Leticia Peredo *
Grupo Coatepec
Hoy desperté sintiendo bello. Hace un día soleado, va a hacer calor; me baño, me pongo mi vestido primaveral porque me espera un día fabuloso. Durante el día tengo síntomas que se va a presentar mi período menstrual, así que llego a la casa, como y me acuesto junto a mi mamá a descansar y ¡Oh sorpresa! Me duele mi seno derecho. Ignorante de lo que vendría, me pongo una pomada para desinflamar.
Días después se presenta mi período y al segundo día, al bañarme y pasarme el jabón una y otra vez para tratar de identificar qué está sucediendo, hay dolor y hay una bolita dura. Me dije: es por mi período. Eso fue el 23 de abril de 2014, pero aún minimizaba síntomas… “es por mi período”.
El 4 de mayo aún tengo esa molestia; sigue la bolita dura alrededor de mi pezón o al lado; me da miedo tocarme y se siente caliente. Le hablo a mi ginecólogo, Jesús Ruiz Vargas, le explico y él me dice: “Vente para checarte”. Todavía yo le digo que espero a que se termine mi período para que no haya un falso diagnóstico y él me dice que me espera el jueves 8 de mayo.
El 8 de mayo, 12 horas, aún antes de llegar al consultorio, pensaba que me diría que era un conducto que estaba obstruido, se infectó y por eso está caliente o es un quiste de grasa, sin preocuparme lo operaría y listo. Cuando la asistente me dice que pase, entro y saludo a Jesús, pues aparte de ser mi ginecólogo es de mi familia y amigo de muchos años. Le explico y todavía le digo que sólo lo visito cuando me urge. Él sonríe y me indica que me ponga la bata.
Me acuesto y me empieza a hacer el ultrasonido mamario. Empezó a hacer preguntas: “¿desde cuándo sientes calor?, ¿te duele?”. Vuelve a pasar el aparato por mi seno una y otra vez y empiezo a ver cómo poco a poco cambia su expresión. Termina y me dice que me vista y yo en el vestíbulo empiezo a inquietarme.
Ya vestida entra Jesús y sentado frente a mí, por la amistad que existe, me toma de las manos, me mira a los ojos y me da el diagnóstico: “CÁNCER”. Tenemos que hacer más estudios pero todo indica que es un cáncer de mama, por el tamaño, la consistencia, el calor y el dolor que sientes.
Estoy en “shock” y lo primero que le digo: “¿y mi mamá?, tú sabes que ella depende de mí». Luego oigo sus palabras: “En este momento eres TÚ. Tenemos que hacerte una mastografía» y le pide a la enfermera que me saque cita con el doctor Enrique Castán, ¡urgente! y me dan cita el 9 de mayo a las 13 horas. Salgo del consultorio como robot y mi mente repite una y otra vez “cáncer”. Le hablo a mi hermana Paty, empiezo a llorar, casi no puedo hablar sólo escucho que me dice: “tranquilízate”. Abordo un taxi y me dirijo a mi trabajo.
Subo a hablar con mi jefe, sin parar de llorar, le digo que al ser cáncer Jesús me dijo que habría que actuar rápido. Mi jefe me dice: ”sí, en lo que podamos ayudar cuenta con nosotros”. Ya en el trabajo lo comento con mis compañeras y además hace poco vivimos el mismo proceso con mi comadre-compañera-amiga-hermana Paty Rodríguez.
Por suerte, ese mismo día 8 de mayo me llamaron de parte del doctor Castán que podrían hacerme el estudio. Me acompañaron mi hermana Cecy, su esposo y mi sobrina y allí se confirmó el diagnóstico. Ya con mi ginecólogo me comunica que el doctor Castán encontró algo en el otro seno y que lo más prudente sería hacer la mastectomía en ambos senos. Jesús me sacó cita con el doctor Martín del Campo, oncólogo de su confianza, el 9 de mayo, cumpleaños de mi papá, 9 de mayo día en que me dijeron que me amaban y día en que el oncólogo confirma “cáncer mamario y hay que quitar todo el seno derecho, estamos en buen tiempo, el cáncer se clasifica en 5 etapas y usted está en etapa 2 pero hay que operar ya”.
Le comento al doctor que tengo IMSS, pero opina que el proceso de citas en el IMSS es muy lento y la operación urge. Hablamos de costos y le digo que no puedo, que me voy al Seguro. Entonces la mano de Dios se hace presente: “BENDITO SEAS SEÑOR, GRACIAS DIOS MÍO”. Me dice el doctor Martín del Campo que en vista de ser familiar y gran amiga del doctor Jesús Ruiz, no debo preocuparme por el pago, dice: “la operamos y después vemos cómo me va pagando; usted diga cuándo es la operación, hágase estos estudios y la veo el 12 de mayo con los resultados”.
Nuevamente la Providencia se hace presente en mi vida. Mi jefe me dice que ellos pueden apoyarme con un préstamo y así junto con mi familia, TODA, empezamos este “viacrucis”. Todos han estado conmigo de una forma u otra. Mi mami formó hijos que ante una situación difícil, permanecemos unidos. “No te preocupes mami, todo va a salir bien”.
Tenía fecha de operación el 16 de mayo pero por una gripa tuve que aplazar mi cirugía. Mientras, Dios estaba moviendo sus piezas en mi vida, nunca me abandona, pues me habla el doctor Jesús y me dice que no me preocupe por sus honorarios y que la doctora Caraza iba a unirse a la cirugía como anestesióloga y no iba a cobrar, así que de la cuenta que dijo el doctor Martín del Campo, iba a bajar mucho. Debo decir que la doctora Caraza es una amiga de toda la vida, su mamá y la mía eran comadres y siempre estuvimos juntas, por eso digo “Dios mío, cuánto me amas, bendícelos y que Dios les devuelva su bondad”.
