Eleaney Sesma
Cuando las aguas políticas suben, porque los tiempos electorales se aproximan, la claridad mental y la congruencia de los actores políticos se nublan y comenten errores gravísimos, provocados por la ansiedad de querer ser tomados en cuenta al costo de lo que sea. Y es en ese punto en donde pierden toda la propiedad, la sobriedad y el trabajo político que realizaron con antelación, pues por alguna extraña razón se les olvida lo que en el pasado inmediato aseguraron y dijeron a voz de cuello, en contra de sus –ahora- aliados.
Pero no sólo se trata de expresiones verbales, sino de hechos para tirar al de enfrente durante décadas que fueron frenando el avance político no sólo de los protagonistas políticos, sino de los partidos políticos y de los pueblos. La historia no miente y cuando las fuerzas políticas se polarizan en dos extremos los pueblos detienen su crecimiento, pues la energía y la razón -de quienes dirigen los destinos y manejan los recursos públicos- se entretienen en estrategias para desbarrancar al contrario, no generan avance, ni desarrollo.
Vega de Alatorre es ejemplo de lo que líneas arriba se describe. Este lugar en dónde nació el exgobernador Rafael Hernández Ochoa, quien dio oportunidad política a casi todos los actores políticos de Veracruz, ha estado inmerso en una rivalidad política desde hace más de dos décadas. Todo empezó en 1994, cuando Román Bastida Huesca gana la presidencia municipal bajo las siglas del PRI, conservando con este triunfo, la hegemonía que ese partido había tenido desde tiempos inmemoriales.
Sin embargo a partir de ese trienio, nace la más obsesiva confrontación política que han padecido los vegueños, y que les ha significado atraso y enfrentamientos familiares. Un municipio con aproximadamente 17 mil habitantes es imposible permanecer ajeno a las luchas por el poder político y en la hora de la definición, de no quedarse en medio o ajeno a las polaridades políticas, los habitantes de este pueblo padecieron las consecuencias. Ese ha sido el guion que han protagonizado Román Bastida Huesca y Marilda Rodríguez Aguirre desde hace casi 22 años.
En 1994 cuando Bastida Huesca toma posesión como presidente municipal, lleva como directora del DIF de esa localidad a Marilda Rodríguez Aguirre, pero por alguna razón que desconoce la población, Rodríguez Aguirre renuncia al DIF municipal, lo que provoca un distanciamiento con Bastida Huesca, que con el paso de los años se fue haciendo cada vez más profundo.
Mucho tuvo que ver ese distanciamiento político, y esa administración municipal no dio los resultados que esperaba la población, muchas fueron las descalificaciones públicas que hubo entre ambos actores políticos y por primera vez en la historia de ese municipio, en las siguientes elecciones municipales de 1997, ganó el PRD con el médico José Cruz Morales Palafox.
Muchos vegueños aseguraron que –esa elección la ganó el PRD- con el apoyo de Marilda Rodríguez, quien por esas fechas se desempeñaba como funcionaria estatal en el PRI. Ese primer descalabro del Partido Revolucionario Institucional, y del cual se culpó a Bastida Huesca por su inoperancia en los últimos meses en la administración pública, fue el detonante para que en todas las demás elecciones que se realizaron en ese municipio costeño, se planearan las más truculentas estrategias, haciéndose trampas para que perdieran las elecciones uno u otro, y firmando alianzas –incluso- con partidos de oposición, con tal de no dejarse ganar.
Al llegar 1998 José Cruz Morales Palafox, se vio forzado a pagar el favor político a Marilda Rodríguez, y –según testigos de ese lugar- “operó políticamente bajo la mesa” para que Marilda Rodríguez llegase a la presidencia municipal en el 2001, presidiendo un gobierno de cuatro años. Fue en el 2004, en la elección municipal, cuando Román Bastida regresa por la revancha y busca de nueva cuenta la nominación municipal de su partido, y la pierde por 19 votos, ganando “curiosamente” de nuevo la alcaldía José Cruz Morales Palafox, erigiéndose por segunda ocasión en la presidencia municipal, ahora por el extinto partido Convergencia por la Democracia.
Fue en el 2008 cuando por fin, Román Bastida Huesca gana la elección de nuevo y llega a la presidencia municipal por segunda ocasión, y entonces entra un tercer personaje a la diatriba política: Teodoro Mondragón Escobedo, quien poco a poco y aprovechando esta guerra política, logra una significativa presencia en la cabecera municipal.
Al llegar los tiempos electorales en el 2010, Marilda Rodríguez quien ya era diputada local por el distrito de Misantla, decide pedir licencia y dejar la curul vacía durante meses, para ir a otra campaña municipal y competir por la presidencia de su natal Vega de Alatorre, por segunda ocasión. Sin importarle que el distrito de Misantla se quedase sin representante en el congreso local, pues su suplente nunca se presenta.
