel Ángel Yunes Linares ha arrancado esta carrera por la gubernatura de Veracruz en una posición mucho más cómoda que su principal contrincante, a razón de su discurso incendiario y su promesa de encarcelar al gobernador Javier Duarte y a varios de los principales funcionarios de su administración, de resultar responsables de malos manejos de la arcas estatales, cosa que miles de veracruzanos claman y pagarían por ver (¿o votarían por ver?); Miguel Ángel Yunes lo sabe bien.
Para Héctor Yunes, la mejor estrategia hasta ahora ha sido salirse del rincón al que lo quería llevar su pariente, declarando que “no caerá en provocaciones”, muy consciente de que su única oportunidad de evitar que su oponente dicte la agenda es no responderle, e irse a las propuestas.
Pero no sólo al principio de este proceso Miguel Ángel Yunes estará en ventaja competitiva; también al final pues, si Héctor Yunes hace muy bien las cosas, teje fino, convence a los que deciden (por desgracia no es sólo el electorado) y se alza con la victoria, Miguel Ángel Yunes habrá conseguido, al menos, un mayor margen de negociación para lo que necesite; seguramente lo dejarán tranquilo y libre de señalamientos, acusaciones y denuncias, fundadas y no.
Para dar paso al proyecto de Héctor Yunes, con la victoria electoral que necesita para ello, requerirá de toda la ayuda posible, de no cometer actos de soberbia, como los muchos que cavaron la tumba (política) del gobernador Javier Duarte; tendrá que escuchar, ser autocrítico y evitar los pecados de omnipotencia.
Miguel Ángel Yunes empieza bien al capitalizar a su favor la sed de justicia del pueblo veracruzano, agraviado por la clase política que lo ha gobernado los últimos años. Y terminará al menos con sobradas oportunidades de negociar, conciliar, ceder y ganar. Los factores políticos que juegan en una contienda de esta envergadura son múltiples; estamos avisados que no sólo es cuestión de emitir y contar votos. Que Miguel Ángel Yunes sea gobernador de Veracruz está por verse; que gane con su actuación es un hecho. Y no bastaron Fidel Herrera Beltrán y demás para impedirlo.
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