Yadira Hidalgo González
Mujeres que Saben Latín
“La lucha feminista es en contra de la ideología patriarcal, no en contra de los hombres concretos”. Graciela Hierro
Pasó el día del padre y no faltaron las típicas reflexiones sobre este día, desde aquellas que hacían alusión de manera pasivo-agresiva a esos padres que sólo se cuelgan la etiqueta pero que no son capaces de pasar un centavo a sus hijos o se fueron campantemente de casa; hasta aquellas que reconocen la labor y el cariño de aquellos que han dejado parte de su vida en la crianza de sus hijos e hijas.
Tampoco faltaron las recriminaciones de los sentidos que ven como una “usurpación” el que algunas personas feliciten a algunas madres que al quedarse solas, hacen “el papel de padre” también. ¡Ay! Eso cómo les dolió, por cierto. Pero siendo objetivas una madre es una madre y un padre es un padre. Así de obvio y simple. Sin embargo la popular “guerra de sexos” que no es más que sexismo puro y duro, contribuye a la confusión de conceptos y de miradas.
Leyendo el estupendo libro de la filósofa feminista Graciela Hierro (Cd. De México 1928-2003. Sí, ¡hay filósofas feministas mexicanas, aunque usted no lo crea!) titulado “Ética y Feminismo”, en el cual ella expone la necesidad de una ética feminista encaminada a afirmar la autonomía y la dignidad de las mujeres, destaca la necesidad de llevar a cabo una transvalorización, eliminando el concepto de valor respecto del sexo y universalizando los valores que mejoran la calidad de vida de las personas.
En otras palabras, ella plantea dar el mismo valor a los rasgos de carácter considerados como femeninos (delicadeza, suavidad, afectividad, ternura, paciencia y sensibilidad), que a aquellos considerados masculinos (fuerza, independencia, valentía, seguridad, arrojo). La idea, según lo que ella explica en su ensayo, es que estos valores asignados por sexos, sean inculcados para su deseable desarrollo tanto en hombres como en mujeres. Dando a ambas partes el acceso y el ejercicio de la afectividad, lo cual impactaría en paternidades más involucradas, cariñosas y por ende, responsables y activas.
De la misma forma, el libro plantea que esos valores considerados meramente masculinos inculcados en las mujeres, les darían la oportunidad de tomar decisiones fundamentales para la vida, como por ejemplo, la de ser o no madres. Para Graciela Hierro resulta indispensable, en una sociedad igualitaria, que la maternidad se ejercite como un proyecto humano y no, como hasta la fecha se le considera, una función natural. Así mismo pugna porque la paternidad se ejerza de la misma manera.
El libro además plantea la revalorización y distribución del trabajo doméstico, la concepción del amor romántico y su impacto en la autonomía de las mujeres, la eliminación de la competencia sexual, los objetivos de la lucha feminista y su relación directa contra la opresión específica de las mujeres.
Sabe bien leer y acercarnos a la inteligencia de una mexicana contemporánea que dedicó su trabajo y su pensamiento a comprender desde la teoría filosófica, el sentido de la realidad cotidiana que se cierne sobre mujeres y hombres desde la visión del sistema patriarcal, con propuestas firmes para erradicar esas ideas que tanto daño le han hecho al mundo, y en específico, a las mujeres.
*HIERRO, Graciela. “Ética y Feminismo”. Universidad Nacional Autónoma de México. Tercera Edición. PUEG 2014.
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