Esa campaña la pierde contra una mujer que era verdaderamente desconocida: Leticia Rodríguez Viveros. Candidata del PAN, que fue fortalecida por Teodoro Mondragón, quien como pago recibió una dirección municipal y el “permiso para operar la próxima elección”. Fue en el 2014, que Mondragón Escobedo logra ganar la presidencia municipal por el partido más pequeño de todo el estado: el Frente Cardenista. Teodoro Mondragón le gana a Rocío Nieda, quien con todo el apoyo de políticos encumbrados y con recursos, no logró dar la batalla, pues el actual presidente municipal le duplicó la votación de manera escandalosa.
Toda esta confrontación, trasciende hacia el territorio del distrito, trascendiendo los límites territoriales de Vega de Alatorre, pues Román y Marilda comienzan a competir, ahora ya no sólo por la alcaldía, sino por la diputación, pues Marilda Rodríguez ya era diputada local y Bastida Huesca a pesar de varios intentos de buscar la candidatura de su partido, y pese a su insistencia y trabajo político, no logra ser candidato a la diputación local por su partido, en dos ocasiones.
Son los recorridos de ambos actores por la geografía distrital, en los que sus “simpatizantes y operadores políticos” van transmitiendo esta competencia demencial, logrando frutos: el PRI fue perdiendo municipios como una réplica de lo que sucedía en Vega de Alatorre.
El PRI en este distrito está desgastado y las concentraciones que Román y Marilda han convocado, han dejado claro que ya no traen nada, que la estructura de su partido se fue perdiendo gracias a las guerras que ellos iniciaron y que su figura lejos de unir, evoca las disputas de más de veinte años en las que se aplicaron, para que el PRI perdiera elecciones. Todo por una guerra que ha sido histórica y bastante costosa para el revolucionario institucional.
Ahora el escenario con que se enfrenta el PRI es catastrófico, perdió su hegemonía en este territorio cien por ciento rural, al grado que de los 19 municipios que conforman el distrito, 14 están en manos de otros partidos y sólo cinco son gobernados por PRIístas, entre ellos Alto Lucero, donde gobierna el esposo de Marilda Rodríguez.
Ante esta desgracia, la confrontación histórica de Román y Marilda ha tomado un receso, (ya muy tarde y con muchos daños colaterales al PRI). En un evento en la cabecera municipal, Marilda y Román deciden tomarse de las manos y simbolizar, con ese gesto, una alianza, que según ellos, pudieran capitalizar para su patrimonio político.
Como ejemplo el día de ayer: convocan a una rueda de prensa, con la que pretenden echar abajo los acuerdos políticos de la Alianza Para Mejorar Veracruz, en los que está definido que el AVE será quien encabece la candidatura de este distrito.
En punto de las dos de la tarde, sin cuidar las formas ni los horarios y días de trabajo de los alcaldes y de la funcionaria estatal, en conocido restaurante misanteco asisten el alcalde de Vega de Alatorre, Teodoro Mondragón Escobedo; el alcalde de Alto Lucero, Manolo Domínguez (esposo de Marilda); Román Bastida Huesca y Marilda Rodríguez Aguirre, actual directora del INVEDEM, acompañados de los presidentes de los comités municipales del PRI de Misantla y Alto Lucero, Rafael Córdova y Addi González Dorantes, y exigen a través de la prensa local que la dirigencia del PRI Estatal, realice una encuesta para que la selección de candidato a la diputación local se modifique y no sea el AVE quien lleve prioridad, como ya se estableció, poniendo en entredicho las decisiones de la dirigencia estatal de su partido.
¿Así pretenden encabezar una formula PRIísta? Cuándo abrieron la puerta de su municipio para que otros partidos entraran al distrito, acabando con la hegemonía de un partido, que por años, fue la única opción electoral de este distrito.
Sin embargo, el fruto de esta guerra de dos décadas, es la frustración política que los ha hecho perder la razón y disfrazar una institucionalidad política, dando dobles discursos de unidad que están muy lejos de ser genuinos, pues hasta hace un mes, Román y Marilda seguían desacreditándose y poniéndose trampas. Ahora sólo articulan un discurso público y otro “en corto” en donde el “tira-tira” no está en pausa, sólo ha bajado de volumen.
Un pleito de vegueños, ha trascendido al escenario distrital, pero no conformes con eso, atentan contra el equilibrio político y los acuerdos cupulares de la alianza “Para Mejorar Veracruz”, poniendo en riesgo la candidatura a gobernador de Héctor Yunes Landa, y exigen a las dirigencias estatales de la alianza una encuesta que mida su popularidad para echar abajo el acuerdo político, de que sea el AVE, partido que gobierna en siete municipios del distrito misanteco, el que lleve prioridad.
Un fuerte tufo enrarece el clima político del distrito VIII, con cabecera en Misantla, tufillo que trae olor a pleito muy añejo.
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