Ricardo Vázquez Salazar
Esfera Política
Atrás quedaron las poses de arrogancia, de soberbia, de embriaguez de poder; terminaron las expresiones burlonas, los disparates y las ocurrencias. Hoy se observan rostros desencajados, preocupados por la sentencia del elegido, que hoy retumba en los oídos de muchos y les quita el sueño:
¡No se me va a pelar ni uno!
Las imágenes de este martes en que Javier Duarte de Ochoa y su equipo de colaboradores aparecen –con excepción de Yolanda Gutiérrez Carlín, secretaria de Protección Civil- con un semblante de duelo, cabizbajos y mirada triste, tratando de rumiar lo que acaba de suceder y lo que está por venir. Fueron convocados en Palacio de Gobierno por Duarte de Ochoa, para enviar un mensaje a la población.
Fue un mensaje vano, tardío, que a estas alturas, dadas las circunstancias y al mal desempeño que durante cinco años y medio ha tenido la agonizante administración estatal, simple y llanamente el llamado no encaja.
A escasos cinco meses y días que concluya su periodo, Javier Duarte dice: «Ahora es tiempo de la reconciliación y de la unidad. Quiero convocar a todas las veracruzanas y veracruzanos, independientemente de su filiación política, a mantener la unidad y el trabajo en los meses por venir».
Hoy los veracruzanos se preguntan: ¿Por qué razón Javier Duarte no hizo un llamado de reconciliación y de unidad cuando hubiera sido oportuno hacerlo, en situaciones indeseables que se presentaban conforme transcurría su periodo como gobernador?
Durante todo este tiempo, la ciudadanía ha sufrido los estragos de la violencia e inseguridad, por actos delictivos en todas sus modalidades. Madres solitarias le rogaban que interviniera para llevar a cabo las investigaciones de sus hijos desaparecidos.
Como nunca antes en la historia de México, y en ningún otro lugar del mundo ha sucedido, en los últimos once años, en Veracruz 23 periodistas han sido asesinados, desde que Fidel Herrera asumió la gubernatura. Otros fueron reprimidos brutalmente, como la salvaje golpiza que le propinaron al periodista Carlos de Jesús Rodríguez, director del Portal Gobernantes.com. Algunos tuvieron que emigrar a otras latitudes, incluso a otros continentes.
Se pensaba que el sector Salud era un área prioritaria, por obvias razones, sin embargo, la corrupción ha hecho sufrir amargamente a los veracruzanos. Los recursos fueron desviados, razón por la que nunca se construyó un hospital en 12 años. Ni uno sólo. Padres de familia de niños enfermos de cáncer tienen que hacer plantones mes a mes, para exigir el suministro de medicamentos, para protestar por la falta de equipo y de personal médico. La corrupción criminal ha participado en la falsificación de medicamentos de quimioterapia que han suministrado a pacientes. La corrupción en Salud ha acabado con la vida de un número indeterminado de veracruzanos: niños, adolescentes, jóvenes, adultos y de la tercera edad.
En Educación se registra un grave rezago. La falta de infraestructura educativa ha sido motivo por el cual niños y jóvenes veracruzanos se vean obligados a tomar clases bajo la sombra de un árbol, o en improvisadas casuchas de cartón, expuestos a las fuertes inclemencias climatológicas.
¿Por qué razón Javier Duarte de Ochoa nunca hizo un llamado de reconciliación y de unidad, para que corregir, poner orden y terminar con todas estas atrocidades cometidas?
rvazquez002@yahoo.com.mx
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