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    Elena Córdova Molina

    Elena Córdova
    Luna Nueva
    Como cada año, desde que se instauró esta fecha para conmemorar a las mujeres de gran parte del mundo y especialmente en México, no sobran los reconocimientos, festejos y demás, hacia nuestro género femenino.
    A mis años, reconozco que, en la zona rural, indudablemente se ha escrito gran parte de la historia de México. Mis raíces están fincadas en este sector, lo cual me hace sentir muy afortunada en este momento y siempre. Mi familia, mis padres, mis abuelos, me enseñaron el valor y el significado de todo lo que representa el campo: la agricultura, la ganadería, la pesca, etcétera; y lo que es vivir de ello, en un sentido de autosuficiencia alimentaria, inclusive patrimonial.
    Recuerdo mucho de mi madre el valor de ser productiva, de ser emprendedora, de ser generadora. Buscando alternativas para mejorar sus condiciones de vida y la de su familia… como lo más prioritario… Lo que más le importaba a ella. Sucedía igual, porque las oía platicar entre ellas, con las demás mujeres de mi ejido –casi todas jefas de familia– de cómo se organizaban, por decirlo así, qué estrategias utilizaban para que les rindiera más su comida, su despensa; lo que habían de tener como provisiones para un buen tiempo y que no les faltara nada a sus hijos, a su familia. Dijeran los economistas, la buena administración de los recursos es importante, puesto que éstos son escasos y muy limitados, máxime, como siempre ha pasado, con la gente que vive en y del campo.
    Desde hace cinco meses, tengo la fortuna de desempeñar el cargo de secretaria de Acción Femenil de la Confederación Nacional Campesina (CNC) en el estado de Veracruz, espacio desde donde sigo enriqueciendo mi acervo cultural con el área rural. Durante este corto tiempo he logrado platicar con mucha gente del campo, como son los empresarios ganaderos –perdón por la cita, pero no puedo evitar nombrar al dirigente de la CNC, Juan Carlos Molina y a su esposa, Rosy Guízar, quienes recientemente participaron en el Houston Livestock Show and Rodeo, siendo los primeros mexicanos en llegar a este importante concurso representándonos a través de la Ganadería Rosa del Alba–, agroindustriales como también proveedores de insumos agrícolas y más aún, con los pequeños productores. Los campesinos son, a mi juicio, la columna vertebral del campo mexicano y veracruzano.
    De los temas que hemos tocado, hay una gran coincidencia en que las mujeres rurales no han sido reconocidas con justicia en la gran labor que desempeñan al lado de su compañero o esposo, pues ellas también se han incorporado como una fuerza laboral, dejando atrás su papel secundario de ser las encargadas de la preparación de los alimentos y el cuidado de la economía familiar. Ahora son trabajadoras rurales, que lo mismo agarran el azadón, el machete, hasta manejar un tractor o un camión de gran capacidad de carga, lo que destaca su importancia en el presente en la economía primaria del país. Coincidimos también en que no han bastado los programas asistenciales para disminuir la migración, pues sépase que hay muchos municipios con una gran carencia de hombres y son ellas quienes se han convertido en verdaderas y en toda la extensión de la palabra, jefas de familia.
    Muchos no lo saben, pero la mujer campesina representa más de la mitad de la población rural en este país, y con ellas existen muchos pendientes en materia de derechos humanos, equidad de género, distribución de la riqueza, salud, educación y más… lo sé bien, porque de allá vengo.

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