Llegó el 27 de mayo, me hicieron un marcaje en el seno izquierdo y al entrar a cirugía le dije al doctor Jesús que él decidiría en caso de ser necesario quitar los dos senos. La doctora Caraza me daba ánimos y yo me sentía bien. Claro que días antes hablé con el Padre Lafontaine y con el Padre Quintín, me confesé y me ungieron con el crisma. Recuerdo las palabras del Padre Lafontaine: “Haz oración y di : Señor la hija que tanto amas te necesita». Y así lo hice. Y el Padre Quintín me aconsejó: “háblalo, no te quedes callada, eso te va a ayudar y no te preocupes por si lloras, también te hace bien pues las lágrimas purifican”.
En la cirugía estuvieron mis hermanos y mi hermana mayor se quedó con mi mamá. Al despertar de la anestesia veo al doctor Martín del Campo y me dice: “salió todo bien, sólo retiramos el seno derecho; en el otro no hay nada, nos vemos mañana”. Fue una noche tan larga y oscura que viví; sólo rezaba, cantaba, oraba, pero las horas iban muy lentas.
Al otro día, pasó el doctor Ruiz a preguntar cómo me sentía y le dije que bien, pues no tuve náuseas ni molestia alguna y me da indicaciones de que me pare, camine y me bañe, porque me va a dar de alta más tarde. Vio mi cara de asombro y sonrió. Así que antes de 24 horas de operada, me paré, y me bañé; no permití que mis hermanas Paty y Charo me ayudaran porque no quería ver sus caras al verme mutilada, así que sola me bañé y al sentir el agua sobre mi cuerpo pensé: “estoy viva”.
Mi hermano me llevó de regreso a casa, donde me recibieron mis hermanas y mi mamá, pero esa noche no pude dormir… veía las manecillas del reloj tan lentas y pasé otra noche muy larga. Al tercer día de la cirugía sentía el dren muy incómodo y sin dormir, empecé a llorar y llorar y fue la primera y única vez que lloré.
Quiero decir que toda mi familia estuvo conmigo y eso me ha hecho fuerte. He contado con la ayuda de amistades, tan solo la enfermera Adriana Briones me estuvo haciendo mis curaciones y el vaciado del dren durante los días que lo tuve. Cuando a los 6 días de la cirugía, vi al oncólogo Martín del Campo, me quitó la sonda y me dijo: “a mover el brazo para que no se atrofie el músculo… va a hacer 200 ejercicios de subir escaleras con el brazo y con los brazos extendidos hacer círculos, y si quiere estar bien, hágalos” y así empecé a hacer mis ejercicios mientras llegaba la cita de mi primera quimioterapia
Durante estos días tuve muchas visitas de amigos, de familiares, mi jefe con su esposa, compañeros de la Iglesia de San Jerónimo y de la Rectoría de Nuestra Señora de Guadalupe. Dios los bendiga a cada uno.
Y llega el 21 de julio. Mi cita a Tejerías. Voy contenta, ilusionada, a empezar mi tratamiento. Llego y me recibe la doctora Teresa Gómez Moreno, muy seria, pero humana, sensible, y me dice que van a ser 8 quimioterapias y 25 radiaciones. Paso a la primera y encuentro enfermeros como si fueran ángeles: Tere, Charito, Edgar, y me recomiendan que puedo tomar todo lo alternativo que desee, pero que nunca deje el tratamiento y así lo hice. En junio empecé a ir al “Grupo Coatepec, de apoyo a mujeres con cáncer de mama”, que me han ayudado y me han acompañado durante todo mi tratamiento.
En la cuarta quicio, la doctora Teresa Gómez me dice que iba a empezar con la vacuna o sea el medicamento Transtuzuma B y va a ser por un año. Yo había pensado que iba por menos, pero mi jefe, el Químico Víctor, me dijo que era mejor así porque después podría lamentar que no lo hubieran prescrito. Así que adelante, Dios me ha favorecido, no he tenido secuelas, en diciembre tuve mi última quimio. Siempre que iba a las quimios pedía a mis amigos que rezaran por mí, así que siempre iba acompañada de ángeles. Siempre fueron conmigo mis hermanas Cecy (casi siempre), Luchy, mi hermano Goyo y Bere. A todos “gracias”.
Y así llegó el 3 de marzo, en que inician mis radiaciones, fueron 25, pero nuevamente Dios se hace presente pues fueron en Xalapa, en el Cecan, más cerca. Ahí he encontrado más hermanas con la misma enfermedad, pero todas con optimismo y mucha fe en Dios de que todo saldría bien y nos damos ánimo..
Deseo comentar que sólo cuando tuve el dren y la sonda falté a misa, pero después, cada domingo, hasta la fecha, no falta la misa dominical en mi vida, pues es la fuerza que me hizo ir bien en mi tratamiento. Hablo de Dios porque Él ha hecho maravillas en mi vida y las he visto. Por eso digo a todas las que han sido detectadas con cáncer y a las que están en tratamientos, que confíen en Dios, crean en su poder, pues Él nos ama y vino a salvarnos. Tenemos una misión y es hermoso cuando la descubres; para mí es “ser luz para otras”, ayudar a donde Dios me envía, por eso sentí que Dios me enviaba al Cecan a mis radiaciones. Y también les digo:” muestren su cara llena de amor a los demás, pónganse hermosas, sean coquetas, compartan la alegría de vivir”. Yo soy Leticia Peredo, tuve cáncer, estuve en tratamiento, pero QUIERO VIVIR.
* El Grupo Coatepec planea llevar en una Memoria, testimonios de sus integrantes que padecen o padecieron cáncer de mama, en aras de dar a conocer sus experiencias.
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