Pablo Jair Ortega
Columna Sin Nombre
La supuesta protesta de habitantes de Mundo Nuevo, comunidad perteneciente a Coatzacoalcos, a favor de los afectados por la explosión en la planta Clorados III del Complejo Pajaritos (hoy bajo el control de la empresa Petroquímica Mexicana de Vinilo y Mexichem) dista mucho de una realidad de apoyo.
No es desconocido que grupos en el sur de Veracruz aprovechan cualquier desgracia para hacer su agosto; que no les importa la causa, porque cualquier bandera es motivo para cerrar casetas y pedir “cooperación”.
Y ahí está la caseta de Acayucan, que a cada rato era tomada por “maestros” y hasta por dizque simpatizantes de los 43 normalistas desaparecidos de Ayotzinapa. El diputado desaforado Renato Tronco también usa este mismo pretexto cuando bloquea el extremo sur del estado, en la carretera a Villahermosa.
Lo anterior es ya un modus vivendi verdaderamente imperdonable, porque no se vale que de la desgracia, nunca falten los oportunistas que se dicen solidarios, familiares o simpatizantes para ir a atracar automovilistas.
Lo que sí hay que destacar fue la presencia de obreros de diversas compañías que laboran en la planta y se congregaron afuera del complejo petroquímico para exigir el pago de sus salarios y demandar que vuelvan a laborar cuanto antes, “pues denunciaron que desde que explotó la planta el pasado miércoles no recibieron su pago semanal por sus servicios”, según nota del portal Al Momento Noticias.
Por otra parte, la organización ambientalista internacional Greenpeace también hizo su aparición en el antiguo Puerto México supuestamente para evaluar si la explosión no contaminó a Coatzacoalcos.
O sea, Greenpeace fue a Coatza a descubrir el hilo negro: un equipo de activistas busca la presencia de sustancias químicas peligrosas luego de la explosión y las muestras fueron tomadas en cuatro puntos, dos de ellos ubicados río abajo de la planta Pajaritos y dos de ellos, río arriba.
¡Bolas!… En una de esas nos enteramos qué… ¡EL RÍO COATZACOALCOS ESTÁ CONTAMINADO! ¡QUÉ DESGRACIA!
Pero ya serios, ¿a qué vino Greenpeace si ya se sabe que en el sur se respira cuanta sustancia que se lanza al aire y al mar? ¿Era necesario aparecer en medio de la desgracia con ese afán protagónico que al final de cuentas terminó en un activismo social pidiendo la verdad de lo ocurrido y no de cuidado al ambiente?
A lo anterior hubo ya una respuesta oficial: el director general de Protección Civil de la Secretaría de Gobernación, Ricardo De La Cruz Musalem, rechazó que haya contaminación ambiental luego de la explosión. En conferencia de prensa, aseguró que hasta el momento “los dictámenes no arrojan ningún signo de contaminación que ponga en riesgo a la población de la zona afectada tras la explosión que se registró el pasado miércoles 20 de abril”.
Es verdad: Mexichem y PMV tienen mucho qué explicar, mucho qué decir ante las denuncias de sobrevivientes que hablan de fugas y una planta vieja que literalmente estaba parchada y en malas condiciones. Se tiene que ir al fondo en el caso y deslindar responsabilidades. De que debe haber culpables, los hay, porque todo apunta a una grave negligencia y omisión.
La voz de los trabajadores, ante la desgracia, afortunadamente ha sido escuchada por todos lados y está ejerciendo una presión hacia PEMEX, Mexichem y PMV para que aclare de una vez por todas qué fue lo qué paso, así que no hacen falta los protagonismos de grupos que les encanta tomar casetas o tomarse la foto para el Feis.
Hacer Comentario
Haz login para poder hacer un comentario