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    Bandera

    Gustavo Ávila Maldonado

    Ruizcortinadas
    Para la mayoría de los mexicanos el primer contacto que tenemos con nuestros símbolos patrios se da al ingresar a la escuela primaria. Todos los lunes en los planteles de gobierno de primaria y secundaria, principalmente, de manera obligatoria se rinden los honores a la bandera. En esa ceremonia se canta el himno nacional, y como el escudo lo observamos al centro del lábaro patrio que lo porta una escolta estudiantil, pues ahí están los tres símbolos que honramos, al menos cada inicio de semana.
    Esa noble práctica de rendir honores a nuestros símbolos patrios se ha extendido, desde hace ya varios años, a las dependencias de los diferentes niveles de Gobierno. Por ejemplo, en la Secretaría de Educación de Veracruz (SEV) se instauraron los lunes cívicos al inicio de la presente administración estatal, y en dos ocasiones nos ha tocado la organización de este evento cívico.
    Como en los planteles educativos, en la explanada de la SEV se saluda a la bandera que porta una escolta, se hace el juramento a la bandera, que para quienes tienen mucho de no decirlo, reza así: bandera de México / legado de nuestros héroes / símbolo de la unidad de nuestros padres y de nuestros hermanos/ te prometemos ser siempre fieles a los principios de libertad y justicia / que hacen de nuestra Patria / la nación independiente / humana y generosa / a la que entregamos nuestra existencia.
    Si usted amable lector o lectora tienen hijos en edad escolar, les recomiendo les lean este breve ensayo, nunca está de más conocer nuestra historia.
    Por cierto, esto de honrar a la bandera comenzó un 24 de febrero de 1935, cuando Benito Ramírez, un empleado del Banco de México, organizó una guardia de honor en homenaje a la Bandera de México, y esta práctica se continuó, hasta que en 1940 el presidente Lázaro Cárdenas declaró que ese día, el 24 de febrero, fuera oficialmente el Día de la Bandera.
    Sin embargo, la bandera de México tiene una larga historia, de hecho sus antecedentes se hallan inmersos desde la época prehispánica, cuando los pueblos indígenas plasmaban en estandartes los símbolos alusivos a sus gobernantes.
    Sabemos que durante la Nueva España se usó como bandera un paño blanco con la cruz de Borgoña, en cuyos extremos tenía el escudo de armas de la ciudad de México. En tanto, en la guerra de Independencia contra España, antes de la adopción de la primera bandera nacional, otras banderas o estandartes fueron usados, como la imagen de la Virgen de Guadalupe tomada por Miguel Hidalgo y Costilla de la Parroquia de Atotonilco, después de dar el Grito de Dolores el 16 de septiembre de 1810.
    Como distintivo, en otro momento del movimiento de Independencia, el general José María Morelos y Pavón usó otra bandera con la imagen de la Virgen, a la que agregó una insignia de azul y blanco con un águila coronada sobre un cactus, con las letras «V.V.M.», que significaban «viva la Virgen María».
    Sin embargo, la primera bandera nacional oficial fue concebida por Agustín de Iturbide y confeccionada en Iguala por el sastre José Magdaleno Ocampo en 1821. Aunque el águila en el escudo es similar a la utilizada hoy en día, la de 1821 no tiene una serpiente en su pico y presenta además una corona, que representa el Imperio instaurado por Iturbide.
    Asimismo, la segunda bandera nacional fue adoptada tras establecerse la primera república federal en 1823. La bandera elegida en abril de ese año tenía la única diferencia con su predecesora en el escudo nacional en el que desapareció la corona sobre el águila y surgieron la serpiente y las ramas de olivo y laurel, elementos que aún se mantienen en el diseño del escudo.
    La tercera bandera nacional oficial fue la del Segundo Imperio Mexicano. Una vez más, el patrón de colores usado fue el tricolor verde, blanco y rojo con el escudo nacional cargado al centro de la franja blanca. El diseño del escudo, ordenado por el Emperador Maximiliano I de México a don Antonio Gómez, habitante de la Ciudad de Penjamo, debía semejarse al Escudo Imperial francés, pero con un toque mexicano. La bandera dejó de usarse en 1867, cuando Maximiliano I fue destronado y ejecutado por el ejército federalista.
    La actual bandera, llamada la Cuarta Bandera Nacional, fue creada por Francisco Eppens Helguera en 1968, adoptada por decreto el 16 de septiembre de ese año y fue confirmada por ley el 24 de febrero de 1984.
    En cuanto a los colores de la bandera, éstos tiene origen en la bandera del Ejército Trigarante, y en principio su significado fue: blanco: religión (la fe a la Iglesia católica, dominante políticamente en la época); rojo: unión (entre europeos y americanos como una nueva población autónoma y unificada) y verde: libertad (la Independencia obtenida por el naciente pueblo mexicano).
    Después, el significado cambió debido a la secularización del país, que significó la separación económica y política de la Iglesia y el Estado, por el entonces presidente Benito Juárez. Los colores del lábaro patrio simbolizan desde ese momento el verde: esperanza; blanco: unidad; y rojo: la sangre de los héroes nacionales.
    Así es que este 24 de febrero ojalá haya sido la oportunidad de honrar a nuestro lábaro patrio, desde el patio de la escuela, de la dependencia donde trabajamos o la plaza cívica de cualquiera de nuestras ciudades y pueblos, y que tengamos siempre presente la estrofa del Toque de bandera, que nos recuerda: es mi bandera la enseña nacional / son estas notas su cántico marcial / desde niños sabremos venerarla / y también por su amor vivir.

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