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    Sara Ladrón

    Ricardo Vázquez Salazar
    Esfera Política
    El hecho impactó y sigue moviendo consciencias, aún después de tres días de transcurrido. Tener el poder de convocar a 70 mil, 100 mil, o 500 mil personas -como se ha llegó a publicar-, congregados en cinco distintas regiones de la geografía veracruzana, para protestar e inconformarse por todo lo que ocurre en Veracruz, es un hecho que no hay manera de soslayar. Tampoco hay forma de subestimar a la rectora de la UV, Sara D. Ladrón de Guevara.

    Regina debió haber estado muy feliz de observar la multitud que protestaba en la plaza que hoy lleva su nombre.

    Fue un hecho sin precedentes. Un caso único en la vida académica, no sólo de Veracruz, podría decirse que de todo México. Las marchas y mítines del jueves pasado convocados por la UV, no fue un acontecimiento exclusivo de la comunidad universitaria; la respuesta fue general y se sumaron gentes de todos los sectores de la sociedad.

    Sara Ladrón de Guevara habló por el pueblo veracruzano, no se concretó a exigir el dinero que le debe el gobierno de Javier Duarte a la UV. Enarboló el sentir de la sociedad: habló por los pobres, los marginados, los desprotegidos, los despreciados, los ninguneados.

    «Nos deben. Nos deben el derecho a soñar, nos deben la esperanza de un mejor futuro, nos deben la confianza en las instituciones, nos deben una juventud sin miedo, nos deben a los desaparecidos, nos deben la paz de los violentados y la de sus familias; nos deben recursos que son obligaciones, porque no son de ustedes, estos fueron otorgados por el pueblo”, planteó la rectora.

    Sara posiblemente se convirtió en el personaje que los veracruzanos habían estado esperando. A Javier Duarte le dijo las cosas de frente, sin que le temblara la vos; le dijo lo que nadie le había dicho.

    Las palabras de la rectora van a opacar los discursos por venir de cualquiera de los aspirantes a la gubernatura de Veracruz. Sin necesidad de hacer campaña, sin declararse “incómoda” ni caer en el golpeteo mediático. Con un discurso aniquilador, Ladrón de Guevara pasó de la incomodidad al hastío; hoy se ha posicionado como el personaje político de mayor peso, mejor dicho, de mayor fuerza y penetración entre la ciudadanía en general.

    La historia de Veracruz podría escribirse como: el antes y el después de la marcha de la UV. La rectora se rebeló en contra de un gobierno que literalmente le ha puesto la bota en el cuello a la ciudadanía. Sara condenó a una administración estatal que se ha burlado y ha pisoteado la dignidad de los veracruzanos.

    La reciente marcha convocada por la UV va a provocar reacciones en cadena por parte de la ciudadanía, más de las que nos podemos imaginar, ya las está generando, por obvias razones en el ambiente político. Hoy que los “sufridos” integrantes de la familia gubernamental andan entusiasmados en busca de una curul local, por perpetuarse pegados a la ubre presupuestal, la protesta del pasado jueves ha puesto a pensar a la élite gubernamental estatal y del Altiplano.

    Previendo la tragedia que pudieron haber provocado en Xalapa, fue atinada la orden que vino del Palacio de Cobián, de desalojar a los seguidores del movimiento Antorcha Campesina de la plaza Lerdo, hoy plaza Regina, la noche anterior a la marcha de la UV.
    rvazquez002@yahoo.com.mx

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