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    Guillermo Zúñiga

    Rodrigo Montoya Rivera

    Ideas

    Este sábado se cumplió un año de la partida física del educador y político Guillermo Héctor Zúñiga Martínez, quien fuera sin lugar a dudas uno de los referentes históricos para nuestra ciudad y nuestro estado del impulso a la educación.

    Merecidamente, la UPAV y amigos del maestro Guillermo develaron la estatua erigida en el paseo de los veracruzanos ilustres frente a la Normal Veracruzana, en presencia de familiares, amistades y ciudadanía en general. Gente que por una u otra razón convivió con el profesor en vida y que apenas este sábado se dieron cita para rendirle un emotivo homenaje en el cual los oradores principales fueron José Francisco Yunes Zorrilla y su hijo mayor Guillermo Zúñiga.

    Quienes tuvimos oportunidad de conocer al fundador de la UPAV y autor de libros “La nueva pedagogía social”, «Diálogos Generacionales», «Las obligaciones de los jóvenes mexicanos», entre otros, sabemos de la calidad humana, política y como servidor público que este tenía.

    Padre de familia, se le veía por la calle de Cempoala donde vivió muchos años de su vida caminando rumbo al trabajo o de la mano de su esposa la maestra Guillermina Martínez. Formó a sus hijos con valores y principios, Guillermo, Américo y Ana Lourdes, todos profesionistas y padres y madre de familia. Como político fue un extraordinario parlamentario, Diputado Local y Diputado Federal, líder de la bancada veracruzana en San Lázaro, además de un aguerrido líder estatal del priismo veracruzano. -Sin duda en estos tiempos, son priistas como el los que nos hacen falta, hombres de palabra, cumplidores a cabalidad de lo que dicen con lo que hacen-.

    Fue un extraordinario servidor público, alcalde de Xalapa, director de educación popular, Secretario de educación, director del IVEA y Rector Fundador de la Universidad Popular Autónoma de Veracruz.

    El Maestro Zúñiga, propuso una evolución educativa en Veracruz, una serie de ideas que trascendieron en generaciones hasta nuestros días; fue uno de esos hombres, que luchó por buscar espacios educativos para todos los estudiantes, así como las mejoras laborales para los demás maestros cuando le tocó defender sus derechos desde las distintas trincheras donde le tocó combatir.

    Extraordinario orador, devorador de libros y gigante en el debate de ideas, era de los pocos políticos -sino es que el único- que podía presumir su conocimiento de las cerca de 19, 000 comunidades que comprenden al estado de Veracruz, de igual forma se le recuerda por su obra material en Xalapa y sus significativos aportes a la educación pública en la entidad, en cargos relevantes, sin embargo con gran orgullo el expresaba que el trabajo que más había disfrutado era el de maestro rural.

    «Enseñar a los que menos tienen es un acto de amor y patriotismo» una de las mejores frases que le escuche al pedagogo Guillermo Héctor Zúñiga.

    ¿Por qué escribir de el? Sencillamente por qué se debe tomar el ejemplo de un hombre que físicamente ya no se encuentra entre nosotros, pero que su legado debe plasmarse y recordarse tantas veces sea posible. A un año de su partida podemos estar seguros de que su buen ejemplo sigue entre algunos de nosotros.

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